Aunque podría no voy a hablar sobre aquel texto en
el que Jordi Tardà decía haber pasado unas horas en el hotel de los Stones
jugando con Keith Richards al ping pong. La verdad es que no puedo imaginarme
la escena. Tampoco lo haré sobre lo que me sorprendió ver en televisión lo bien
que juega al mismo deporte el filósofo Xavier Rupert con sus casi 75 años de
edad. Lo cierto es que se me ocurrió escribir este post, más personal que otra
cosa, el pasado domingo, a punto de jugar un partido importante. Porque sí,
servidor juega a tenis de mesa, de manera oficial, y lo mezcla con la música,
cómo no. Mis inicios en el tema de la pelotita y las palas se remontan a mi adolescencia.
Mi padre, varias veces campeón de diversos torneos amateurs me metió el
gusanillo en el cuerpo. Empecé jugando
en el Centre Gimnàstic Barcelonès y acabé en el Atomic Bagà. Hace un montón de
años, más de quince, pero creo que llegué hasta la categoría de Preferente. Años
después decido volver, y tras un año jugando de manera informal he vuelto a la
competición esta temporada. Con 37 añazos a cuestas (los lunes se notan) y
empezando por lo más bajo, tercera provincial. Juego en el CTT L’Hospitalet y a
día de hoy, con media temporada cumplida, estamos metidos entre los cuatro
primeros, luchando por el entrar en el ascenso al que van los dos primeros
clasificados. Nuestro balance es de 9 victorias y cuatro derrotas. Servidor ha
jugado 10 partidos en total y he ganado 8 y perdió 2, con un aceptable 80% de
victorias. La cosa es que esto de jugar los domingos me provoca un ritual que
repito todas las semanas que voy convocado.
El primero de ellos es salir de casa con música a
toda leche puesta en los cascos. Esta semana lo hacía con el disco de debut de
John The Revelator. El partido era importante y requería algo muy cañero. Tras
dos derrotas consecutivas que nos habían descabalgado de la cabeza necesitábamos
ganar. Encima yo iba de número uno con la presión de tener que ganar mis dos
encuentros para que el partido no se nos fuera de las manos. Nos visitaba el
Club de Castelldefels, con un balance de 4 victorias y ocho derrotas engañoso,
porque más de la mitad de los partidos perdidos se habían producido por la
mínima. Tras calentar un rato sigue mi ritual. El club tiene un sillón en el
que me siento media hora antes del partido, coloco los pies encima de una
silla, cierro los ojos y pongo «Heroes» de
Bowie. Peliculero que es uno. Me aíslo del sonido exterior, siempre con la
misma canción, sonando en un repeat que suele llegar hasta la cuarta o quinta
reproducción. Entonces miro al otro equipo y analizo su forma de jugar. Para ello
siempre el Exile On Main Street. Me
pone en marcha. Miro como calientan los contrarios. Quien va bien de derecha,
quién de revés. Rip this Joint. Durante el sorteo sigo aislado. Sweet Virginia.
Nunca participo de ellos. Decidimos colocarme de número 2 para evitar al número
1 de ellos y que nos aseguremos mis partidos. Ellos hacen lo mismo con lo cual
el último partido del día nos enfrentará a los dos. Ambos fallamos en la
jugarreta. Uno de mis compañeros gana el
primer partido, fácil. 1-0 para nosotros. El objetivo es ganar cuatro, para el que no lo sepa.
Empiezo el primero mío. Gano fácil, también, 3 sets a cero y 2-0 para nosotros.
Vuelvo al sillón y pongo «Happy» de los Stones cantado por Richards, claro, mi
única banda sonora durante los encuentros. Perdemos el siguiente, ganamos el que sigue y
perdemos el precedente al mío. 3-2 para nosotros. Tengo que jugar con la
presión de que si no gano vamos al desempate jugando los dobles. Utilizo una
parte de los minutos de calentamiento para escuchar «Happy» otra vez. Empiezo
mal, pierdo el primer juego 11-8, pero me llevo el segundo 6-11 y el tercero
5-11. Él está nervioso, yo no. Tarareo internamente «Happy» siempre lo hago.
Empezamos el cuarto y me barre. 11-2. Me he relajado, al final hasta me he
dejado ir, pero aún queda un set. Empezamos igualados hasta el 4-4 y me voy de
dos hasta el 6-4, a cuatro puntos de la victoria final. Él se queja al árbitro.
Se ha olvidado de que en el partido de desempate hay que cambiar de campo al
llegar al punto 5. Dice que no se ha dado cuenta y me pide repetir el punto. La
decisión está en mis manos, si yo no quiero el árbitro no me puede obligar.
Deportivamente acepto aunque pienso que el otro me está piruleando. Me empata a
6 y me vuelvo a ir hasta el 9-6. Dos puntos y la victoria. Entonces dejo de
tararear internamente «Happy» y empiezo a pensar “si no hubiéramos repetido ese
punto estaría a solo uno de la victoria”. No puedo tararear, no me sale. 9-7,
9-8, 9-9, 9-10. Tiempo muerto. Lo pide mi capitán. Yo le digo que no, que
estaba a punto de volver a tarear y él me mira con cara de este tipo está chalado.
Me dice que he perdido los cuatro últimos puntos, que no estoy siendo yo, y yo
sólo quiero que se calle para que me deje tararear. No me da tiempo y el
árbitro nos llama. Saco yo. Saque lateral con efecto, engañando con la muñeca,
la devuelve cortada y mi bola se va a la red. Partido perdido. Al desempate. Mi
equipo me mira. He fallado. Tienen miedo de perder. El supuesto ascenso se
pondría casi imposible.
El capitán nos reúne. “¿Quién juega el dobles?”.
Todos callan. “Yo”, suelto. “¿Estás seguro? Acabas de perder, ha sido duro
mentalmente y físicamente han sido cinco sets ¿aguantarás?”. “Si me dais cinco
minutos más sí” y me voy a buscar mis cascos. I need your love, baby won't ya keep me happy. Ganamos los dos
primeros sets, y perdemos los dos siguientes. Último set y ahí se resuelve todo.
Nos vamos 9-6. Otra vez a dos puntos del partido, como antes. Nos empatan a 9.
Cojo a mi compañero y le digo “yo hoy no
pierdo dos partidos igual, te lo garantizo, dos puntos y a casita”. Su
mirada me dice que se fía de mi. Hacemos el 10-9. Los cuatro estamos nerviosos
pero yo tarareo en mi cabeza. La corto con todas mis ganas y no la pueden
devolver. 11-9. Never blew a second chance, oh no….
Sonando:
Happy de The Rolling Stones
PS: Después de la ducha el capitán me dice “dentro
de dos semanas jugamos con los primeros. El partido es importante, mentalízate
que juegas”.