viernes, enero 31, 2014

JM Baule, preguntas perdidas



En el número de febrero, en la edición Catalunya, Mondosonoro publica mi entrevista con JM Baule, un músico dedicado en cuerpo y alma a versionar a Bob Dylan en la lengua de Cervantes. Dado que la entrevista aparece sólo en una edición autonómica añado a esta habitual sección también las respuestas incluidas en ella.

Llevas 10 años versionando a Dylan ¿ha cambiado algo de tu ilusión desde que empezaste?
En el momento en que me pongo la ilusión es la misma o más fuerte. Cuando comencé en el 2002 creía sinceramente que era un escape para mí, en un momento muy difícil, que solo era un trabajo tan solo personal y para cuatro amigos. Fue entonces, a través de mandarle una copia del primer volumen a Diego Manrique y de ponerlo él en “El Ambigú” de Radio 3, cuando recibí muchísimos e-mails de personas interesadas en las grabaciones.

Son más de 80 versiones en total ¿qué canción se te ha resistido más?
Puedo decir que «Idiot Wind» fue difícil, la tuve que reinventar, lo mismo que «Sugar baby» porque mi interés en la obra es que  la métrica de los versos sea la misma, sin por ello perder el sentido literario, ni tampoco el contexto que expresa Dylan. Ha habido muchas difíciles, pero te podría decir sinceramente que es como entrar en un trance y dejar que todo fluya…A raíz de reescribir toda esta obra, caí en la cuenta de que, Bob, el muy tuno. Utiliza escritura automática para sus canciones. Me explico. Deja fluir las palabras tal y como le vienen y luego pule las imperfecciones o idas de olla. Es tal y como lo he hecho yo en cada una. Si todo fuera meditado, y pensado, todavía iría por la primera adaptación (risas)

¿Cuál es tu adaptación favorita de todas las que has hecho?
Va un poco ligada a la música que pueda contener porque en directo son muchas las que se sostienen, vayas solo o con banda. Una de las más importantes para mí es sin duda «Desolation Row» porque me la saqué de la manga enterita. La traducción del inglés y su sentido literario no me encajaban para hilvanar los versos en absoluto. Pero en general me siento satisfecho con muchas.

¿Con que canción todavía no te has atrevido de Dylan, si es que la hay?
¡No es atreverse! A estas alturas me atrevo con cualquier canción de Bob, ¡después de lo que he pasado con algunas! Tengo pendiente «Foot of Pride» pero no sé cuando me pondré en ello, hago mi propia música y tengo muchos proyectos paralelos.

Enfocas los discos tocando prácticamente todos los instrumentos, un trabajo totalmente artesanal ¿no te has planteado contar con una banda tradicional?
¡Sabes perfectamente en  qué  país estamos! ¿La música es terreno difícil! Y yo comencé este periplo Dylaniano a los 50 años de edad. Han pasado ya once desde el comienzo y es complicado empezar a llamar puertas, locales, arrastrar a músicos, para luego cobrar cuatro perras en muchos lugares. La gente se cansa de ir de un lado a otro por poco dinero. Esto se puede hacer cuando tienes veinte años, entonces tienes casi la obligación de hacerlo. Y me siento bien tocando yo todo. He aprendido mucho de ello  y realmente forma una obra compacta igual que un cuadro ¿acaso hay más de un pintor, pintando un mismo cuadro? Lo mío con Bob se podría anunciar  como “pinturas sónicas sobre Dylan”. Algunas veces me ha acompañado mi hijo Eric, líder de Moonloop y mis amigos de Pamplona en los tres conciertos que he dado allí, peor poco más.

¿Dónde está tu límite? ¿Algún día se acabarán las Dylan Experience?
¡Cada disco digo que es el último! ¡De verdad! ¡Acabo agotado! Lo que me calma es que al estar solo trabajo sin expectativas. Las expectativas son malas porque siempre anda escondido un pequeño fracaso posible detrás de ellas. Es por ello que si lo haces con banda la responsabilidad es infinitamente mayor y las caídas también. No sé cuándo acabará……no me planteo nada, solo ¡fluir con la vida! Ya es mucho, y el que llegue a ciertas personas interesadas en mi trabajo, de momento es suficiente. Como dice Johnny Hallyday en una canción “Un día u otro, pararé”.  Espero seguir haciendo canciones y Dylan’s muchos años. Gracias a Mondosonoro y a ti por el interés en mi trabajo.

Sonando: Desolation Row de JM Baule

miércoles, enero 29, 2014

Lydia Loveless, no hay tercero malo



Una Lydia Loveless más rubia platino que nunca regresa con su segundo trabajo para Bloodshot Records. Una compañía que la presenta como la extraña mezcla entre Lucinda Williams y Joe Strummer. Y dan en el clavo. Tras el EP que había editado para el Record Store Day bajo el nombre de Boy Crazy, la de Ohio nos había dejado con ganas de más y eso viene a compensarlo la edición de su nuevo álbum, Somewhere else. Un disco este más compacto que su anterior Indestructible machine, quizá por no contener una pieza del calado de «Steve Earle». Y es que eso puede ser bueno y malo a la vez. Una canción tan definitiva puede provocar que el resto del disco se desvanezca en comparaciones y aunque en el caso con el que nos encontramos no fuera del todo así, la pegada del tema restaba atención al resto de canciones. Aquí no hay una tonada con ese empaque, a pesar de haber otro tema con nombre propio, en este caso el de «Chris Isaak», pero el conjunto se me antoja superior. La banda se nutre de la experiencia del directo y su mucho tiempo tocando juntos. Bajo la dirección del bajo de Ben Lamb, marido de la Loveless, Todd May a la guitarra y el último en llegar, Nick German a la batería, consiguen una pegada implacable que da solidez a las excelentes composiciones de la protagonista. Como pruebas están «Really wanna see you», impecable manera de arrancar un disco, «Hurts so bad» sacando humo o el Honky-tonk de la canción que titula al trabajo. Aunque lo mejor es hacerse con él y descubrir que aquí hay un diamante, y no precisamente en bruto (o sí).

Sonando: Wine lips de Lydia Loveless

lunes, enero 27, 2014

Mambo Jambo y su impacto inminete (versión española)



La cosa, si me permiten, tiene trampa. Porque este disco no es exactamente una novedad. O sí. Porque si bien es cierto que se grabó para ser publicado para la exitosa gira mexicana de Dani Nel-lo y sus compinches, también lo es que ahora nos llega remezclado y con nueva portada. Y el tema va. Fluye. Avanza. Porque la banda suena espléndida y demuestran que lo suyo no es flor de un día. Ni de dos. Ni de tres. Que vayan acostumbrándose a estar en las listas de lo mejor de cada año porque son ya una de las mejores bandas del país. Lo mejor es que, a diferencia de los precedentes, muchos parecen haberse dado cuenta y esa es la mejor de las noticias ¿Alguien puede resistirse a mover los pies ante el final apoteósico del tema que da nombre al disco? ¿O con la espléndida “Un baile hipnótico” que hace honor a su týulo en cada nota Ni lo intenten. Perecerán en el intento, y aunque el recurso sea demasiado fácil, no puedo evitarlo: su impacto es inminente, pero dejen que le añada el adjetivo demoledor también. No sea que le faltemos a la verdad.

Reseña aparecida en el número de enero de Mondosonoro 

Sonando: Un baile hipnótico de Mambo Jambo

PS: Por sierto, yo puntué el disco con un 9 a pesar del 8 que aparece en la revista.

viernes, enero 24, 2014

Novedades Zydeco y Cajun: Trahan, Richard, The Big Easy Playboys...



Muchos de los habituales de estos lares saben que el zydeco y el cajun se encuentran entre mis debilidades. Curiosamente estos días han caído en mis manos algunos discos del estilo dignos de mención. Muchos nuevos y otros más antiguos, pero que desconocía. Entre estos últimos se encuentra Rollin’ Into Memphis: The Songs Of John Hiatt, un disco en el que artistas de diversos estilos se dedican a interpretar los temas del gran John Hiatt llevándolos a su terreno. Lo curioso es que alguno de ellos son músicos de cajun y nombres como los de C.J. Chenier o Terrance Simie llevan esas enormes canciones a planos totalmente novedosos. El disco fue editado en el año 2000 y la verdad es que me había pasado por alto totalmente.

En 2013 llegaba lo nuevo de The Big Easy Playboys, Louisiana Roots, encabezados por la voz de Mitch Cormie. Un buen disco con muchos guiños al blues tradicional. Zachary Richard es una de mis debilidades. El de Lafayette regresaba el año pasado con su vigésimo tercer disco tras el espléndido Le Fou (2012) y, la verdad, es que mantiene el nivel, como siempre. J’aime la vie es el título del disco. También de Lafayette son los exquisitos Beausoleil que unían sus fuerzas con Michael Doucet para editar From Bamako to Carencro también en 2013, buscando la conexión perdida entre Mali y Louisiana.  Finalmente caigo rendido ante el buen hacer de Horace Trahan & The Ossun Express que sólo hace unos meses se sacaban de la manga By special request. La verdad es que todavía no me había metido a fondo con el bueno de Trahan, del que no había pasado de su famosísimo single «That Butt Thing». Y lo cierto es que su disco es también espléndido y además tiene el gusto de cerrarlo con una preciosa versión del «Seven Spanish Angel» de Willie Nelson en clave New Orleans. Una delicia.

Sonando: Seven Spanish angels de Horace Trahan & The Ossun Expres

miércoles, enero 22, 2014

Ignacio Julià, preguntas perdidas



Hace como un mes entrevisté a Ignacio Julià para Mondosonoro con motivo de la publicación de su último libro dedicado a Sonic Youth, en una entrevista que se puede leer en la página web de la revista. Como suele ser habitual, ahí van la mayoría de preguntas que han quedado fuera de la entrevista que son muchas e interesantes.

Prometes en el texto que te presenta en el libro que esta será tu última hagiografía. Por suerte eso sólo te excluye de lo sacro, así que no será tu último libro, ¿no?
Lo de hagiografía o vida de santos es irónico, pues pese a mi familiaridad con el grupo, creo haber sido crítico con ellos y su obra. Y, de hecho, así lo ratifican algunos lectores. Lo de que sea mi último libro es muy posible: por pura biología, ya no voy a tener otra vez la oportunidad de congeniar con un grupo de la importancia de Sonic Youth, estando ellos y yo en la treintena, y seguir su trayectoria de cerca durante 25 años, hasta su separación que, sea momentánea o no, marca un antes y un después. La misma idea de un libro, y lo digo con desolación, parece estar llegando a su fin como objeto. Así que Estragos… posiblemente será mi última biografía, aunque no descarto publicar otras cosas en el futuro.

Vamos con una de las típicas. Estragos de una juventud sónica: ¿qué se esconde tras ese título?
Creo que no esconde demasiado: se refiere a las rozagantes cicatrices de una juventud que, fisiológica que no mentalmente, quedó atrás. La banda se despidió con un gran disco, The Eternal, que les dejó en lo más alto, pero nuestra etapa de máxima actividad e incidencia, la suya y la mía, ya ha pasado. El mundo es otro, transformado por la dimensión paralela de lo digital, y mi profesión, periodista musical, deberá transformarse o desaparecer. Con 57 años, me sitúo ante ese futuro con entusiasmo, ansioso por dejarme sorprender, pero las energías ya no son las mismas. Yo no puedo conectar con las nuevas bandas como el público de su misma generación, y tampoco me satisface ahora mismo entrar en el rol de trasnochado veterano, de sabio que no lo es. Pero creo que aún tengo mucho que aportar. Ya veremos…

Es curioso leer a Ranaldo reconocer, junto a influencias más o menos esperadas como Minutemen o Meat Puppets, otras sorprendentes como Madonna. ¿Qué opinas de eso? ¿Podrán perdonárselo los fundamentalistas?
La amplitud de miras y la curiosidad sin prejuicios ha sido una de las características de Sonic Youth, una de sus virtudes. Forma parte de la falta de complejos del carácter norteamericano, una cultura mucho menos acomplejada que la nuestra, tan vieja. En cualquier caso, lo que admiraban de Madonna era algo más que música; entre otras cosas, su reconfiguración del canon femenino ante los medios y el público. Kim Gordon tomó buena nota, claro, y sin quererlo actúo madrina de las riot grrrls. Más raro se me hacía, en 1988, que Ranaldo fuese un Deadhead, aunque ahora lo comprendo perfectamente. Ambas bandas parten de la tradición, cada una de la suya propia, para extenderla hasta el infinito si eso fuese posible.

En otro momento del libro Ranaldo asegura en una declaración de 2001 que “nuestro método consiste en tocar y dejar que nos guíen las influencias del momento”. Sin embargo la banda ha mantenido una coherencia en cuanto al sonido en toda su carrera, ¿cómo es eso posible?
Se refiere a confiar en la intuición por encima de cualquier otra cosa, que creo debe ser el método de todo artista que merezca ser llamado así. Sus canciones surgían de improvisaciones en el local de ensayo, quizás basadas en un riff que alguien había aportado, pero desarrolladas colectivamente. En sus últimos tiempos, con una magistral abstracción. Otro de los aspectos que desvela el libro es que, pese a ser venerados como influyentes pioneros de la escena alternativa, en realidad fueron también muy hábiles subiéndose a diversos trenes: la no wave, el hardcore, el lo-fi, la vanguardia… Esto mantenía fresca su música incluso cuando su estilo ya había solidificado.

Sigo con Lee. Dice que “Probablemente no existiríamos sin Nueva York”. Y a la inversa, ¿sería lo mismo la música neoyorquina sin SY?
Como toda gran metrópolis, Nueva York actúo y actúa como catalizador de cada nueva propuesta expresiva que allí surga en épocas distintas, sean estas el jazz, el folk, el rock, el rap, etc. En ese sentido, Sonic Youth serían parte de una cadena histórica  formada por Velvet Underground, New York Dolls, Patti Smith, Ramones, Television, etc. Como dice Thurston Moore en el libro, Nueva York pasa por cuna del punk, pero siempre fue mucho más art-rock que punk.

Siempre se habla de Sonic Youth como padres del movimiento grunge de los noventa, sin embargo nunca te he visto muy interesado por las bandas que lo formaban. ¿Estoy en lo cierto? Si es así, ¿por qué?
Cuando el primer disco de Sonic Youth para Geffen, Goo, factura 150.000 copias, los ejecutivos del sello insisten en pedirles consejo. De hecho, en su contrato figuraba una cláusula por la que podían llevar grupos a la discográfica y alentar su fichaje, llevándose una comisión por cada fichaje. Los primeros recomendados efusivamente fueron… ¡Nirvana!, que vendieron millones y motivaron que todas las discográficas buscasen su grupo alternativo. Personalmente siempre preferí a Sonic Youth, Dinosaur Jr., Yo La Tengo, Pavement, etc., a la otra división, comercialmente más exitosa, que motivó Nirvana, es decir, Smashing Pumpkins, Soundgarden, Pearl Jam, etc. Unos provenían de Velvet Underground y el punk, los otros añadían a esa ecuación a Black Sabbath o Led Zeppelin. No era lo mío.

Es curioso que una banda finalice porque acabe algo tan vital como un matrimonio, ¿no? ¿No representa eso lo vitalista (en el sentido de trascendental) de su propuesta?
Glenn Branca compara en el libro a Sonic Youth con los Beatles, en el sentido de que son cuatro personalidades totalmente diferenciadas pero artísticamente compatibles. Por decirlo de otro modo, no se entiende a Sonic Youth sin, por ejemplo, Kim Gordon. También es cierto que habían llegado a un punto de su carrrera en que lo tenían ya casi todo dicho. Si vuelven, espero que sea como quiere Ranaldo: no sonando al pasado, sino como en toda su discografía, sonando al futuro.

SY es una banda masculina en la que la presencia de una mujer como Kim Gordon se hace esencial. ¿Cómo valoras su aportación?
Lo afirmo en el libro: Kim Gordon era el elemento más radical en Sonic Youth, por varias razones. Una, porque llegó al grupo sin prácticamente haber tocado un instrumento y nunca quiso aprender a tocarlo de modo convencional. Segundo, porque, como ella dice, al estar todavía fuera del sistema, toda mujer alberga a una anarquista. Por último, porque supo jugar con el rol de la ‘’chica de la banda’’ rompiendo tópicos, siendo atractivo sexual pero al tiempo núcleo maternal, autora de los temas más caústicos y al tiempo racionalizando lo que hacía el grupo desde la perspectiva de una artista conceptual.

¿Qué te lleva entre tantas bandas a decidir pasar unos meses de tu vida sumergido en hacer un libro sobre Sonic Youth?
Sentir una cierta responsabilidad: disponía de un material, un cuarto de siglo de entrevistas y vivencias junto a ellos, que no podía dejarse perder. Hay en España varias generaciones ya abonadas al indie-rock y los festivales, merecen y deben conocer la historia de una de las bandas que abrió camino para que el rock evolucionase. Ya hay buenos libros en inglés sobre ellos, por eso quise que la perspectiva fuese localista y personalista, pues solo explicándolo desde aquí, la conexión JFK-El Prat pasando por Granada, Madrid o el sur de Francia, y contándolo desde mi pellejo, puedo conectar profundamente con mis lectores. Espero que los haya…

lunes, enero 20, 2014

A 45 rpm. Grand Funk Railroad - Can you do it



Toca volver a recuperar un 45 rpm de la colección. El afortunado esta vez se editó el 14 de agosto de 1976, doce días después de la edición del disco que contenía la canción, Good Singin', Good Playin', que producido por Frank Zappa se convirtió en el último disco de Grand Funk Railroad antes de su primera separación ese mismo año.

«Can you do it» apareció publicada con «1976» como cara B. Firmada por Richard Street y Thelma Gordy, el tema alcanzó el puesto 45 de Billboard convirtiéndose en uno de los últimos éxitos de la banda en los setenta, antes de su posterior reunión a principios de la siguiente década. Una muestra del potencial que la banda favorita de Homer Simpson aún conservaba y de su giro hacia la música pop, sin perder sus raíces que se movían entre el blues, el hard-rock y el soul, y que había empezado a tomar forma con la publicación del álbum Phoenix en 1972.

Sonando: Can you do it de Grand Funk Railroad

jueves, enero 16, 2014

Leyendas rindiendo tributo a Jack White

Algunos no dudamos de la importancia que Jack White ha tenido en la evolución y casi me atrevería a decir que la permanencia del rock en los últimos diez años. Sea con The White Stripes, The Raconteurs, Dead Weather o su proyecto en solitario, este hermano gemelo de Eduardo Manostijeras se ha convertido, probablemente, en la última gran estrella surgida en el universo rock. Y buena falta nos hacía. Por no hablar de sus trabajos a la producción, rescatando cual Rick Rubin a figuras desahuciadas como Loretta Lynn o Wanda Jackson, o al frente de Third Man Records, apostando ciegamente por gente como Seasick Steve, Kelley Stoltz, Laura Marling o Pokey Lafarge.

Por todo eso no es de extrañar que un buen puñado de leyendas del rock & roll más seminal hayan decidido rendirle un merecido homenaje interpretando buena parte de su cancionero. Wanda Jackson devuelve lo mucho que le ha dado White versionando acompañada de Shooter Jennings «In the cold, cold night», extraída de Elephant, mientras Rosie Flores, una de las herederas naturales de Wanda es la única que apuesta por un tema de Blunderbuss con el tema que precisamente da nombre al álbum. Robert Gordon se convierte en uno de los destacados del lote al bordar «Another way to die», igual que hace Sonny Burgess hace con el popular «Steady as she goes» de The Raconteurs. Bobby Vee con «We’re Going to Be Friends» o Gary U.S. Bonds con «Salute Your Solution» tampoco se quedan atrás, mientras la elegancia la pone un Big Jay McNeely que a los 86 años ataca «I’m shakin» y la nota de color la unos Straitjackets que cierran el notable tributo con su particular versión de «Icky Thump». Excelente.

Reseña publicada en la web de Ruta 66 el 10 de enero de 2013.

Sonando: Icky Thump de The Straitjackets

martes, enero 14, 2014

Los olvidados: Jim Lauderdale nos envía rosas negras



Seguimos repasando a los olvidados de las listas de lo mejor del año pasado y este sí que duele, y mucho. Porque de haber llegado a mis manos, o mejor dicho a mis oídos antes, el nuevo disco de Jim Lauderdale hubiera estado, seguro, entre los tres mejores del año pasado en todas mis listas. Alejándose del bluegrass que dominaba sus últimos álbums, el bueno de Jim no se ha olvidado de seguir musicando letras del gran Robert Hunter pero para la ocasión se ha rodeado de los hermanos Dickinson, especialmente de Luther que se encarga de producir el trabajo para sacarse de la manga un espléndido tratado de country&blues&soul de muchos quilates. Sin un solo pero. Excepcional desde la inicial «Throw My Bucket Down» hasta el tema final y que da título al disco, «Black Roses». Catorce soberbias canciones en las que la química entre Dickinson, Lauderdale y Hunter funciona a las mil maravillas. Jim canta mejor que nunca, el colchón instrumental es impecable y poderoso, y las letras vuelven a ser gemas de la poesía norteamericana. Este es uno de esos discos que permanecen en tu conciencia para siempre y que vuelven, una y otra vez, una y otra vez…

Sonando: Ebenezer de Jim Lauderdale

lunes, enero 13, 2014

Las revistas de enero de 2014



Toca onanista y tardío repaso mensual a las revistas. Mondosonoro va con Pony Bravo en portada dado que son los elegidos por la revista como disco nacional del año. Servidor ha participado, y mucho, en la confección de la lista de lo mejor del americana nacional que se lleva Quique González y su Delantera Mítica. En cuanto a críticas de discos aporto las de Mambo Jambo y destacadas las de Crudo Pimento y The Strypes. Por su parte Ruta 66 sale con el desaparecido Lou Reed, y un fenomenal artículo de recuerdo a él, en portada. También publica la entrevista que hice a Bunbury hace un par de meses y reseñas de la película The Last Ride, del cómic Realidad a la piedra y del libro El Descrédito. Por lo que respecta a su web, durante el mes de diciembre se publicó mi entrevista al interesantísimo Michael Mattice y al nacional J56, la crítica del concierto de Girls Guns & Glory y las reseñas de los discos de Nikki Hill & Deke Dickerson, Will Hoge y Mabel Joy. La Ruta Norteamericana de El País publicaba mi artículo sobre Lincoln Durham. Y finalmente, Efe Eme, hacia lo propio con la reseña del Foreverly de Billie Joe Armstrong & Norah Jones y la operación rescate del Four de los Blues Traveler. El mes que viene más.

Sonando: Living this hard de Lincoln Durham

jueves, enero 09, 2014

Una historia para los Modlin, una historia para El Cabrero



El martes estuvimos viendo en la 2 el cortometraje Una historia para los Modlin de Sergio Oskman que se llevó el primer premio del XIV Concurso Iberoamericano de Cortometrajes Versión Española/SGAE. Tanto a Rakel como a mi nos pareció un digno ganador. Sorprendidos nos mirábamos por el enganche que íbamos teniendo hacia una historia de ficción que parte de la realidad ¿les suena? Efectivamente, igual que sucede con mi novela Debo ser muy buena presa cuando tengo tantas escopetas apuntándome.

Vamos con el corto. La historia parte de unas fotografías y una cinta de vídeo VHS encontradas tiradas en el centro de Madrid. A partir de ellas se realiza una investigación en la que se llega al personaje principal de esas fotos, Elmer Modlin y su familia. El tipo no era más que un actor de poca monta cuyo mayor logro fue aparecer como figurante en una de las últimas escenas de La semilla del diablo de Roman Polanski. Hasta aquí la realidad. A partir de ahí, el autor inventa, a partir de lo que le sugieren las fotografías, una historia que bien podría ser la real o no, pero que en todo caso es la que le han sugerido esas fotos. El mismo Oskman reconocía en el debate posterior haber logrado enviar una copia del corto a un sobrino de Modlin y como este le reconoció que su visión se acercaba mucho a la realidad, aunque no los detalles. A partir de ahí se entabló una discusión en plató sobre lo lícito de hacer algo así que tanto a Rakel como a mi nos llevó a pensar en mi novela. El director era “atacado” asegurando sus compañeros de tertulia que el espectador podía confundir el documental con la ficción. ¿Y qué? respondía él, ¿dónde está el problema? Yo no le he dicho a nadie que fuera una biografía real, más bien al contrario. Detrás de cualquier foto uno se crea siempre una historia mental y eso es inevitable. Me sentí muy identificado con él, y más aún cuando supe que era periodista.

Servidor escribió su novela no partiendo de fotografías, sino de las historias que mi abuelo me había explicado. A partir de ellas investigué un poco, lo justo, y me creé mi propia realidad intentando mantener siempre lo que yo creía que era la personalidad de sus protagonistas, especialmente del central. Curiosamente, e igual que le sucedió a Oskman, contacté con Elena, compañera de El Cabrero, mi principal personaje quien tras leerse el libro me escribió “me lo leí de un tirón y hasta me he reído porque los personajes son reales y retratados en esencia pero sí que es una obra de ficción”. El resto de cosas que hablamos queda en el ámbito de lo privado. La cuestión es que, siguiendo el paralelismo con el corto de los Modlin la ficción había llegado al fondo de la realidad, aunque quizá por otros caminos. Eso sí, manteniendo siempre su condición de ficción, alejada de lo que probablemente pasó. Si pueden busquen el cortometraje y entenderán a qué me refiero.

Sonando: Welcome to reality de Adolescents

miércoles, enero 08, 2014

Los olvidados de 2013: Jeff German & The Blakety Blanks

Cada año los hay. Olvidados en las listas. Y cada año dedico buena parte del mes de enero a recuperar a alguno de ellos. En este caso el olvido fue por desconocimiento porque cuando oí el discazo de estos tipos todas mis listas estaban confeccionadas. Ahí va la reseña que hice para la web de Ruta 66 hace unos días. Si son inteligentes, y creo que lo son, no dejarán pasar este disco.

Efluvios del Steve Earle más inspirado y del mejor Chris Knight, eso es lo que se desprende de 12 Rounds, el excelente disco que acaba de sacar Jeff German junto a The Blankety Banks pero ¿quién es este tipo? Los amantes de los créditos lo pueden descubrir junto a Lydia Loveless o como cabeza visible de los semidesconocidos The Curdogs. Nacido en Detroit pero con toda su banda originaria de Ohio, German describe sus canciones como “música del medio oeste para la clase obrera” y no duda en asegurar que suena mejor “a un buen volumen, al final de una dura semana y con una cerveza bien fría”. Canciones directas (“somos una banda de rock con un problema llamado country”), que van de la decepción a la alegría comparando la vida con un duro combate de boxeo que hay que ganar, aunque sea por puntos. Recordando los sentimientos que le produjo estar con su padre moribundo al pie de su cama mientras se despedía lentamente de él o calmando el estrés del trabajo al lado de una mujer. Mezclando sensaciones entre sonidos que deambulan por el country más guitarrero, el gospel y hasta el pub-rock o el NRA (en directo se atreven incluso con alguna cover de bandas como The Replacements o Brinsley Schwartz). “Nos influyen gente como Jason Isbell, John Mellencamp, Springsteen o The Drive By Truckers, pero también los Rolling Stones, los Faces y el movimiento outlaw. Mis discos favoritos son Exile on Main St. de los Stones, Ziggy Stardust de Bowie, el blanco de los Beatles, London Calling de The Clash y Grievous Angel de Gram Parsons”. Con esas referencias, cualquiera falla. Una más que agradable sorpresa. Soberbio.

Reseña publicada en la web de Ruta 66.

Sonando:  Sit and Think de Jeff German & The Blakety Blanks

lunes, enero 06, 2014

Queridos Reyes Magos



Queridos Reyes Magos,

Gracias. Siempre escribiendo cartas pidiendo y nunca nos acordamos de darles las gracias. Pues yo quiero hacerlo esta vez. Me ha encantado todo lo que me han traído. Y no, no me refiero a los vinilos de los Kinks en el Kelvin Hall, del Never give in de Will Hoge, del Ohio Grass de los Buffalo Killers, de las sesiones de grabación del Desire de Bob Dylan o del Proof throught the night de T-Bone Burnett. Tampoco me refiero a los libros, Los Corruptores de Jorge Zepeda y Glorioso Bastardo, la biografía de Quentin Tarantino. Ni siquiera al DVD de Bob Dylan en directo en Colorado en 1976. No es que me de igual ¿eh? Por ese camino van bien. Pero es que me quedo con la cara de ilusión de June al ver sus paquetes, con su nerviosismo anoche, con sus zapatillas llenas de caramelos, con los papeles rotos a destajo y los gritos de ilusión. También me quedo con la paz de Jon durmiendo en su cuna plácidamente  mientras su hermana habría sus regalos para luego pasarse un rato intentando enseñarle el Minion que ustedes le han traído para que le acompañe en sus sueños. No abandonen la primera línea pero, sobre todo, no se dejen la segunda. Esa es la que no tiene precio.

A sus pies.

Sonando: Early Roman Kings de Bob Dylan

domingo, enero 05, 2014

Diez motivos musicales para no perderse Inside Llewyn Davis



Muchas son ya las reseñas realizadas sobre la nueva película de los hermanos Coen (en nuestro número de enero puedes ver la realizada por Anabel Vélez), estrenada el primer día de este 2014 pero visionada por un servidor en premiere hace mes y medio, aproximadamente.  Por eso no vale la pena que me centre mucho en el argumento y en loar un nuevo acierto de Joel y Ethan, más allá de recomendarla encarnecidamente, pero sí que daré diez motivos estrictamente musicales para acudir al cine, más allá de lo cinematográfico.

  1. Para ver cantar a Oscar Isaac la tradicional «Hang me, oh hang me», candidata a canción del año. Una delicia y todo un descubrimiento el de Isaac.
  2. Para descubrir que Justin Timberlake es un buen cantante tal y como demuestra en «Please Mr. Kennedy» y , sobre todo «500 miles».
  3. Para buscar las diferencias y los parecidos entre el personaje interpretado magistralmente por John Goodman, llamado Roland Turner, y Doc Pomus.
  4. Para descubrir que ser cantante folkie en el Greenwiche Village no era la panacea.
  5. Para entender como debía ser Moses Asch, capo de Folkways representado por el director de discográfica que editó el primer disco de Llewyn.
  6. Para confirmar que T-Bone Burnett es un genio y convierte en oro todo lo que toca.
  7. Para encontrarse con una inédita toma del «Farewell» de Bob Dylan.
  8. Para redescubrir a los interesantísimos Punch Brothers.
  9. Para descubrir a Carey Mulligan con una de esas voces sedosas que se clavan en la piel.
  10. Para rescatar los discos de Dave Van Ronk, el alcalde de la calle McDougall, de la estantería y volver a convencerse de que era un genio.
Escrito para la web de Ruta 66.

Sonando: Hang me, Oh Hang me de Oscar Isaac

jueves, enero 02, 2014

Los primeros del año: Springsteen, Drive By Truckers y The Fleshtones



Página leída. Eso es ya el 2013. Todo lo que ha sucedido ese año ya ha quedado atrás. Para algunos con fechas marcadas a fuego en nuestras vidas para siempre. Para bien y para mal, aunque prefiero quedarme con lo primero. Cientos de discos escuchados, muchos destinados a olvidarse, otros, los menos, cuyo destino es quedarse con nosotros como parte de la banda sonora de nuestras vidas. Y así llega 2014, con algunas novedades suculentas ya sonando en mi equipo. Tres, concretamente, ocupan mi atención estos días.

Bruce Springsteen se saca de la manga High Hopes, un álbum extraño y que desubica al oyente. Manel Celeiro lo define simplemente como “una excusa más para una macrogira”. De eso no hay duda aunque creo que la mejor definición la realiza mi buen amigo Héctor G. Barnés cuando asegura en Point Black que “Cuando se anunció la publicación de High Hopes, quedó claro que Springsteen había aprendido la lección de Working on a Dream (Sony, 2009). Si aquel álbum, de carácter inequívocamente menor, fue vapuleado al presentarse como la secuela del furioso y notable Magic (Sony, 2007), Landau y su protegido han decidido apuntar más bajo con esta nueva entrega al ser presentada como un disco de rarezas y versiones, promocionado a través de la versión de Tim Scott-McConnell que da título al álbum. Por primera vez en décadas, un nuevo álbum de Springsteen no se presenta como una declaración de intenciones de su autor, sino como una colección de canciones que, en palabras de su autor, “merecían ser editadas”. El resto del texto se puede leer AQUÍ.

Tampoco exento de polémica está el nuevo lanzamiento de unos Drive By Truckers a los que cada vez se les echa más en falta la presencia de Jason Isbell. Recibo mensajes en Twitter que directamente me dicen “¿Qué les pasa a los Truckers?”. Yo lo tengo claro: Isbell, Isbell, Isbell. El disco, English Oceans, no es un mal trabajo, ni mucho menos, pero sí que carece de chispa, rémora esta de la que vienen adoleciendo sus últimas entregas.

Los que lo tienen tan claro como siempre son The Fleshtones. Aquí no hay trampa ni cartón. Dan lo que esperas de ellos, ni más ni menos. Wheel of Talent son trece nuevas canciones cargadas de fuzz, farfisas y buen rollo a raudales. Pocas bandas tienen tan claro que no quieren ser más que lo que son. Así ya les vale y, desde luego, a nosotros también.

Sonando: Roofarama de The Fleshtones