Magnífico. Insuperable.
Maravilloso. Ya está. Supongo que ha quedado suficientemente claro lo que me ha
parecido el disco nuevo de Kasey Chambers. Adjetivos que, dichos sea de paso,
pueden aplicarse al 90% de su carrera. Y además estamos hablando de un disco
doble. Un trabajo en el que la acompaña en la producción ese genio en la sombra
que es Paul Kelly, y que comparte tareas con el propio hermano de la cantante.
Veinte canciones espléndidas donde muestra todos sus registros (que no son
pocos) y que la han llevado al número uno de las listas de su Australia natal. Ahí
están el blues tradicional de «Pompeii», el country-pop de «Satellite», el
swamp blues vía Nick Cave de «If I Died», el folk en «No Ordinary Man», el jazz
apocalíptico en «Ain’t No Little Girl»…Oscureciendo por su innato magnetismo
las colaboraciones del propio Paul Kelly en «Hey» o de Keith Urban en «If We
Had a Child», Chambers brilla con luz propia en todos los temas consiguiendo
que no puedas quedarte con uno solo. Y van once. Esos son los discos que ya ha
editado Kasey Chambers y que la convierten, por calidad y recorrido, en la
mujer más importante de la historia de la música australiana. Y si crees que
estoy exagerando este Dragonfly es
una buena forma de convencerte de que no es así.
Publicado en Ruta 66 (Mayo 2017)
Sonando: Satellite de Kasey Chambers
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