lunes, abril 30, 2012

La magnitud del desastre

Toda valoración de un desastre depende de la vara de medir que se use. Lo que para algunos puede ser banal, para otros se convierte en imprescindible. Como mi gorra. Sí, sí, he dicho mi gorra. Elemento indispensable de mi vestimenta los últimos dos años, no sólo para evitar resfriados, que también, sino por estética. Me gusta. Mi gorra de escritor que dice Coco. Sólo faltó que Quique González me dijera un día que parecía salido del Greenwich Village para acabarme de convencer que nunca me separaría de ella. Al menos voluntariamente. Porque de manera involuntaria desapareció en la fiesta de 66rpm. Tras dejarla encima de la funda de mi guitarra no la volví a ver. Mi cabreo unido a la decepción fue considerable. Ya sé que estaréis pensando que sólo era una gorra pero para mí es muy especial. Me ha acompañado en algunos de los mejores momentos de mi vida y me daba rabia perderla sin saber muy bien como. Rarezas que tiene uno. Que la gente me repitiera “sólo era una gorra” no hacía más que aumentar mi cabreo.

Andaba yo el viernes leyendo el blog de Dedos Pegajosos, dedicado esta última semana a hablar del ínclito Oriol Llopis y su nuevo libro, precisamente La Magnitud del Desastre. Algo me hizo levantarme de la silla de la mesa del ordenador para volver a mirar por enésima vez la funda de la guitarra. No, no estaba allí. La había buscado ya varias veces convencido de que podía aparecer por arte de magia. Así que decidí ponerme a cambiar las cuerdas. Tres se habían roto después de que el excelente guitarrista de Pájaro hiciera su show con ella. Cuando la cojo y la miro, allí estaba ella. Mi gorra dentro de la guitarra. Se había colado, como si tuviera vida, por al boca de la caja. La magia se había hecho realidad. Por culpa de Llopis y de Pájaro. Lo tengo claro. Así que los homenajeo leyendo el libro de uno mientras suena el disco del otro. Hoy se publica, precisamente, el libro de Llopis. He tenido la oportunidad de participar en su concepción, leyendo sus paquetes (que no capítulos) antes de llegar a imprenta. Aunque en un momento decidí no seguir leyendo. Quería guardar algo de magia para cuando el libro estuviera en mis manos. No crean que no me costó desengancharme. Llopis ha confeccionado un libro desordenado, como el Crónicas de su denostado Bob Dylan. Una obra igual que él (que Oriol, no que Bob). Hilarante. Ruidosa. Descarnada. Punzante. Irreverente. Políticamente incorrecta. Vital. Expresiva. Tenaz. Adictiva. Su subtítulo lo dice todo. Memorias De Un Rock Crític Poco Fiable. Fíense de mí y corran a buscarlo.

Sonando: Perqué de Pájaro

viernes, abril 27, 2012

Mick Jagger por Mark Spitz

Ando enfrascado en la lectura del libro de Mark Spitz le ha dedicado a la figura de Mick Jagger. Rebelde, rockero, granuja y trotamundos, reza un subtítulo poco ingenioso pero tremendamente claro sobre lo que va a ofrecer el volumen. Cuando ya he leído más de la mitad, con satisfacción, descubro que Spitz ha logrado lo que pretendía según su introducción. Su objetivo era claro, despertar las simpatías hacia Mick. Demostrar que ni Jagger es tan malo, ni Richards tan bueno. Ni uno es un despiadado hombre de negocios sin alma, ni el otro un encantador y entrañable capitán pirata al que todos querríamos como abuelo. Spitz ahonda en los detalles de la relación Jagger-Richards y aunque deja claro sus preferencias por Jagger también comprende que todos nos sintamos más cerca de Richards. Tampcoo penséis que se trata de una continua ristra de alabanzas hacia Jagger, todo lo contrario. Spitz lo critica cuando ha de hacerlo, incluso de manera ciertamente dura, pero también incide en lo poco justo que se ha sido con el personaje con sentencias periodísticas del estilo “Mick Jagger no es músico porque no sabe tocar ningún instrumento”. Hilarante me parece el momento en que Spitz entra en la discusión creada a raíz que Keith dijera que Jagger la tiene pequeña. El periodista compara el miembro de Mick con el de John Lennon para llegar a la conclusión de que su tamaño está dentro de la media ¿por qué me gustará tanto la literatura rock?

Sonando: Sympathy for the devil de The Rolling Stones

jueves, abril 26, 2012

A 45 rpm. The Horrible Crowes - 7" Record Store Day

Abro sección. Cada cierto tiempo y sin una periodicidad establecida comentaré algunos discos bajo la etiqueta “A 45 rpm”. La cosa está clara ¿no? Aquí sólo van a caber singles. Ese objeto que, no nos engañemos, tiene más de fetiche que de útil pero que te obliga como pocos soportes a estar pendiente de lo que acabas de pinchar. Porque sabes que unos minutos acabará y debes darle la vuelta para oír esa cara B con una o dos canciones más. A pesar de haber comentado singles ya por aquí, inicio hoy la sección. Y lo hago porque ayer los amigos de Carajillo Records tuvieron la iniciativa de crear la primera feria de discos ¡sólo de 7”! Impagable, oigan…

El honor de abrir sección lo tienen The Horrible Crowes con el single que editaron para el pasado y reciente Record Store Day. El grupo paralelo del cantante de los Gaslight Anthem, Brian Fallon, se saca de la manga un precioso single con un par de temas en directo, «I Witnessed A Crime» y «Bloodloss». Grabado en directo el 15 de septiembre de 2011, tiene el encanto de haber sido capturado en la tienda Fingerprints Music, en California. 1500 copias editadas, de las cuales 300 son en vinilo rojo y, como deferencia, sólo se pueden comprar en la susodicha tienda de Long Beach. Yo, evidentemente, tengo la copia en vinilo negro, pero lo estoy disfrutando enormemente.

Sonando: Bloodloss de The Horrible Crowes

miércoles, abril 25, 2012

Levon Helm (por Louie Pérez de Los Lobos)

Hace sólo tres semanas Los Lobos, una de mis bandas favoritas, participaban en uno de los Ramble At Ryman que Levon Helm convocaba periódicamente en su granja-estudio de Woodstock (lo hicieron junto a Mumford & Sons). Mis lobunos amigos mantenían una larga amistad con Helm y por eso, Louie Pérez, a quien tuve el gusto de entrevistar hace un par de años dedicaba unas bonitas palabras a Levon tras conocer su muerte. Vino a decir algo así…

David Hidalgo y yo llegamos a Woodstock una fría noche de 1991. Habíamos volado desde L.A. para grabar unas canciones con algunos de nuestros héroes musicales para nuestro próximo disco. Cuando apenas habíamos lanzado las chaquetas en una silla sonó el teléfono. Al otro lado del auricular una voz, con ese tintineo tan característico del Sur, me dijo. “Hey Louis, soy Levon. Bienvenido a Woodstock. Hazme un favor. Ponte las botas y los abrigos y vente con David a mi casa a comer unos buenos tacos”. Veinte minutos más tarde estábamos en un viejo Caddy de los 80 conducido por la voz que convirtió a The Band en un grupo reconocible por cada hombre, mujer, perro o gato. Pasamos el resto de la noche juntos comiendo fritos bañados en salsa de carne, haciendo zapping en canales que hablaban de la guerra del Golfo. “Por mi Dinero” que este tío era uno de los más grandes. Nos emocionó sinceramente. Para mí y para David era más que una inspiración. Era un amigo, el más solidario y espiritual. Nunca olvidaré su imagen, diciéndonos adiós en nuestra puerta, con el estómago lleno y dolor en todo el cuerpo de tanto reírnos, saludando mientras su viejo Cadillac gigante se alejaba en el blanco invierno nocturno. Siempre te querré.

Sonando: When I Go Away de Levon Helm

martes, abril 24, 2012

The Ragged Jubilee, en el valle

Algo debe tener este disco para que lleve días sin poder quitármelo de la cabeza. American Moan, su debut, fue uno de los discos del año pasado pero este In The Valley creo que tiene algo que le faltaba a aquel. Si os estáis preguntando qué es, la respuesta está clara: ni idea. Pero hay algo ahí que lo hace más completo, más mercurial (si Dylan me permite) ¿La banda? The Ragged Jubilee. El disco, soberbio. Su inicio con ese tema de apenas un minuto marcado por la armónica, la voz de Ethan Burns pasada por el micro de la misma armónica y un ritmo de batería fulminante nos abre las puertas a un disco en el que parecen conjugarse Tom Waits, The Doors, Ray Lamontagne, ZZ Top y William Elliott Whitmore. Desde «Whiskey» su segunda canción ya no hay tregua. Country-blues-rock recién salido del averno. Siete músicos tocando como si el Apocalipsis estuviera al final de esa canción. Una pausa. Jim Morrison on mind. Y de nuevo a galope. «She’s Gone» va a luchar por el título de mejores temas del año seguro. Efluvios de Ray Lamontagne sobre una steel densa y un banjo base de toda la canción. Crescendo aplastante. «Country Roads» es tan folkie que te atrapa desde que empieza. De nuevo Lamontagne parece andar por ahí. «Wonderin» es power-blues potente que parece tocado por The Steepwater Band. Con «The Love You Had» se apuesta por el ambiente. El cielo pesa y te cae encima como una losa. Otro tema que arranca lento y acelera de manera casi inhumana. «Hey Mama» arranca con esa espectacular voz y ese ritmo ferroviario para convertirse en la banda sonora ideal de cualquier película de Robert Rodríguez. Los ZZ Top estarían orgullosos de este tema. «So Lonesome» es puro William Elliott Whitmore. La diferencia está en que el bueno de Will toca sólo y aquí hay 14 manos. «The Wicked One» vuelve a las guitarras distorsionadas a lo Super 400 y «The Moan» a las texturas Doors. «In The Valley II» es un tema gospel hermoso y en el que la voz de Burns se lo come todo. Escondido queda el bonus track «Where We Walked» que anda a medias entre Lamontagne, de nuevo, y las melodías del Ryan Adams más country ¿Saben lo jodido? Que no se puede encontrar en formato físico.

Sonando: So Lonesome de The Ragged Jubilee

lunes, abril 23, 2012

Sant Jordi y el Record Store Day

Hoy es Sant Jordi, día del libro en Catalunya ¡y de la rosa! Un día precioso para pasearse por las calles de la ciudad y ver a gente en las paraditas de libros o comprando rosas a las gitanas. Sí, porque ellas las venden a 3 o 5 € mientars en las floristerías no bajan de 8 o 10. Un día que me gusta, aunque cada año se haga más difícil que Rakel y yo nos regalemos algún libro proque nos pasamos todo el año comprándolos. Esa es la diferencia con mucha de la gente que hoy paseará por las Ramblas de Barcelona. Nuestra solución este año ha sido sencilla. Nos compramos para los dos el Veneno en dosis camufladas de Xavier Valiño y ya está. Un soberbio libro sobre la censura en el mundo de la música, a todo color y que vale mucho la pena.

Y el sábado fue el Record Store Day, una iniciativa, en el fondo parecida a Sant Jordi pero llevada a cabo para revitalizar las tiendas de discos. Buena intención, mal desarrollo ¿por qué? Pues porque como siempre los humanos tendemos a aprovecharnos de todas las situaciones y las discográficas han visto ahí una mina. Ojo, no las tiendas de discos que deberían ser las principales beneficiadas, sino las disqueras. Así, se llenan las tiendas de productos exclusivos para el día a precios desorbitados. Veo una caja de singles en vinilo de Dylan a 80 €uros que compré hace una semana en Amazon por 35 $. Sí, con portada diferente, pero con los mismos singles. La reedición del single de «London Calling» de The Clash sale por 14 €uros, igual que el «Anarchy In The U.K.» de los Sex Pistols. Un single de Jonathan Wilson, 12 €uros. Y precios parecidos para Blues Magoos, Ryan Adams, Jack White....Al final encuentro algo decente y a precio aceptable, y por eso de cumplir me llevo el single de «Primitive Girl» de M.Ward con una versión del «Roll Over Beethoven» por la otra cara, y un bonito single inédito de los Horrible Crowes del Gaslight Anthem Brian Fallon con dos temas grabados para la ocasión. 7 pavos cada uno. Me los llevo y mientras salgo de Revolver vuelvo a preguntarme ¿por qué siempre las personas tendemos a joderlo todo?

Sonando: Bloodloss de The Horrible Crowes

viernes, abril 20, 2012

Las aventuras del profesor Castarnado V: Sons Of Bill

Demasiado tiempo por aparecer por estos lares, el profesor Castarnado debía andar preparando algo. estaba seguro. Quedamos para hacer una cerveza antes del concierto (qué digo, conciertazo) de Maika Makovksi en la sala Bikini de Barcelona y, como el que no quiere la cosa, me dice “busca el disco de Sons Of Bill, es un buen disco para ti”. Y el tipo se queda tan tranquilo con su jarra de cerveza negra en la mano. Horas después, bendita Internet, las cálidas melodías de los hijos de Bill Willson retumbaban en mis oídos. Abe, Sam y James son los nombres de las criaturas, y les acompaña Todd Wellons. James es el principal compositor de todos los temas y cabeza pensante del proyecto. Asegura el tipo que ha compuesto todas las canciones acústica en mano. Cualquiera lo diría con la fuerza y la pegada que tienen las eléctricas de este disco, y quizá la producción del Cracker David Lowery tiene mucho que ver en eso. La banda suena precisamente a unos Cracker rejuvenecidos, menos maduros pero con la jovialidad y la frescura que da la lozanía. Y es que la banda no se queda sólo en el country-rock o country-pop que los emparejaría a las claras con bandas como los Jayhawks o los Dawes sino que son capaces de dar un paso más allá hacia el rock de melodías más clásico. Su primer single es la espléndida «Santa Ana Winds», aunque yo ande rendido a la deliciosa «Angry Eyes». Bienhallado siempre, profesor.

Sonando: Angry Eyes de Sons Of Bill

PS: Ya saben que esta tarde el profesor y yo estaremos juntos en la Fábrica de Estrella Damm en la fiesta de 66rpm. A partir de las 18:00 h. Entrada gratuita.

jueves, abril 19, 2012

Goodbye Levon, Goodbye my friend

Acabo de enterarme. Levon Helm se ha ido. Llevaba grave varios días. Su hija Amy así lo había comunicado en su página web. Pero el desenlace ha sido fugaz. Brutalmente rápido. Recupero el principio el artículo que le dediqué en 2008 en Ruta 66, cuando parecía haber superado el cáncer de garganta que al final se lo ha llevado. Fue mi primer gran artículo, el primer artículo largo del que me sentí plenamente satisfecho, y eso nunca lo olvidaré. Y a su música tampoco. No lo puedo evitar, estoy muy triste.

A finales del año pasado se publicaba Dirt Farmer, el primer disco de Levon Helm en los últimos diez años. Tras superar un cáncer de garganta, uno de los grandes baterías de la historia de la música rock, regresaba para demostrar que aún tenía muchas cosas por decir y que no iba a dejar que una enfermedad le superara de manera tan sencilla. Hemos querido aprovechar la vuelta de alguien que supo ser más que un batería para dar un pequeño repaso a una carrera interesante como pocas. Un, dos, un dos tres y…

Que la biografía que incluye su página Web oficial describa a Levon Helm como alguien que “estaba en el sitio adecuado en el momento adecuado” no es ninguna casualidad ni ningún juego de palabras al uso. Todo lo contrario. Es la pura realidad. El bueno de Mark Lavon Helm, su nombre real, supo convivir con alguno de los grandes momentos de la historia del rock and roll manteniendo como pocos la humildad y la dignidad que lo ha caracterizado en sus casi 68 años de vida. Porque Helm nacía en Arkansas un 26 de mayo de 1940 en una familia que, al igual que en muchos otros casos de la historia, amaba la música como pocos, aspecto que hizo mella desde muy pequeñito en nuestro protagonista. Al igual que, por ejemplo Johnny Cash o Elvis, Levon disfrutaba escuchando programas de radio como el Grand Ole Opry o el King Biscuit Entertainers que Sonny Boy Williamson realizaba en la televisión local. Había mamado música y eso debía notarse. “Nunca olvidaré el primer concierto que vi. Se trataba de Bill Monroe y The Blue Grass Boy y yo tenía 6 años” declaraba en su autobiografía, This Wheel’s On Fire. Efectivamente, con 6 años, el pequeño Levon ya pululaba por los conciertos que se producían en su estado y a los que su familia le llevaba en su vieja camioneta o haciendo auténtico encaje de bolillos con las líneas regulares de autobuses.


El resto del artículo puedes leerlo descargándolo AQUI.

Sonando: You'll Never Again Be Mine de Levon helm

Prefiero Una Jukebox ¡mambo!

Octava edición de Prefiero Una Jukebox, la del mambo. Jack White, Bob Dylan, New Riders Of The Purple Sage, Tom Petty, Zodiacs, MEL (justo cuando me entero de su desaparición), Shurman, Chuck Prophet, Howlin Rain, The Soul Jacket, Comets on Fire y muchos más...La verdad es que encontrar tiempo para hacer el programa cada vez es más difícil, pero la excelente respuesta que está teniendo y que se demuestra con las numerosas descargas te hacen seguir manteniendo las ganas. Esta vez combinando muchas novedades con otros discos más antiguos pero, sobre todo, pinchando lo que me apetece. O no. Es curioso porque para hacer un programa de casi dos horas de radio es evidente que hay que hacer un guión, buscar las canciones, etc. Lo que me pasa con la Jukebox es que cada vez que tengo acabado un guión y las canciones convenientemente ubicadas, empiezo a querer cambiar las cosas y empieza a apetecerme pinchar otras canciones. Definitivamente debo visitar a mi psiquiatra y decirle “amigo, se me ha agravado el síndrome Rob Gordon y esto me lo tiene que arreglar”.

Por cierto, en descarga AQUÍ.

Sonando: The Waiting de Tom Petty

miércoles, abril 18, 2012

Día del libro (por adelantado) en 66rpm

Porque además de presentar La Magnitud del Desastre, de Oriol Llopis, de charlar con magníficos profesionales como Ángel Carmona, Ignacio Julià, Juan Santaner y el mismo Llopis, de intentar convenceros de que compréis uno de nuestros libros para regalar a quien mejor os parezca (ese día o el 23, tanto monta, monta tanto) y de refrescarnos con vosotros y con nuestros autores gracias a las cervezas con las que os dará la bienvenida Cervezas Damm (gentiles anfitriones del acto), habrá música.

Música seleccionada para acompañar lo que pretendemos que sea una fiesta, y no faltarán algunos amigos que se han ofrecido a traer su guitarra y situarse frente al micrófono para marcarse algunas canciones. ¿Quiénes?

Los SMOKING STONES, que ese mismo día presentan su nuevo y magnífico disco, 50 Años de Satisfacción en la Sala Luz de Gas, harán una escapada para cantar a Jagger y Richards.

Dos de nuestros autores, JORDI PUJOL NADAL y EDUARDO IZQUIERDO, mezclaran los poemas del libro Errors de càlcul y música americana. Emoción asegurada.

JUSTO y alguno de sus PECADORES se dejarán caer por la Fàbrica Damm. No podían faltar, claro, y también hacen doblete (actúan por la noche en Cornellà)

Será un placer tener entre nosotros a unos genios del doo woop, los VELVET CANDLES, que regresan de triunfar en Europa y preparan nuevo disco.

Hemos dejado para el final a un ilustre invitado: PÁJARO, autor de uno de los mejores discos del año, Santa Leone, no quiere perderse la fiesta y vuela desde Sevilla junto a alguno de sus “guardaespaldas guitarristas”.

Intentaremos pasar un buen rato juntos.

Antiga Fàbrica Damm C/ Castillejos, 515
Viernes 20 de abril, de 18:00 a 21:00 h.

Avisamos la noche promete ser larga.
A partir de las 22:00 horas nos trasladamos al bar Psycho ( c/ Piquer,27 muy cerca de la Sala Apolo).
Roger Estrada DJ os dará la bienvenida.

martes, abril 17, 2012

Karen Dalton, cuando Billie Holiday se reencarnó en un alma blanca

Tenía una voz como la de Billie Holiday y tocaba la guitarra como Jimmy Reed”. Así hablaba Bob Dylan en el primer volumen de Crónicas de Karen Dalton, a la que también admiraba profundamente Fred Neil. Precisamente gracias a Fred debutó en 1969 con It’s So Hard To Tell Who’s Gonna Love You Best, un disco que grabaron en una sola sesión para aprovechar las horas que quedaban libres tras la grabación de una serie de canciones del propio Neil. Su siguiente paso fue In My Own Time, un trabajo en el que contó con la presencia de Harvey Brooks, colaborador habitual de Dylan y bajista de las sesiones de «Like a Rolling Stone», y al que tuve el placer de conocer cuando edité el Tributo al bardo, Just To Happy To See You Smile (Hanky Panky Records). Brooks aportó una de las canciones incluidas en el disco y me contó que se estaba preparando algo sobre Karen.

Sweet Mother K.D., como la llamaban en Greenwich Village, no publicó nada más en vida. La mujer a la que Dylan dedicó «Katie’s Been Gone», incluida en The Basement Tapes, cayó en una espiral de drogas y alcohol. La mala suerte se cebó con ella perdiendo a sus dos hijos, convirtiéndose en vagabunda y contrayendo SIDA. En 1993 moría en Nueva York, en casa del guitarrista Peter Walker, cuando sólo tenía 55 años. Por sorpresa, o no, si tenemos en cuenta lo que me dijo Brooks, llega ahora 1966, un disco que en una grabación de calidad media recoge a Karen junto a su marido Richard Tucker jugueteando con una serie de canciones. La cosa no varía mucho del repertorio que Dalton interpretaba entre 1962 y 1966 en directo. Así, con el único acompañamiento de banjo y guitarra, la voz de Karen se pasea por tradicionales como «Cotton Eyed Joe» y versiones como el «Other Side Of This Life» de Fred Neil, «Shiloh Town» de Tim Hardin o, sobre todo, «God Bless The Child» de Billie Holiday que no viene sino a reafirmar las palabras de Dylan en el primer volumen de sus memorias. Un Dylan que no dudaba en acompañar a Karen siempre que podía. Como en la foto. Cuando la música es maravillosa…

Sonando: Cotton Eyed Joe de Karen Dalton

lunes, abril 16, 2012

La última genialidad de Jack White

No puedo negarlo. El magnetismo de Jack White me cautiva. Me da igual que se me etiquete de “modernillo” por eso. Sigo insistiendo en que White es una de las personas con más talento de las que pisan los escenarios y, sobre todo, con una atracción hacia su figura y lo que le rodea aplastante. No hay más que verlo en It Might Get Loud junto al pesado de The Edge y Jimmy Page para darse cuenta de su grandeza. Es un estudioso del blues y de la música de raíces. Un analizador del presente, del pasado y del futuro. Ha sido capaz de desarrollar una carrera sorprendente que, para bien o para mal, ha dado que hablar. No ha cometido un solo paso en falso y su discográfica Third Man Records es la envidia de muchos.

Precisamente con la disquera tiene que ver la noticia que asola Internet estos días. Hace apenas una semana, White se subió al tejado de Third Man Records, infló 1000 globos de helio y les ató un cordel con un flexi-disc que contiene «Freedom at 21», de su primer disco en solitario, el esperado Blunderbuss. Además los globitos llevaban una postal, ya franqueda, para que cuando fueran encontrados, tras desinflarse y caer, por alguien, devolviera a White los datos del lugar en el que encontró el disco. Ya se han encontrado algunos en diversos lugares del Sur de Estados Unidos, y alguno de ellos ya corre por eBay al nada desdeñable precio de unos 1.500 dólares. No negaremos que la cosa de ir por la calle y que te caiga un single en la cabeza tiene su gracia.

Sonando: Freedom at 21 de Jack White

viernes, abril 13, 2012

Santa Leone, menudo pajarraco

Con discos como este todo es más fácil. Especialmente para los confeccionadores y aficionados a las listas como yo. Sabes que, sí o sí, va estar entre los primeros puestos de discos nacionales del año. Y lo puedes afirmar sin rubor en el mes de abril. Un álbum curioso, en el que se juntan referencias habituales por estos lares con otras no tan nombradas, pero no por ello exentas de calidad.

Hace unos meses hablábamos de su single de adelanto, y ya anunciábamos que podía ser muy importante lo que se nos venía encima. Santa Leone, el disco, confirma lo esperado y lo supera. La instrumental que abre y da título al trabajo lo deja claro: aquí hay calidad a raudales. Pero también ideas y, sobre todo, clase. Pájaro, como anunciaba Alfred Crespo en su blog hace unos días, es nuestro Willy DeVille. Esos ecos western, esa trompeta que volvería loco a Quentin Tarantino y esos andares de Ennio Morricone te han de robar el alma. «TLP» es otra cosa. Aquí hay blues rock de corte denso que no desentonaría en un disco de The Black Keys, The White Stripes o James Leg. Y «Las Criaturas II» son otro cambio de tercio. Llega el turno de Celentano y también de Bambino, con unas escobillas que te arrastran al interior de la canción y una letra espléndida, digna de los mejores tangos. «Perché» me tiene embriagado. Canción italiana a lo sevillano que me recuerda a ratos al «Manha Do Carnaval». Ese estribillo es adictivo como pocos. “Perché me has abandonado?”. Y esas guitarras llenas de reverb te transportan a Nápoles y a una película de Fellini directamente. Sin escalas. Con «Ione» vuelven los instrumentales de calado para dar paso a «Luces Rojas», tema denso con ecos, de nuevo, al spaghetti-western y un excelente, como en todo el disco, trabajo de guitarras. «Heal My Wife» es hillbilly del Guadalquivir con reminiscencias a gente como Scott H.Biram o Left Lane Cruiser. «Dogo’s walk», por su parte, es de esas canciones de las que se hace imposible que te dejen indiferente. Si tienes algo bajo el pecho te ha de palpitar. “Hay selecta reunión…”. Dogo y el perla. “Y el canijo es un puñal”. Riff de fondo que marca la canción que a mí me recuerda mucho a Keith Richards con Mink DeVille on my mind. Soberbia. «Tres pasos al cielo» nos acoge marcada por una slide imprescindible con mucho de hawaiano. Y para acabar «Palo Santo». Sergio Leone y la Semana Santa sevillana de la mano. Como al inicio, espléndida trompeta y gusto dulce en el paladar. Es Andrés Herrera, Pájaro. Apunten.

Sonando: Dogo’s Walk de Pájaro

jueves, abril 12, 2012

El rock ácido de California

Sin duda, la literatura musical de este país, tan presente y tan en auge estos días, le debe mucho a la legendaria colección Los Juglares de Ediciones Júcar. Libros de formato pequeño, que iban desde aproximaciones a la figura de Bob Dylan (¡hasta 7 llegaron a editar!) hasta Gato Pérez, Bryan Ferry, Jimi Hendrix, Phil Spector o Jim Morrison. Eran un oasis en el desierto. La única editorial nacional que apostaba claramente por la música como eje de su propuesta. Mi primer libro sobre Bob Dylan fue el número 1 de la colección, escrito por Jesús Ordovás, igual que El Rock Ácido de California que era el número 23 de la serie, publicado por primera vez en 1976 y en su segunda edición en 1984. Aquel fue el libro que me introdujo en bandas como Grateful Dead, The Byrds, Jefferson Airplane, Country Joe & The Fish, Moby Grape o Love. Y no sólo eso, sino que despertó mi interés por aquellos años en los que los ácidos y el hippismo marcaban el paso en una sociedad americana hastiada y con ganas de cambio. Conseguí hacerme con una primera edición por cuatro chavos en el legendario mercado de Sant Antoni, aunque ya lo había leído cuando lo compré. Detrás de su horrorosa portada (y mira que lo tenían fácil con el tema a tratar) encontramos un documento al que no puedo evitar tenerle un especial cariño. Era de recibo acordarme de él ahora que nos acercamos a la celebración del día del libro por parte de 66rpm, editorial que es un poquito de todos los que hemos aportado un mínimo grano de arena. Nuestra editorial, vamos…

Sonando: Sugar Magnolia de Grateful Dead

miércoles, abril 11, 2012

Corazones de fuego

El fin de semana pasado me hice con una copia en vinilo de la banda sonora de Corazones de Fuego. Hasta el momento sólo tenía un CD grabado con los temas que hacía Dylan. Todocolección ha hecho el resto. La película es un bodrio infumable protagonizada por Fiona y Rupert Everett, dos estrellas en ciernes que, puede que gracias a esta película se quedaron en eso. De hecho si buscas la biografía de Everett por Internet puedes leer que “comenzó a desarrollar una prometedora carrera hasta que co-protagonizó con Bob Dylan “Corazones de fuego”(1987)”. Y es que la cinta es mala, mala. Yo la compré en VHS en Palma de Mallorca ¡mientras hacía la mili! 100 pesetas me costó. Ojito con la sinopsis:

En la ciudad industrial de Pittsburg la joven cantante Molly Maguire (Fiona) busca con su grupo musical el éxito. Éste parece que se va a limitar a una carrera de conciertos en garitos de tercera categoría, hasta que el famoso músico Billy Parker (Bob Dylan) la descubre: le parece una gran cantante solista y además le atrae físicamente. Billy aunque está prácticamente retirado sigue siendo una estrella del rock y cuenta con los medios y contactos suficientes para ayudarla a alcanzar la fama y decide invitarla a un concierto que él va a dar en Inglaterra. Pero las cosas no marchan como deben y Molly acaba bajo la tutela de la estrella el pop británico James Colt (Everett), con el que graba un disco y arrasa en las listas de ventas. A pesar de todos los éxitos tampoco la relación con Colt acaba bien, sin embargo en un concierto norteamericano vuelven a cantar juntos la ya popular Molly, Billy y Colt, porque el show debe continuar.

Peor no puede ser ¿no? Lo bueno el asunto es que mí, simplemente, me encanta. Freak que es uno. No dudo que podría estar entre las diez peores películas de la historia y yo la disfruto dentro de su horterada. Eso sí, la versión que se marca Dylan del «The Usual» de John Hiatt es antológica. Por cierto, hablando de Dylan y el cine, parece ser que Blood On The Tracks va a ser adaptado en forma de película. Habrá que estar atentos.

Sonando: The Usual de Bob Dylan

martes, abril 10, 2012

Siguen reeditando a Rafferty

Pues eso... Que mi buen amigo y tristemente desaparecido Gerry Rafferty sigue siendo reeditado. Can I Have My Money Is Back? de 1971 es el último de la cola. Otra vez se dejan el vinilo fuera. El anterior fue el City To City que reseñé así para la web de Ruta 66.

Llega a nuestras manos, por fin, la reedición del City To City de Gerry Rafferty que EMI ponía a la venta en septiembre de 2011. Problemas de distribución ha hecho que en estos lares el disco no llegara hasta hace apenas unas semanas. Pero la espera ha merecido la pena. Porque esta reedición remasterizada incluye jugosas demos inéditas y revisiones de temas ya conocidos de uno de nuestros escoceses favoritos. Lo confieso, mi devoción por Rafferty es casi enfermiza y va más allá de los límites que en la sociedad actual se considerarían normales. Pero en el fondo es lo de menos. Todo melómano necesita su dosis de freakismo. Y de lo que no se puede dudar es de que el escocés era un excelente compositor más allá de las celebérrimas «Stuck In The Middle With You» y «Baker Street» de la que, por cierto, se incluye una fantástica demo en esta reedición. Un disco que nos permite ver a un Rafferty en uno de sus mejores momentos compositivos, si no el mejor, construyendo acertadas melodías de tinte pop y espíritu rock. La excelente portada a cargo de John Patrick Bryne hace el resto. Lástima que no hayan hecho esta revisión en vinilo. Habría sido la leche.

Sonando: Baker Street (Demo) de Gerry Rafferty

miércoles, abril 04, 2012

Modfather en el Ruta

Así es. Paul Weller es el protagonista de la portada del Ruta del mes de abril. Ya cansa que les diga eso de que es bueno, bonito, barato y además variado. Pero es que es verdad. Por partes.

Servidor se despacha con una entrevista con los Madison marca de la casa, como la banda del gran Txetxu Altube. Además reseña del curioso documental Shut Up Little Man y el DVD de Ian Hunter en Rockpalast. Eso en cuanto a imagen, porque en lo que respecta a papel, reseña de Cleptopía de Matt Taibi y de Ziggy Stardust de Juan Manuel escrihuela. Este mes, eso sí, me quedo a mis anchas en el discomático revisando a Michael Kiwanuka, Lincoln Durham, Chuck Mead, el single de Los Brioles y la unión Farrar & Johnson& Parker & Yames. Alrededor de mi ombligo destacan dos entrevistas del abuelo Crespo. Una a los Strange Boys (grandísimo su disco) y la otra a la tía más loca de mi June, Maika Makovski. Miren, tres revistas de música de este país (RDL, Rolling Stone entrevistan este mes a Weller. Las entrevistas son parecidas aunque la de Héctor G. Barnes en el Ruta le saca una cabeza de ventaja al resto en términos hípicos. Otras tres revistas entrevistan a Maika Makovski, y aquí Crespo les saca el cuerpo entero. No busquen excusas que seguro que el quiosco les queda cerca.

Sonando: A Wasteland Companion de M.Ward

martes, abril 03, 2012

Grayson Capps, una canción de amor para Bobby Long

Hay quien asegura que Grayson Capps es una mezcla del mejor Americana con los sonidos de Nueva Orleans y unas dosis de Tom Waits. Lo curioso es que esta pretenciosa definición no se aleja tanto de la realidad. El músico de Alabama es un todo terreno que dio sus primeros pasos con la banda House Levellers, a los 21 años llegando a firmar contrato con Tipitina Records. Pero Capps abandona pronto la banda y se enrola en un nuevo proyecto junto a John Lawrence antes de iniciar, definitivamente su carrera en solitario.

Este recopilatorio recoge 20 temas que recorren toda su carrera, centrándose evidentemente en su etapa en solitario que se inicia en 2005 con If You Knew My Mind y llega hasta su último álbum, The Lost Cause Minstrels de 2011. Seis discos si incluimos la redición del álbum junto a Lawrence que pueden parecer pocos para encarar un grandes éxitos pero que escuchando la calidad de los temas aquí contenidos se hace perfectamente justificada. Y es que este recopilatorio servirá de argumento a aquellos que aseguran que Capps es uno de los mejores compositores de música americana del nuevo siglo pero que no acaba de hacer un álbum redondo de principio a fin.

Sonando: Junkman de Grayson Capps

Escrito para la web de Ruta 66

lunes, abril 02, 2012

Justin Townes Earle, nada va a cambiar lo que sientes por mí ahora

No puedo negar que las primeras escuchas del disco del vástago de Steve Earle me dejaron algo descolocado. Soy de los que, tras Harlem River Blues, obra que me pareció magistral, esperaba con ansia esta nueva entrega de Justin. Quizá por eso el choque ante sus nuevas canciones fue más duro. El country, el honky-tonk y hasta el rockabilly de su anterior obra deja aquí paso a un estilo más profundo. Folk. Jazz. Y algo de soul. ¿Se ha suavizado Justin? No, creo que la respuesta debe ser esa. Earle, que empezó en el mundo de las drogas con 12 añitos y a finales de los 90 ya andaba harto de entrar y salir de clínicas de rehabilitación sigue hablando de ello. Sus letras siguen siendo precisos tiros contra diversos objetivos. Repasa sus adicciones, se queja (no olvidemos que su padre llegó incluso a echarlo de los Dukes ante su drogadicción) y se enorgullece a la vez de ser hijo de quién es, y habla de la dificultad de alcanzar el amor verdadero.

Entonces ¿qué ha pasado? Quizá ha intentado madurar su estilo y, a pesar de hacer un disco notable, no ha conseguido del todo su objetivo. Nada rompe la monotonía en un álbum bello a ratos pero demasiado lineal. Justin sigue caminando al borde del abismo, y su nuevo disco también lo hace. Y eso, lejos de ser algo negativo debemos convertirlo en todo lo contrario. No hay duda de que el tipo arriesga, porque hubiera sido mucho más fácil hacer un disco que siguiera la línea de Harlem River Blues. Pero ese no es el camino para un rebelde como Earle. Debía intentarlo y, a pesar de lo irregular del resultado, hay que aplaudirlo. Eso sí, Justin no se traiciona a sí mismo. Sigue fiel a su manera de entender la música. Es descarnado. Es directo. Es inquieto. Y esto se combina con la delicadeza de algunas de las canciones de este disco. Los vientos suenan tranquilos. Las steels evocan paisajes. Todo se relaja. Se hace fango. Aunque el músico sabe que ha ganado de antemano. No vamos a abandonarle por esto. Nothing’s Gonna Change the Way You Feel About Me Now.

«Memphis In The Rain» es puro Earle. Tanto Steve como Justin. Camina y te hace disfrutar. Y contrasta a la perfección con ese inicial «I Am That Lonely Tonight?» cercano, por ejemplo, a la propuesta de Amos Lee. «Look The Other Way» supura soul desde esa voz inicial tras el riff mientas «Down In The Lower East Side» es el ejemplo perfecto de ese cambio de sonido del que hablábamos. «Baby’s Got A Bad Idea» regresa ligeramente al rock and roll de Harlem River Blues pero los vientos a lo Stax la hacen diferente. Y «Maria» es un bonito tiempo sobre una relación rota. Suficiente para seguir confiando en él.

Sonando: Maria de Justin Townes Earle