miércoles, noviembre 30, 2011

Jordi Pujol Nadal: Aciertos familiares

La familia 66rpm está de enhorabuena. Nuevo miembro de la editorial. Amigo, claro. Y un escritor como la copa de un pino. Una de las personas que conozco que más sabe de country y rock americano clásico, léase Kris Kristofferson, Jackson Browne, Gene Clark, etc. El gran Jordi Pujol Nadal, que ha decidido estrenarse con un libro tremendamente musical, aunque pueda no parecerlo. La ha hecho de forma arriesgada. Cual funambulista. Sabiendo, él y su editor, que probablemente no serán número uno en ventas. Pero les ha dado igual. Porque las cosas en 66rpm se hacen con el corazón. Por eso funcionamos cual comuna. Ya saben, todos a una, Fuenteovejuna. Ahora andamos ahí volcados en el excepcional Errors de Càlcul, prosa poética o poesía novelada. Llámenlo como quieran. La cuestión es que es bueno, muy bueno. Sí, el descalabro comercial es que es en catalán, y eso cierra algunas puertas, pero no debería. Solemos hacer esfuerzos por leer en otros idiomas y esta debería ser una de esas ocasiones. Además es cortito y la edición se ha cuidado como si fuera una pequeña joya (que lo es). Los dibujos de Sandra Uve acaban convirtiéndose en el complemento perfecto de una poesía adictiva, urbana y evidentemente musical. Ecos de Lucinda Williams o Solomon Burke guiñan el ojo a una historia con un diluido hilo conductor que hace que sus escasas sesenta páginas vuelen en tu mente. A ver si Jordi se anima y la cosa no queda ahí. Ya saben, Errors de Càlcul, un nuevo pasito acertado de 66rpm Edicions.

Sonando: Drunken Angel de Lucinda Williams

martes, noviembre 29, 2011

Sevilla y sus tiendas de discos

El viernes, día después de mi conferencia en el Colegio Mayor Hernando Colón de Sevilla, tengo unas horas, antes de la salida del AVE de vuelta a Barcelona para visitar Sevilla, una de las ciudades que mejor conozco y, sobre todo, sus tiendas de discos. Inicio el recorrido en el barrio de Triana. Espero que Don Cecilio, auténtico "rastro" en forma de tienda de 1500 m2, abra sus puertas comiendo una "tostá con mantequilla". El ambiente siempre es especial en Triana. Cuando las persianas suben me encuentro con un local que pondría nervioso a la persona más desordenada del mundo, precisamente, por su desorden. A él corresponde la foto que adjunto en el post. Pilas y pilas de libros. Miles, muchos miles de vinilos apilados sin orden. un caótico descontrol que lleva a encontrar discos de Bruce Springsteen detrás de Chiquetete y antes de Rocio Jurado. Eso sí, la "caza" merece la pena. Sólo me llevo un LP, un recopilatorio de Leon Russell que me cuesta 1 €uro, pero me hincho a comprar 45 rpms. Warren Zevon, Christina y los Subterráneos, Elvis Costello, Gerry Rafferty, Jason Ringenberg, Lloyd Price, Robbie Robertson, Wayne Hancock o Steve Earle son algunos de los tesores que me llevo al precio de 50 céntimos unidad. Cuando apenas llevo visto un 1% del material de la tienda miro el reloj. Quiero acercarme a Recors Sevilla, que está en la Alameda, y apenas quedan tres horas para que salga el tren. Con los dedos negros por el polvo decido buscar un pcoo más de orden sin contar que el dependiente iba a estar 15 minutos apuntando uno a uno los nombres de todos los discos que me llevaba. No creo que fuera por un tema de control de stocks....Además, ver a un señor de 60 años apuntando Jason Ringenberg en un papel con doscientas "cuentas" más, tiene su guasa...

Records Sevilla es una tienda más clásica. el problema fue que mientas iba camino de ella me crucé con una que no pensaba visitar, Discos Latimore. En ella pregunto a qué hora cierran y tras asegurarme de que me da tiempo a regresar entro en Records Sevilla. Visita fugaz para hacerme con el The Killer Inside Me de Green On Red y dos "kriskristoffersons", Breakaway con Rita Coolidge y Who's The Bless And Who's The Blame. Tres vinilos a buen precio en un estado impecable. Aunque lo mejor estaba por llegar.

Latimore engaña. Su gran cantidad e merch la hacen parecer una tienda menor, pero su material me recuerda a Radio City, eso sí, todo de segunda mano. y digo que me recuerda al templo de la capital (junto a Escridiscos) porque puedes meter la mano en una pila y saques el disco que saques, será bueno. Los precios están bien y allí, eso sí, el orden es impecable. Me vuelvo loco en la estantería marcada como "Rock de los 60 y 70s". De allí salen Wild Tales de Graham Nash, Tracks on Wax de Dave Edmunds, Americana de Leon Russell, In The China Shop de Mitch Ryder (este se les coló porque es de los 80) y la joya entre las joyas, una edición original americana del Laid Back de Gregg Allman. Cuando lo veo mis ojos hacen chirivitas. Tengo que salir de allí o mi mujer se divorciará de mí. Así que obvio otros discazos de rock americano clásico e, incluso, una camiseta chulísima de Silvio y salgo con tiempo suficiente de "encarar" una tapa de pringá con una cervecita. Sevilla...El embrujo, lo llaman...

Sonando: These Days de Gregg Allman

lunes, noviembre 28, 2011

El abuelo cebolleta habla de Dylan

Fantástico como me trataron en mi reciente visita a Sevilla para participar en la cuarta edición del ciclo dedicado a Bob Dylan que dirige Mario E.Ríos Espinosa. Él y su "compadre" Rafa me hicieron pasar muy buenos momentos, y se ganaron un trocito de mi corazón. Por lo que respecta a la conferencia, estoy satisfecho de cómo se desarrolló. Y vistos los resultados, en forma de valoraciones, parece que los estudicantes que asistieron se fueron muy contentos de ella. Intenté analizar la carrera de Dylan a partir de los músicos que le han ido acompañando y dando forma a sus bandas de apoyo. De ahí el título que busqué, Bob Dylan ¿mejor solo o bien acompañado? También quise apoyarme en unos cuantos clips y creo que la cosa se hizo bastante amena. Eso sí, me sentí como un auténtico abuelo cebolleta contando batallitas. Y es que entre el público había gente que cuando yo vi a Dylan por priemra vez ¡no habían nacido! ¿Me estaré haciendo mayor?

Sonando: Rock And Roll High School de Ramones

viernes, noviembre 25, 2011

DPND: The V-Roys – Just Add Ice

Me ha costado decidirme por qué disco escoger de la banda de Knoxville. Y no será porque grabaran muchos, apenas un par de álbums en estudio, un directo y, ojo, un recopilatorio que llega ahora a las tiendas y que contiene algunos temas inéditos. Quizá algunos no los conozcan, pero eran muy grandes. Son The V-Roys y hoy protagonizan estos Discos Para No Deprimirse.

Nacidos en Tennessee, de ellos se dijo que “caminaban por la fina línea que existe entre el country rock de raíces y la vanguardia del rock alternativo”. Los temas los componían todos entre Scott Miller, John Paul Keith (aunque ni siquiera llegó a grabar el primer disco del grupo) y Harrison Mic, con la inestimable ayuda de ¡Steve Earle! Sí, porque el tío Steve fue el principal valedor de la banda, además de productor de sus dos discos. Llamados originalmente Viceroys, se vieron obligados a cambiar su nombre por el de V-Roys ante una denuncia de la banda jamaicana de reggae del mismo nombre.

Su primer disco es Just Add Ice, y lo publica E-Squared Records, compañía propiedad de Earle, en 1996. Se inicia con « I Guess I Know I'm Right» y esta canción es la viva prueba de lo que Earle vio en ellos. Sobre ella he leído que es como suena como si Steve cantara pasando menos tiempo de juerga e inspirándose en Nick Lowe. Casi nada. Miller llegó a declarar que “Earle nos ayudó en lo más difícil dándonos una buena patada en el culo para que tiráramos hacia adelante”. Pero no hay que pensar que suenan como una copia de Steve. No, los V-Roys lo que han hecho es escuchar los mismos discos que Earle, ir a los mismos conciertos y absorber las mismas influencias. «Pounding Heart» es una balda maravillosa que recuerda a muchos y a nadie. «Cry» suena a los Replacements y «Wind Down» a los Flamin Groovies. «Sooner Or Later» es power-pop a lo Dave Edmunds o Elvis Costello y «No Regrets» es un medio tiempo tremendamente adictivo. Y si en lo musical el álbum es fantástico, las letras responden a lo que se espera de ellas con estribillos tabernarios del calibre de “adiós al mundo, hola a la cerveza”.

Tras este disco llegó, en 1998 All About Town y después el directo Are You Through Yet, grabado en 1999 en la Down House de Johnson City. Tras eso, y ante la escasa repercusión comercial y el alejamiento de un Earle metido en otras batallas, la banda lo deja con un concierto el día de Año Nuevo de 2000. Curiosamente, en 2009, la banda fue elegida como el mejor grupo de la historia de su Knoxville natal y ahora, en el sello de Scott Milelr se publica Sooner Or Later, un recopilatorio que les hace justicia y una oportunidad de oro para hacerse con la mayoría de temas del ya descatalogado Just Add Ice.

Sonando: Sooner or Later de The V-Roys

jueves, noviembre 24, 2011

Ciclo Bob Dylan en Sevilla

Cuando leáis estas líneas, servidor estará dentro de un AVE con destino a Sevilla. La tierra de mi madre. Mi lugar de vacaciones durante muchos años. El objetivo no es otro que dar una ponencia en la Universidad de Sevilla, en el Colegio Mayor Hernando Colón, esta tarde a las 17:30 h. El tema, Bob Dylan. Sí, sí, han oído bien, Bob Dylan. Es un placer y un honor que se hayan dirigido a mí para a participar en el que ya es el cuarto ciclo que se celebra en la capital hispalense dedicado a Bobby. La participación, además, supone para los estudiantes la obtención de dos créditos universitarios ¡Dylan asignatura universitaria! Paralelamente, este año ha nacido en la Universidad de Oviedo una asignatura dedicada a Nick Cave ¡Ramones visionarios!¡Rock And Roll High School!

Mario Ernesto Ríos Espinosa. Apunten ese nombre porque él es el luchador que cada año se parte la cara para mantener el ciclo en vida. Su ideólogo y organizador. El que se pelea con las administraciones para que los ponentes seamos bien tratados. Entre los de este año están Mikel Muñoz, del que ya hemos hablado por aquí, autor de la biografía de The Band, los músicos Abraham Boba o Antonio Luque (Sr.Chinarro) y periodistas como Manolo Fernández de Radio 3.

En un principio pensé en hacer la conferencia sobre las Basement Tapes, pero pensé que habiendo una conferencia de Mikel, que es un crack con The Band, casi mejor dejarle esas cosas a él. Así que he evolucionado la idea y he optado por recorrer la historia de Mr.Bob a través de sus bandas de acompañamiento, planteado como una búsqueda de la banda perfecta que culmina en nuestros días con el grupo del Neverending Tour. Así que pasaré por la banda de Bringing It All Back Home, por la de Newport, por The Band, por la Rolling Thunder Revue, por Tom Petty, por los Travelling Wilburys o por los Grateful Dead. Creo que puede ser un recorrido original por su vida. Ya os contaré.

Sonando: Highway 61 Revisited de Bob Dylan

miércoles, noviembre 23, 2011

The Music Never Stopped, pequeña joya cinematográfica

Conmover. Otra de las cualidades que pueden hacer de una película algo para recordar, o todo lo contrario. Un verbo no permitido tradicionalmente para machotes. Harán bien éstos en no acercarse a la maravilla que es The Music Never Stopped, elegida por un servidor como mejor película no musical del año. Y digo lo de no musical porque, técnicamente, no es una película musical aunque todo gire alrededor de un montón de canciones.

Basada en la novela The Last Hippie de Oliver Sacks que, ojo, está basada en un hecho real (con pequeñas licencias), narra bajo la dirección de Jim Kohlberg, la historia de un padre y un hijo con un tumor cerebral. Lou Taylor Pucci da vida a ese chico; Gabriel, que sólo reacciona cuando suena música a su alrededor, si puede ser de los Grateful Dead, mejor. Así, bajo la mano de Diana Daly, a la que da vida Julia Ormond, consigue llevar una vida más o menos normal siempre que «Truckin» o «Sugar Magnolia» estén sonando a su alrededor. No desvelaré más. Aunque sí que también veremos deambular por el equipo de Gabriel a Bob Dylan (imapagable conversación sobre «Mr.Tambourine Man»), The Beatles, Rolling Stones, Buffalo Springfield o Crosby o Stills & Nash. Una verdadera maravilla que incide en el poder curativo de la música, a todos los niveles y de la que sólo se puede decir una cosa: hay que verla.

Sonando: Truckin de Grateful Dead

martes, noviembre 22, 2011

Prefiero una Jukebox (y van 3)

Ya hay disponible una nueva edición de mi programa de radio. Esta edición es ya la tercera. Otra media hora de música sin complejos y sin muchas complicaciones. Simplemente la que me apetecía pinchar. Empezando el recorrido por la familia Ocean Colour Scene y proyectos paralelos, siguiendo por la música nacional que tanto me llama la atención con gente como Julián Maeso, Jero Romero, The Fakeband o canciones ya legendarias de Cosecha Roja o Santi Campos, para acabar con un homenaje merecidísimo al gran Blaze Foley vía Gurf Morlix. Por el camino Daniel Lanois, Emmylou Harris, Willie Nelson, Merle Haggard, Daniel Merino, Íñigo Coppel…Creo que el programa merece la pena. Para descargarlo sólo hay que hacer click aquí. Blaze Foley se lo agradecerá, allá donde esté.

Sonando: Living In The Woods In a Tree de Blaze Foley

lunes, noviembre 21, 2011

J.D.McPherson, pateando culos

El ego del periodista musical. Ya hemos hablado otras veces de él, y en esta se hace imposible no hacerlo. No puedo reprimirme. No me puedo callar y no puedo evitar decir que este blog fue, probablemente, junto a Necesito Un Rock And Roll, el primero en destacar a J.D.McPherson y ver que ahí había algo. Además lo refrendé con una lucha que gané para hacerlo disco del mes de Ruta 66 en Enero de 2011. Allí ya lo definí como clásico o espléndido. Busquen la reseña en el Ruta 278. Ahora McPherson está en todas las bocas. Su gira ha sido un éxito que ha acabado con el cartel de sold-out colgado en la mayoría de las 9 fechas que ha hecho en nuestro país. Ha acabado con el merchandising del que no llegó nada a Barcelona, y aparece en los principales periódicos incluso de prensa generalista ¿Qué ha pasado? ¿Estamos ante el nuevo Eli “Paperboy” Reed? Sí y no. Sí porque este efecto no es, evidentemente normal. Está claro que McPherson ahora está de moda y que esa moda pasará. Y no porque dudo que a este tipo le pase lo mismo que a Eli, con un evidente bajón. Él no es un recién llegado. Sabe de qué va esto y sus discos con los Starkweather Boys son maravillosos (esos que pocos de los que llenaban las salas comprarán). Además, a parte de mucho hype, en los bolos también se intuía mucho rockero de pro al que, encima, el okie no defraudó en lo más mínimo. Y ahora que ya me he puesto las medallas y me declaro descubridor de talentos cual John Hammond, y adivino del futuro a lo Nostradamus, vayamos al concierto.

Las malas lenguas aseguraban que McPherson llegaba a los últimos conciertos de la gira cansado por las muchas fechas. El principio del de Barcelona, el último, parecía refrendarlo. Fue un buen inicio pero nada aplastante. El músico parecía con el freno de mano puesto. Dando lo justo para que la velada fuera agradable. Los temas de los Starkweather, irreconocibles para media sala, se combinaban con los fantásticos temazos de Signs & Signifiers que servidor votó como disco del año pasado. Por en medio versiones. La más destacada para mí, «You’ve Got To Lose». Un temazo que ll Lobo César Rosas editaba en su Soul Disguise en 1999. Ojo, que he leído por ahí que es un tema de Rosas y no, la canción es una versión, nada menos que de Ike Turner. Todo transcurría bien. Buen concierto. Hasta que McPherson debió mirarse el reloj y pensar “me queda media hora de gira”. Y decidió aplastarnos. Doy fe que lo consiguió. Esa última media hora fue de órdago. Insuperable, con el hit que es «North Side Gal» sonando a clásico de nuestro tiempo. Vaya fuerza. Qué narices. Qué manera de cantar. Qué explosivo. Sencillamente brutal. Si hace todo el bolo a ese nivel sería casi el concierto de la década. Sencillamente apabullante. Promete más.

Sonando: You’ve Got To Lose de César Rosas

viernes, noviembre 18, 2011

DPND: Los Lobos: Kiko

He decidido dar por cerrada esta serie con 50 discos. Hoy llega el 45, si no me he descontado. Ellos no hacen exactamente americana, como muchos otros de los que han pasado por aquí. Pero sí rock americano. Con todo lo que esa definición implica. Ya sabéis que son una de mis bandas favoritas. Son Los Lobos y no son Otra Banda del Este de Los Ángeles. Son LA BANDA.

En 1992, nuestros lobunos amigos publicaban Kiko, un disco incomprendido por muchos y defendido a muerte por otros. Un trabajo arriesgado, en el que apostaban claramente por la experimentación, aunque manteniendo todas y cada una de sus señas de identidad. Producio por Mitchell From y todos los miembros del grupo, la inicial «Dream In Blue» ya se muestra claramente vanguardista. «Kiko and the Lavander Moon» o «Angel With Dirty Faces» son otros buenos ejemplos de lo que digo. Los Lobos tienen ganas de jugar, y disfrutan. La culpa, en buena medida, la tienen David Hidalgo y Louie Pérez, compositor de todos los temas excepto las dos tradicionales aportaciones de César Rosas. Eso sí, todo el disco es soberbio. De principio a fin. «Wicked Rain», «Two Janes», «Just A Man»…Canciones memorables que hacen difícil destacar alguna por encima de las otras. Aunque quizá habría que quedarse con tres. Ese «Rio de Temampa» que cierra el álbum absolutamente escalofriante, el ritmo fronterizo de «Saint Behind The Glass» y la fuerza folk de guitarras afiladas de «Wake Up Dolores».

Es este un disco grande. Enorme. De esos que marcan una época. Un estilo. Los Lobos dieron el paso. Bandas como Wilco o Calexico lo siguieron. Redefiniendo un género. Investigando. Algo que llevó al mismo Jeff Tweedy a reconocer en público la influencia de los de L.A. en discos como Yankee Hotel Foxtrot. Y eso no es moco de pavo.

Sonando: Wake Up Dolores de Los Lobos

jueves, noviembre 17, 2011

Un dylanita y consorte en la ex corte de Berlusconi (Parte 4: El regreso)

Último día. El post concierto. Momento de repasar mentalmente, todavía en la cama, las sensaciones del último encuentro con tío Bob. Sigue siendo el más grande. No hay duda. Yo quiero llegar a esa edad y hacer esos conciertos. Bueno, a esa y ahora. Me da la impresión de que Dylan nunca dejará de tocar. Que morirá en el escenario. Creo que es lo que quiere. Lo que le gustaría. Sólo espero que tarde mucho en hacerlo.

Volvemos a desayunar en la cama, hacemos la maleta y salimos del hotel. Rumbo la Piazza de Spagna. Muy bonita, ciertamente. “Al azar pero al final, yo he dormido mucho más en el sofá”. Visitamos la Roma más fashion. La de las tiendas de moda y diseño. Insisto en comprarle a Rakel una camiseta de Dylan carísima en una de esas tiendas. Ella no quiere. Gano yo. Ella cede, como casi siempre. Luego cogemos destino a la Fontana Di Trevi. De nuevo. Vamos a cumplir el ritual. Moneda y beso. Nos sentamos a mirar como los turistas (como nosotros) cumplen con lo que toca. Nos reímos de los que están a punto de caerse. Soy feliz. Pero falta June, otra vez. “Al pasar de mis años, antes no pensaba en el ayer”. Al menos está Rakel. Siempre está. “Desde que te conozco, te quiero conocer”. Se hace tarde. Al hotel, recogida de maletas y a Ciampino. Toca volver. Reencontrase con June. Comemos pasta, por última vez en Roma y embarcamos. Vuelvo a decidir mis discos del viaje. Esta vez gana Matt Woods. Manifesto me sigue pareciendo acojonante. Cuando acaba empiezan unas leves turbulencias. Yo leo una autobiografía de Joan Baez. Nada importa. June está cerca. El aterrizaje bien, gracias. Salimos del aeropuerto y la buscamos con la mirada. Está en la furgoneta de sus abuelos. Nos ve llegar y su cara se ilumina. Ahora ya somos felices los tres. “Con tanto arrepentido por ahí, yo siempre te he elegido para mí”.

Sonando: Desinhibida de Jero Romero

miércoles, noviembre 16, 2011

Un dylanita y consorte en la ex corte de Berlusconi (Capítulo 3: Ciao Bambino)

Sábado. Día intenso. Nos traen el desayuno a la cama de la habitación. Capuccino ¿cómo no? y croissants rellenos de mermelada de frambuesa. Nos preparamos. Y empezamos con un cambio de planes. Metro y hacia el Vaticano. Sigo con la intención de no entrar. Pero no cumplo. Hacemos una pequeña cola y vemos primero la basílica y luego el museo, Capilla Sixtina incluída. Impresionante, sí. Pero lo del museo un suplico ¡qué largo! Acabamos recorriendo salas a toda hostia en una sensación claustrofóbica algo curiosa. Tarareamos. Jero otra vez. “Y me iré, disimuladamente, haciendo eses”. Bajamos andando a comer a un lugar recomendado. Un pequeño restaurante llamado Trattoria del Pallaro. Nos recibe un viejecito, el dueño, amable como pocos que me acaricia la cara antes de sentarnos en una mesa cuando le aseguro que pienso comer mucho. Para comer empezamos con un antipasto formado por lentejas (buenísimas), olivas, jamón, salchichón, hinojo con aceite, ternera rebozada y croquetas de arroz. Continuamos con un variado de pasta donde se mezclaban diversas salsas ¡brutal! Y seguimos con ternera en salsa y patatas fritas del momento, cortadas a mano y finísimas. De postre, pastel de la casa mojado en vino tinto. “Cada vez no puede ser la única vez”. El dueño besa en la mano a Rakel. Tras el café, tomamos camino al Colisseum. Impresionante, también. Nos reímos de los lugareños disfrazados de gladiadores con calcetines. Metro y al hotel a descansar, que por la noche hay concierto.

Me tumbo en la cama a las seis de la tarde. Cojo el iPOD y pongo lo nuevo de los Riffing Cowboys, la súper banda encabezada por Dan Baird y Eric Ambel. Vaya discazo, qué potencia. Con esto yo no me duermo ni a la de tres. Así que elijo el segundo de los tres discos editados por los Cowboy Junkies este año. El dedicado a las canciones de Vic Chesnutt. Demons. Y con la voz de Margot en el oído cierro los ojos. A las 8 vuelvo a abrirlos, en plena forma pero destemplados salimos a la calle. Un montón de paradas de metro nos llevan al Paleur. Cuando salimos de la estación estamos en medio de la nada y decidimos seguir a un tipo con pinta de rocker. Luego cambiamos por una pareja con más pinta de saber donde iban. Le comento a Rakel “aquí hoy no va a haber ni Dios”. Menos mal que no me gano la vida como adivino ni como calculador de audiencias. Muertos de frío llegamos al pabellón y comprobamos, en la cola para recoger las entradas, como la incompetencia no es una cualidad únicamente hispana. El broncazo que se estaba llevando la chica de taquilla de un italiano era de los que hacen historia. Lo bueno es que el tipo parecía tener razón. Al final consigo mis dos entradas y pregunto a la gente de la cola qué hace allí si está colgado el cartel de no hay billetes. Esperar a que por el frío haya gente que no venga a buscar sus entradas, me dicen. Si es así, las reparten. Toma ya. Son las 9 y media. Vete corriendo, que Knopfler ya habrá empezado. Les digo que no sufran por mí. Me entretengo mirando el merchandising de Dylan. Carísimo. 35 €uros una camiseta de manga corta. Precios de moda italiana. Nos detenemos en el bar a cenar. Una especie de pizza calzone. Cuando entramos apenas oímos a Knopfler tocar «So Far Away» mientras nosotros cantamos por encima «L’Empordà» de ¡Sopa de Cabra! ¿Nadie ha visto que son la misma canción? Para el bolo pueden dirigirse al post correspondiente de hace un par de días. Cuando acaba intento hacerme con el set-list en la mesa de sonido. Ni una mínima oportunidad. El técnico lo guarda con llave como si fuera un tesoro. Tiene cosas apuntadas en él que no se pueden ver. Al salir a la calle, con mucho frío, busco camisetas piratas por el suelo y ¡oh, sorpresa! Los piratas italianos tienen más clase ¡y han montado unos chiringuitos! Como un mercadillo de camisetas piratas de Dylan. Me hago con una, claro y enfilamos el camino del metro. “Quiero verte tal y como te encontré”. Frío y más frío. Hotel, mantas, lavabo estropeado. Sueño. Berlusconi ha dimitido. Ciao Bambino. “Cinderella, she seems so easy,"It takes one to know one," she smiles. And puts her hands in her back pockets Bette Davis style…”

Sonando: Desolation Row de Bob Dylan

martes, noviembre 15, 2011

Un dylanita y su consorte en la ex corte de Berlusconi (Capítulo 2: Penne A l'Arrabiatta)

Empezamos (tras el inciso de ayer) con la narración de este fin de semana, marcado, evidentemente por lo musical. El viernes llega el momento de coger el avión. Decir que no me hacen gracia sería, directamente, mentir. No me gustan los aviones. Ya está. Eso hace que tenga que pensar detenidamente qué música ha de sonar en mi iPOD mientras vuelo. Es una manera de evadirme. Normalmente otro se habría inclinado por Dylan, pero yo siempre prefiero no oír los discos de la gente a la que voy a ver cuando voy de camino. Llámenme maniático. Rakel lee una revista de psicología para ver qué significan los dibujos de los niños. Hace apenas tres horas que no la vemos y ya hemos echado de menos a June trescientas veces en silencio y, de manera compartida, unas doscientas más. Yo compro el Rock De Lux. Me tangan. El número conmemorativo por llegar a las 300 ediciones ¡sólo trae fotos! ¿Y qué leo yo en el avión? Sin ganas compro el Popu. Lleva una portada con Bono repetida de una de los 90. ¿Qué voy a hacer si ya me he leído el Ruta y la Rolling Stone? No leo libros en los aviones. Sólo revistas. Así que mientras esperamos sentaditos y pensamos lo gilipollas que es la gente haciendo cola leo un reportaje con Those Poor Bastards. Muy adecuado esto de la música de cementerios antes de coger un avión. Cuando acaba la cola, embarcamos y nos damos cuenta de quién es el gilipollas. Los asientos no son numerados así que, a cola del avión y juntos, de milagro. Cuando los aviones cogen pista y los motores van a toda hostia siempre pienso “ahora sí que no me puedo bajar” ¡cómo si antes pudiera!. Dejamos Barcelona y en mis oídos suena Jimbo Mathus. Su disco cada vez me parece más bueno. Cojo el Popu, otra vez. Leo la reseña del disco de Tom Waits y una carta del correo sobre Marlon Brando. Aprovecho para ir haciendo mi lista de lo mejor del año para el Ruta y, sin casi darme cuenta, llegamos a Ciampino. El viaje ha sido ideal y en el autobús entre el aeropuerto y la ciudad empezamos a tomar constancia de lo bonita que es Roma. El hotel está bien. Dejamos las cosas y a la calle. La Fontana Di Trevi está a dos minutos andando. Nos apabulla. Muy bonita, la verdad. Es de noche y Rakel y yo olvidamos todo el ritual. Ni moneda, ni beso. Paseamos por las calles. Roma es una ciudad ideal para eso, y de noche más. Nuestro objetivo es el Trastevere, y lo hacemos tarareando una de las canciones de Jero Romero. “¿Cómo puede ser que lo mejor de miedo?”. Pasamos por el Panteón. Sublime. Le hacemos una foto a la luna llena con el edificio al lado. Soy feliz, aunque falta June. Y nos prometemos que al próximo viaje nos la llevamos. Camino al Trastevere encontramos una tienda de libros. Quiero comprar algo de Dylan en italiano. Lo hago y de paso me llevo una especie de Scrapbook de Johnny Cash dirigido por su hijo. El que Rakel sostiene en la foto. Unos Penne A l’Arrabiatta van a ser nuestra cena junto a una pizza Quattro Formaggi. En una terrazita y con mantelito de cuadros. Como Dios manda. Lo de la difícil búsqueda del taxi posterior que nos llevara al hotel cuenta como una de nuestras desventuras. Si todo lo malo siempre fuera así…Llegamos al hotel, Rakel descarga las fotos en el netbook. Yo me preparo, como bien suponen, para una noche de amor romana. Me tumbo en la cama, pongo la MTV y mis ojos se cierran. Al final la pasta se ha convertido en lo más caliente de la noche.

Sonando: Ya te lo decía yo de Jero Romero

lunes, noviembre 14, 2011

Un dylanita y su consorte en la ex corte de Berlusconi (Capítulo 1: El Concierto)

Dedicaremos buena parte de la semana a repasar nuestras aventuras y desventuras (pocas) en Roma. Y empezaremos por el objetivo del viaje, que no era otro que presenciar el concierto que su dylanísima celebró el sábado en la capital italiana dentro de la gira que está realizando junto a Mark Knopfler. Me centraré en este post en Dylan y su concierto. Del resto hablaremos otro día. Con el Paleur a reventar (unos 8000 espectadores, si quitamos la parte de fondo no ocupada), Dylan apareció en escena con Mark Knopfler para arremeter con «Leopard Skin Pill-Box Hat» y cargarse de un plumazo todo el bolo del británico ¡Qué fuerza!¡Qué vitalidad! Tras ella «Don’t Think Twice, It’s Alright» suena explosiva, con un final apabullante y ojo, Dylan a la guitarra eléctrica, abandonando el piano que había ocupado en su primera canción. Luego «Things Have Changed», soberbia y un «Spirit On The Water» que gana muchos enteros con la interpretación de sus directos actuales respecto a la versión en estudio aparecida en Modern Times. «Honest With Me» da la bienvenida a Love And Theft. Y tras ella los bombazos. «The Lonesome Death Of Hattie Carroll» de The Times They Are A-Changing se eleva sobrecogedora. El pabellón tiembla y los seguidores de Knopfler se retiran. Ilusos. Las gradas se quedan en un 75% y Dylan premia a los que nos quedamos (¿cómo iba a ser si no?) con un «Ballad Of Hollis Brown» que puede ser, quizá, la mejor interpretación que nunca ha hecho de este tema, de apenas un acorde, en directo. La banda está inmensa. Como siempre. Con mención especial a un Tony Garnier que entiende al maestro como nadie y a un Don Herron majestuoso en su steel y otros instrumentos de cuerda. La cumbre llega con un «Desolation Road» de casi catorce minutos. Dylan repasa todas las estrofas del tema, las modifica y hace bromas con el público romano en medio de sus estrofas (¿he dicho hace bromas?). El concierto está en su punto álgido. «Highway 61 Revisited» apenas se diferencia de la ofrecida en su última visita a Barcelona. Se nota que Dylan está disfrutando tocando esa canción y por eso es de las que no faltan en sus repertorios. «Forgetful Heart» es la elegida para representar a Together Though Life, y quizá es el tema más flojo del concierto. La banda no parece tan cómoda ahí. «Thunder On The Mountain» y «Ballad Of A Thin Man» lo arreglan. Esta última con un reverb llevado al límite en el estribillo que traía de culo al ingeniero de sonido al que veía desde mi sitio en el foso. El efecto, eso sí, de que Dylan pareciera fantasmagórico se hacía espectacular. Recta final. Normalmente el viejo lo hace con dos temas a elegir entre «All Along The Watchtower», «Like A Rolling Stone» y «Blowin'In The Wind» con el arreglo de Stevie Wonder. Esa noche nos ofrece las tres y en ese orden. El concierto se acaba. No hay bises. Los músicos saludan. Sale Knopfler al fondo, discreto y en segundo plano, aunque apenas queda ninguno de sus fans entre el público. Dylan le da un golpecito en la espalda, mientras se van. Mi imaginación me lo dibuja diciéndole “supera eso, Mark”.

Sonando: Honest With Me de Bob Dylan

sábado, noviembre 12, 2011

Bob Dylan en Roma, se acerca el momento

Este el set-list que Mr.Bob tocó ayer en Florencia. Apenas quedan unas horas para que se suba al escenario del Paleur, tras Mark Knopfler (tiempo que aprovecharé para cenar) ¿repetirá? Lo sé, no lo hace nunca, pero el set de Padova del miércoles sólo varía de éste en un par de temas. VEremos. Ya les contaré...

Leopard-Skin Pill-Box Hat
Girl From The North Country
Things Have Changed
Spirit On The Water
Honest With Me
Tangled Up In Blue
The Levee's Gonna Break
Desolation Row
Highway 61 Revisited
Forgetful Heart
Thunder On The Mountain
Ballad Of A Thin Man
All Along The Watchtower
Like A Rolling Stone

jueves, noviembre 10, 2011

Dylan, el Vaticano, yo…

Curioso título de post ¿no? Sería fácil, con esas tres variables pensar que voy a hablar de la famosa actuación de Dylan delante del papa, hace unos años, en el Vaticano. Pero no. La ecuación se resuelve este fin de semana en forma de viaje a Roma. Sí, servidor se va a la ciudad de la sede papal y el objetivo es, lo han adivinado, ver a su dylanísima. Bueno, en realidad les estoy mintiendo. Lo siento por Bob pero esta vez ha sido la excusa para que mi mujer y yo hagamos una escapada de fin de semana. Eso sí. Era una excusa perfecta ¿no? Así que el sábado me plantaré en el Palaleur, cuando Mark Knopfler vaya acabando su actuación, para ver por decimocuarta vez a Míster Bob Dylan. No espero sorpresas. Leyendo sus repertorios no hay lugar para muchas aunque con el profeta nunca se sabe ¿El Vaticano? Creo que no me voy ni a acercar, fíjense. Ya tengo marcadas las tiendas de discos que voy a ver en Roma ¡juas! Desde luego no pienso volverme loco queriendo ver muchas cosas en poco tiempo. Voy a relajarme, a disfrutar de un concierto más de Bobby y, sobre todo, a dedicarle tiempo a mi chica, que se lo merece más que nadie. Les cuento al volver…

Sonando: Watching The River Flow de Bob Dylan

miércoles, noviembre 09, 2011

Blaze Foley - If I Could Only Fly

Hacía tiempo que no hablaba de canciones indispensables. Por eso hoy quiero pararme en «If I Could Only Fly». Un tema que me hace estremecerme y casi llorar cada vez que lo oigo. Llámenme sensiblón. Compuesta por el semi desconocido Blaze Foley, para mí uno de los grandes creadores de la música americana, la primera grabación que se conoce data de 1979. El tema fue comprado por los managers de Willie Nelson y Merle Haggard para hacerla un éxito pero cuando estaban a punto de lograrlo, los echaron de la compañía, en un nuevo giro de tuerca a la mala suerte habitual de Foley. Finalmente, con Blaze ya en la tumba, muerto a balazos, Haggard la incluyó en un disco del mismo nombre en el año 2000. La canción es deliciosa. Sólo tenéis que escuchar la versión que Gurf Morlix ha hecho de ella en su último disco, homenaje a su amigo Blaze. Habla de las necesidades del músico de huir siempre del lugar en el que se encuentra. Su novia entonces, que fue la mujer de su vida, explica que es la canción que escribió para dejarla. Lo bueno es que lo hizo para explicarle que aunque él necesitaba estar permanentemente en movimiento, si pudiera volar siempre volvería a su lado para estar junto a ella. Pero desgraciadamente no pudo hacerlo. Búsquenla y siéntanla. Es un trozo del alma de un poeta.

Sonando: If I Could Only Fly de Blaze Foley

martes, noviembre 08, 2011

Robert Forster y las 10 reglas del rock and roll

En estado de shock permanente por los recientes conciertos de Nu Niles, el sábado, y Israel Nash Gripka, el jueves, repaso el correo en busca de mensajes no leídos y me encuentro con uno enviado por mi buen amigo Manuel Beteta al foro interno de Ruta 66. En él nos recomienda el libro The 10 Rules Of Rock And Roll en el que el co-fundador junto a Grant McLennan de los Go Betweens, Robert Forster, repasa justamente eso, las 10 reglas del rock and roll. Las he leído varias veces y forman un conjunto lleno de ironía, mala leche, locuacidad, sensatez y certeza (en muchas ocasiones que no todas) realmente hilarante. Es inevitable no reírse al leerlas e intentar poner nombres a cada una de ellas. Les propongo que participen del juego y lo hagan. Lo pasarán bien, ya verán. Ahí van:

1 - Nunca sigas a un artista que describe su trabajo como "oscuro".
2 - La penúltima canción es la más floja.
3 - Los miembros de las grandes bandas se parecen.
4 - Ser una estrella del rock es un trabajo de 24 horas al día.
5 - El grupo con más tatuajes tiene las peores canciones.
6 - Nada interesante ocurre en un escenario tras los primeros 20 minutos.
7 - El guitarrista que cambia de instrumento cada tres canciones está presumiendo de su colección de guitarras.
8 - Todos los grandes artistas se esconden detrás de su manager.
9 - En los grandes grupos no caben integrantes haciendo discos en solitario.
10 - El trío es la forma de expresión más pura del rock.

Sonando: Baby Stones de Robert Forster

domingo, noviembre 06, 2011

Nu Niles, un certero disparo

Cuando una banda se encuentra en el estado de forma en el que están actualmente los Nu Niles, es difícil que hagan un mal concierto. Por eso lo del sábado en la 2 de Apolo, a pesar de la nada apacible noche, era una apuesta segura. Por suerte para ellos, lo mismo que yo debieron pensar el resto de las personas que llenaban, de manera cómoda, eso sí, la sala. Mario y los suyos se salieron, como siempre. Dice mucho de ellos que minutos antes del concierto, encerrados en el camerino, sus rostros fueran de tensa espera. Eso me gusta. Cuando se pierde ese cosquilleo en el estómago previo a los conciertos, el músico está perdido. Blas gastaba bromas, Ivan hacía estiramientos y Mario calentaba los dedos con su guitarra mientras un servidor se servía un cubata tras otro y en tono jocoso volvía a criticar la corta duración de su LP. Sabíamos que la noche era importante. Y yo me sentía parte de ello por motivos evidentes.

A las 11 en punto, salía del camerino, yo con destino a mi lugar entre el público, ellos al escenario, su hábitat natural. He visto decenas de veces a esta banda y siempre consiguen llamarme la atención con algo. Esta vez, el motivo era evidente. Es curioso cómo hemos realizado las canciones del nuevo disco de los chicos con nombre de brillantina. Ahora me doy cuenta que he tenido que convertirme en Mario Cobo. En alguien que antes de esa presentación en Barcelona me decía con sarcasmo “quiero dejar la música pero ella no quiere dejarme a mí”. Mario me pasó un montón de ideas y frases sueltas. Yo tuve que meterme en su cabeza, pensar como él y decir lo que él quería decir. Esta feo que lo diga yo, por eso no diré que lo conseguí, pero sí que estoy contento con el resultado. Es curioso ver como otro siente lo que tú has tenido que sentir por él. Ver a Mario cantar «Para Qué Esperar» y otros temas de su reciente y homónimo disco fue una experiencia vital interesante. Él cantaba, pero era yo él que hablaba. Él sentía, pero era yo el que había escrito los textos. Eso sí, lo que cantaba era su vida, no la mía. Eran sus canciones, no las mías. Eran sus sentimientos, no los míos. Era su concierto no el mío. La estrella era él, no yo. Él disparaba, no yo. Y eso me gustó. Porque es mi amigo y se lo merece. Apúntenles un conciertazo más, y van...

Sonando: Para Qué Esperar de Nu Niles

viernes, noviembre 04, 2011

DPND: Weld - Neil Young

Muchos lo reclamaban. Tanto hablar de Americana de los 90 y aún no ha aparecido por la sección uno de los padres del género. Bueno, a Dylan también lo costó asomarse a esta sección. Pero sí, aquí está. Caballo loco. Neil Young en nuestros Discos Para No Deprimirse. Por fin.

Y me ha dado por escoger Weld, publicado en 1991, disco en directo en el que el canadiense recoge la gira de presentación de Ragged Glory ¿y por qué este disco? Pues porque creo que supone algo especial. Por un lado, Young demuestra el por qué se le iba a considerar el padre del grunge y lo hace en un soberbio directo a principios de la década esencial del género de las camisas de franela de cuadros "combinadas" con converse rotas. Por tanto, por un lado es el disco con el que Young abre una década marcada por el Americana, y por otro, marcada por el grunge. Y él es uno de los pilares de ambos géneros. Esa es la explicación. El álbum que reúne, como una especie de preámbulo o profecía, lo que iba a pasar en los diez años siguientes.

Y como no lo voy a hacer mejor, robo literalmente la crítica que Rafa Cervera hizo en el número 68 de Ruta 66, en diciembre de 1991, y que Manuel Beteta se ha encargado de recopilar en la web de la revista en seis artículos fantásticos. Esto es Weld.

Ríase usted de Sub Pop, Sonic Youth y toda la familia. Cuando Neil Young ruge, los pupilos mejor guardan silencio. Y Neil Young ruge con mucha fuerza cada vez que saca un disco en directo. Weld está hecho de grabaciones en vivo tomadas a lo largo del «Don't Spook The Horse Tour» que le llevo por Estados Unidos el pasado año. Acompañado de nuevo por Crazy Horse, Neil Young ha vuelto a dar una lección de lo que es mantener el rock vivo y bien. Más que eso, Weld inyecta energía cruda por los cuatro costados al eterno concepto musical, a las viejas y a las nuevas composiciones. La versión de «Hey Hey, My My (Into The Black)» —uno de los himnos más sobrecogedores del rock&roll— abre fuego con unos Crazy Horse irreductibles. Los títulos clásicos de Young revisitados al calor del directo en Weld cobran una nueva vida. Lo cual ya es mucho decir: sólo un tipo tan impredecible como Young puede aportar más matices incendiarios a su propia música («Cinnamon Girl», «Powderfinger» o «Like A Hurricane») después de tantos años. La versión de «Blowin' In The Wind» es sencillamente sobrecogedora, toda una reconversión en el más puro estilo Hendrix. Y las canciones de más reciente cosecha se acoplan sin problemas al huracán eléctrico que crea la banda. «Crime In The City», «Fuckin' Up» o «Mansion On The Hill» se benefician del temperamento de un grupo en total erupción. Weld es mucho más que un grupo a cien en un concierto. Es la acoplación casi matemática de unos músicos totalmente compenetrados de cara a un objetivo muy concreto: devolverle las agallas al rock. Aunque sólo sea por una noche. Aunque el relevo haya sido tomado por otros hace ya tiempo. Aunque al escuchar este disco nos duela en el alma no haber presenciado en primera fila el show. Escuchar como un viejo zorro como Young redescubre sus propias posibilidades es algo inenarrable. Consigue Weld. Y si tienes aparato reproductor de CD, busca con ahínco Arc/Weld, el CD en edición limitada del mismo álbum. Trae un disquito extra lleno de feedback, acoples y comentarios calientes lanzados desde escena por el propio Young.

Sonando: Cinnamon Girl de Neil Young

jueves, noviembre 03, 2011

Ferias, singles, Zappa y la radio

El viernes pasado me acerqué a la Fira del Disc de Sants, la que en mi opinión es la mejor feria de discos que se celebra en Barcelona. Por material, por precios, por vendedores…Por muchas cosas. Se combinan los “tenderos” que dominan el tema con otros que no lo hacen para nada. Por tanto hay espacio para buscar joyas y pagarlas a su precio (o uno muy elevado), pero también para encontrarlas a importes irrisorios. El amigo Luis Celeiro y yo hicimos una batida en sentido inverso avisándonos de lo que íbamos encontrando. 17 vinilos que me llevé (y de los que hablaré próximamente) y unos cuantos singles al precio de 2 €uros cada uno. De risa. Entre ellos el Stars de Stealers Wheel, Tan Celosa como tú de Burning, Slow Turning de John Hiatt (del disco del mismo título y con una portada preciosa), Get a Leg Up de John Mellencamp, Neh Nah Nah de Vaya Con Dios o del que voy a hablar, Can You Do It de Grand Funk Railroad.

Este último, con 1976 en la cara B, pertenece al disco Good Singing Good Playin, grabado en 1976 y producido por Frank Zappa. Considerado por muchos críticos como su mejor disco, no se comieron un colín por culpa de un mundo que empezaba a centrarse deamasiado en la música de baile y en otros sonidos. Lo cierto es que Zappa consiguió un sonido increíble y oírlo a 45 rpm es un auténtico placer para los oídos.

Este tema sonará, seguro, en la tercera edición de Prefiero Una Jukebox. De momento, la segunda ya está lista y disponible en descarga. Pasaron por el programa gente como Slaid Cleaves, Eddie Hinton, Maika Makovski, Mike Ness, Jimbo Mathus, Otis Gibbs, Luke Zimmerman, California Honeydrops y muchos más…En descarga directa AQUÍ.

Sonando: Can You Do It de Grand Funk Railroad

miércoles, noviembre 02, 2011

Blaze Foley, campeón de los perdedores

Me apetecía verla en pantalla grande después de un primer visionado en DVD sin subtítulos. Duct Tape Messiah, dirigida por Kevin Triplett. Así que el lunes me planté en el In-Edit para ver el documental sobre el gran Blaze Foley. Además, era una manera de resarcirme por no haber podido ir al cine el domingo tras una de esos famosos virus…Ahí va la reseña que hace un par de meses publicaba en el Ruta sobre ella. El cine confirmó lo que dije palabra, por palabra. Un tío muy grande.

¡Qué buenas noticias tener tanto material relacionado con Blaze Foley últimamente! Primero fue el disco con el que su amigo Gurf Morlix le homenajeaba. Y ahora es este documental dirigido por Kevin Triplett. Es Foley uno de esos personajes malditos que tanto gustan al perseguidor de leyendas. Nacido en una casa en un árbol, tuvo problemas con el alcohol toda su vida y fue asesinado por el hijo de un amigo en casa de éste en una situación nada clara. Su asesino fue absuelto al alegar legítima defensa y el amigo Blaze se convirtió en un mito. Lucinda Williams le dedicó «Drunken Angel» a un músico que han versionado Merle Haggard, Willie Nelson, John Prine, Lyle Lovett, Joe Nichols o incluso los Kings Of Leon. Por eso merecía una aproximación documental como esta. Porque era todo un personaje, capaz de llevar siempre encima las cintas de su primera grabación por su desconfianza en la industria, hasta que irremisiblemente las perdió. Anécdota que, como muchas otras muestra esta película de estructura clásica y visionado obligatorio para cualquier amante del género. Ya lo dice Lucinda: Blaze Foley fue un genio y un hermoso perdedor.

Sonando: Clay Pigeons de Blaze Foley