miércoles, abril 30, 2014

Al bluesman cáustico le da por acercarse al ruido



Por si no fuera suficiente la alegría de reencontrarse con las canciones del cantautor blues cáustico, encima nos llegan con el buen hacer del gran Mike Mariconda a la masterización, aspecto este que ha conseguido dotar de más empaque a los temas del catalán. Con Pedro de Dios de Guadalupe Plata como invitado y sus habituales scratches, guitarras distorsionadas y voces metálicas, Caustic Roll Dave confirma aquí que lo suyo va en serio. Que canciones como «Distorted Rumble», «Restart», «Many Pigs» (¿un amago de canción política?) deben ser tomadas como el paso adelante que requería su ya firme propuesta y que no hacen sino confirmar lo que apuntaba en su debut, Long Term Music: que los caminos del blues son inescrutables y que hay muchas maneras de andarlos. Esta es una de ellas. Y me gusta.

Reseña del disco Approaching Noise aparecida en Mondosonoro de Mayo de 2014 

Sonando: Restart de Caustic Roll Dave

lunes, abril 28, 2014

Discos que no



No todo van a ser parabienes. No todos los discos que caen en mis manos van a parecerme obras maestras. Algunos de ellos, incluso, me parecen casi una broma, aunque me abstendré de criticarlos siguiendo la premisa de que prefiero dedicar mi tiempo a recomendar aquellos trabajos dignos de ser escuchados. Eso sí, no me puedo ahorrar el hablar de tres discos sobre los que se me ha pedido opinión en diversos medios (Facebook, e-mail, charlas informales) por activa y por pasiva. Así que voy a ello.

War on drugs. No me ha gustado. Es más, no me ha gustado nada. En mi opinión es un bluff, pero de los gordos. Y ahora que todo el mundo habla maravillas del disco yo digo que no. Que estará muy bien, que la producción será maravillosa, que las canciones serán geniales, pero a mí me transmite cero. Nada de nada de nada, vamos.

The Black Keys. Ya lo he oído entero y procedo: “cagada pastoret”. Otro no. Este más grande aún. Y la gente, como son The Black Keys, intentando autoconvencerse de que les gustan los dos singles filtrados, de que tienen su gracia. Va, iros por ahí. A cualquier otro grupo que grabar ese disco os los cargaríais sin piedad y a The Black Keys no. No se puede. No es de recibo. Si me permiten yo paso de jugar a eso. Mi definición del disco es infumable (insisto, teniendo en cuenta que es un disco de The Black Keys. Si fuera un disco de un grupo de dance pues estaría bien, supongo).

Ray Lamontagne. Ay, qué mal me sabe pero…tampoco. No, joder, tu no Ray. Alguien le puede dar un golpe en la cabeza a Dan Auerbach y que se deje de tonterías. Sólo hay apenas tres o cuatro temas que me recuerdan levemente al mejor Lamontagne. El resto no se aguanta. Y es otro caso con el que la gente hará un esfuerzo sobrehumano para que el disco les guste. Si la producción se ha cargado hasta la magnífica voz de Ray. Hay que joderse. En fin, esperaremos al siguiente.

Sonando: Supernova de Ray Lamontagne

viernes, abril 25, 2014

Casey James Prestwood, dejándome llevar por una portada

Hay discos que ya desde su portada anuncian que esconden algo grande dentro. Fue lo que me sucedió cuando vi la de Come Cry With Me de Daniel Romano y lo mismo me sucedió al ver la de Honky Tonk Bastard World de Casey James Prestwood. Un disco de esos sin pretensiones, con la única intención de construir canciones bonitas con el country más tradicional y el honky tonk como nexo común. Eso se traduce en sonidos claros, guitarras limpias, buena voz y letras que hablan de las vicisitudes de la vida que se ahogan en whisky los fines de semana. Un álbum que no hubiera ruborizado firmar en estos tiempos a Johnny Paycheck o a Ray Price y que, desde luego, hubiera hecho las delicias de Gram Parsons. Muy superior a aquel The Hurtin’Kind con el que debutaba en 2006, el de Virginia, criado musicalmente en Alabama ha hecho de la compañía y los sonidos del tejano Kevin Finn un elemento básico para su música. Con ello ha conseguido una propuesta más que interesante en la que es capaz de sonar a una especie de Nick Lowe country en «Baladeer», a Buck Owens en «Sorry in Advance» o a The Louvin Brothers en «Wishes». Así que confirmado lo apuntado por el artwork. Bueno, bonito y barato.

Sonando: Wishes de Casey James Prestwood

jueves, abril 24, 2014

Secret Sisters, no solo acaban canciones de Bob Dylan...



Laura y Lydia Rogers son las Secret Sisters. Desde su debut, en 2010, se les colgó rápidamente la etiqueta de versión femenina de los Everly Brothers. La cosa estaba cantada. Dos hermanas tocando música de raíces y haciendo juegos vocales. Y  no les fue mal, el disco recibió buenas críticas y el hecho de que se atrevieran a versionar a Frank Sinatra consiguió que la crítica aún se fijara más en ellas. 

Y para su segundo álbum se han guardado un disparo más certero, si cabe. Porque las Rogers, bajo la supervisión de T Bone Burnett han acabado una canción que Bob Dylan nunca terminó en los 80 y que responde al título de «Dirty Lie». Y el tema es un auténtico tiro. Aseguran que la finalizaron en un par de horas y que buscaban reflejar el ambiente de los clubes nocturnos de jazz de los 50. Y doy fe de que lo han conseguido. Además, el propio Dylan dio su aprobación al resultado de un tema que se ha convertido en el centro de un disco espléndido. Porque las chicas van más allá de la roots music y apuestan por nuevas sonoridades y arriesgados ritmos que espantarán a los más puristas. Por algo Jack White fue el primero en fijarse en ellas y les editó a través de Third Man Records un single hace unos meses.  Porque tienen algo que las hace diferentes. Algo que te lleva a la hipnosis con unas voces que huyen de las clásicas armonías para hacer algo menos habitual. Si en su debut se atrevían con el citado Sinatra, Buck Owens, George Jones o Bill Monroe, entre otros, aquí arrancan el disco con algo más contemporáneo y bordan «Rattle my bones» escrita por la deliciosa Brandi Carlile. Aunque es sólo un guiño, porque lejos de repetir fórmula y volver a hacer un disco prácticamente de versiones, en Put you needle down dominan los temas propios, y eso es de agradecer. Porque «Luka» o «I cannot find away» (¿la imaginan cantada Por Roy Orbison?), por ejemplo, son muy buenas canciones. Y porque tiempo hay de versionar a PJ Harvey en «The Pocket Knife» o volverse a dejar ayudar por Carlile en «Bad habbit» que componen a medias. Y es que son buenas, originales y suenan bien. Si encima Burnett hace el resto con una impecable producción que recuerda ligeramente a Daniel Lanois la cosa está clara. Discazo al canto.

Sonando: Black and blue de Secret Sisters

lunes, abril 21, 2014

Ego trip en Sant Jordi

Se acerca el día del libro. El miércoles es la fecha pero servidor, dado que forma parte de la particular familia de 66rpm Edicions, empieza la fiesta mañana mismo. Por la tarde, en la Fábrica de Estrella Damm estaremos a partir de las 19:00 h. para disfrutar de las presentaciones de mi amigo Andreu Cunill y su tremenda revisión del soul más oculto en Espíritus en la oscuridad, del libro de fotos que Carles Rodríguez ha dedicado a Sidonie y del Rock & Roll del gran Carlos Zanón, maestro y amigo. Además de cerveza gratis y actuaciones musicales (ojo que habrá sorpresas), los autores de la editorial estaremos firmando libros a quien lo desee y yo aprovecharé también para firmar mi novela alrededor de la figura de El Cabrero editado por Ediciones Lupercalia (cosa que debo agradecer, otra más a los capos de 66rpm).

Al día siguiente, 23 de abril, esperemos que Sant Jordi asuste a la lluvia porque podrán encontrarme a las 18:00 en la paradita de la editorial en Rambla Catalunya con Consell de Cent, y a las 19:00 h en plena Rambla, a la altura de Sant Mónica. Objetivo claro: firmar de nuevo todo lo que quieran y charlar con ustedes en un día tan especial.

Sonando: When I Write a Book de Rockpile

martes, abril 15, 2014

Dave Van Ronk, recopilatorio imprescindible



Estaba cantado. Fue aparecer el rumor de que la nueva película de los hermanos Coen, la controvertida Inside Lewyn Davis podía girara alrededor de la figura de Dave Van Ronk (cosa que no es del todo cierto)  y empezar a aparecer recopilatorios del veterano folkie, protagonista por cierto de varios pasajes del Crónicas de Bob Dylan. Eso sí, el mejor de todos ellos se me antoja este cuantioso volumen editado por Folkways. Y lo es por varios motivos. El primero porque permite adentrarse sin problemas en la carrera del “alcalde de la calle McDougall” y comprender porque se le considera mentor de gente como el citado Dylan o Jack Hardy. El segundo porque la presentación es excelente con tres CDs conteniendo casi tres horas de música y un libreto de 40 páginas realmente espléndido. Y el tercero, y quizá el más importante, la oportunidad de disponer de 16 grabaciones que nunca antes habían sido publicadas y que por sí solas ya justifican la adquisición de esta pequeña gran box-set. Si todavía no sabías que Van Ronk era un genio, aquí tienes la oportunidad para confirmarlo. Leyenda.

Reseña aparecida en Ruta 66 de marzo de 2014

Sonando: Dink's song de Dave Van Ronk

lunes, abril 14, 2014

Rodney Crowell, suma y sigue



Parece que el viejo Rodney ha decidido que ha llegado el momento de dejarse de discos de duetos y retomar su carrera en solitario, huérfama desde el ya lejano y excelso Sex And Gasoline (2008). Así que este Tarpaper Sky es recibido como agua de mayo por los numerosos seguidores que Crowell tiene, y entre los que me cuento. Para hacerlo, el country-rocker se ha reunido con la misma banda con la que grabó, en 1988, el también espléndido Diamonds & Dirt, uno de los discos cumbre de su discografía. Aborda su visión del blues en «Jesus Talk To Mama», construye un himno imperecedero con «The Long Journey Home [For Ben]», se divierte y juega con Nueva Orleans en «Fever On the Bayou» y se pone íntimo en «God I'm Missing You» en cuya composición participa Mary Karr con quien compartió KIN en 2012. Encima tiene el detalle de cerrar el disco con homenajes a dos buenos amigos suyos, «The Flyboy & the Kid» a Guy Clark y «Oh What a Beautiful World» a John Denver. El tipo no se cansa de seguir escribiendo páginas de en la historia de la música americana, y nosotros no nos cansamos de escucharlo. Esa es la realidad.

Sonando: Fever on the Bayou de Rodney Crowell

viernes, abril 11, 2014

Las chicas se ponen camperas



Dos buenos discos andan rondando mi equipo estos días. Y ambos tienen como común denominador ser cantados por mujeres y situarse en el terreno del country más o menos tradicional. Por un lado Carlene Carter, hija de June Carter, acaba de publicar el que es probablemente el mejor álbum de su carrera, Carter Girl. Más allá de ser clavada a su madre en la portada, Carlene decide hacer un disco en el que tira del legado familiar con una banda que tira de espaldas y en las que destaca Jim Keltner a la batería y Greg Leisz a la pedal Steel, sin olvidar colaboraciones de Willie Nelson o Kris Kristofferson. «Gold Watch And Chain» y «Little Black Train» de la Carter Family, «Poor Old Heartsick Me» de las Carter Sisters, «Tall Lover Man» de su madre June y «Troublesome Waters» de su padrastro Johnny Cash, se combinan con una única canción firmada por Carlene, «Me And The Wildwood Rose». Además se atreve a reformar otro tema de la Carter Family, «Lonesome Valley 2003» al que añade unos versos y en el que la colaboración de Vince Gill se me antoja espectacular.  La producción del discutido Don Was hace el resto en un disco tremendo.

Por otro lado está la siempre exquisita Zoe Muth, que con sus Lost High Rollers regresa con World of Strangers. Conocida como la Emmylou de Seattle nos vuelve a ofrecer diez temazos que transitan entre el country clásico y el folk-rock demostrando el por qué se la considera una de las grandes compositoras de la música de raíces actual. «Little Piece of History», «April Fool» (versión de Ronnie Lane) o «Mama Needs a Margarita» son canciones que vienen para quedarse. Por no hablar de la espléndida «Annabelle», que la propia Muth ha definido como el anti Honky Tonk. Otra vez deliciosa, vaya.

Sonando: Annabelle de Zoe Muth

jueves, abril 10, 2014

El viejo Leon vuelve a rugir



Que a los 71 años Leon Russell regrese con un disco que muchos situarían entre los cinco mejores de su carrera dice mucho de él. Yo no sé si me atrevo a tanto, pero no hay duda de que Life Journey es un disco tremendo de principio a fin. Y aunque es cierto que disfruto más de Russell cuando su voz se rompe y la música parece surgida del garito más escondido de la Nueva Orleans que cuando su sonido se vuelve demasiado orquestal, este disco camina sin tropiezos de principio a fin. La apertura con «Come On Into My Kitchen», original de Robert Johnson, ya anuncia que algo gordo se nos viene encima, pero es que la continuación con ese «Big Lips», original del propio Leon no se queda atrás. La orquesta hace su aparición con un «Georgia on my mind» no por manido menos excelso. Tampoco es una canción poco versionada «Fever», aunque aquí adquiere nuevas texturas en un tratamiento espléndido por parte de la banda de Russell. Incluso la sorprendente versión del «New York State of Mind» de Billy Joel pasada por el filtro que le hubiera puesto Frank Sinatra es capaz de hacernos levantar del asiento, aunque servidor se queda, sin dudarlo, con «Down in Dixieland», otra original de Russell, llena de swamp-soul y dixie. Haciendo honor a su nombre.

Sonando: Down in Dixieland de Leon Russell