jueves, diciembre 31, 2009

Gracias 2009

Pues eso. Que hoy se acaba el año. Podría intentar hacer resúmenes de todo lo que me ha pasado este año que se va. Pero no tendría mucho sentido. Porque el 2009 reduce su significado a ser el año en el que vino al mundo la preciosidad de la foto. Siempre será, para nosotros, el Año June 0. Nada volverá a ser igual. Todo ha cambiado con este año. Gracias bebé. Por sonreirme así cada mañana cuando te voy a buscar a tu cuna. Por iluminar tu cara cuando me ves llegar por las tardes después de trabajar. Por chapotear y poner perdida de agua a mamá mientras te bañas. Por hacer que compusiera «Por quién ríe Baby June» para el próximo disco de los Chinaski. Por hacerme sentir importante en cada uno de los momentos de mi vida. Por demostrarme qué cosas valen realmente la pena. Por disfrutar, como nadie, de los Grateful Dead. Por mirar como miras. Por no llorar (sólo cuando es necesario, lo se). Por dejarme escribir este post mientras juegas con tus instrumentos musicales para bebés tranquilamente en el comedor. Por haber elegido a esa madre (¿fuiste tú no?). Y gracias, sobre todo, por ser feliz June. Eso es lo mejor de todo.

Gracias 2009.

Feliz 2010 a todos los que os pasais por aquí. Les deseo lo mejor.

Sonando: Song For June de Slaid Cleaves

miércoles, diciembre 30, 2009

Lo mejor del 2009 (Internacional, puestos del 1 al 25)

Y ahí va el último post del año. Con los que, en mi opinión, han sido los discos del 2009 en el apartado internacional. Faltar faltan, seguro, pero en una lista no pueden estar todos. Esa es la suerte o la desgracia de las listas. El caso es que esta es la mía. Simplemente. Y yo, por supuesto, puedo no tener razón. El año que viene seguiremos. Feliz año a todos.


1. Scott H. Biram – Something’s Wrong/ Lost Forever

Un disco soberbio con un tipo que estuvo a punto de morir mostrándose más vital que nunca. 11 sobre 10. Por algo es el número 1.

2. Levon Helm – Electric Dirt

Que Levon Helm era un genio ya lo sabíamos todos pero sus dos discos tras superar su cáncer de garganta lo elevan al Olimpo definitivamente.

3. Will Hoge – The Wreckage

Otro que estuvo a punto de dejarnos, en este caso, por un accidente de moto. Por suerte no lo hizo y aquí está. Menos soul, más rock, pero sonando a Will Hoge.

4. William Elliott Whitmore – Animals In The Dark

Discazo de tomo y lomo. Escarbando en las esencias del rock americano. Lo tiene todo pero nadie lo pondrá en ninguna lista. Bueno, yo sí.

5. Slaid Cleaves – Everything You Love Will Be Taken Away

Quiero a Slaid Cleaves. Adoro a Slaid Cleaves. Amo a Slaid Cleaves ¿algo más? Ah, sí, me encanta este disco ¡Viva el rock americano!

6. The Black Crowes – Before The Frost…Until The Freeze

Su mejor disco en años ¡y encima doble! Los Crowes son muchos Crowes. De hecho son el mejor grupo de rock de la actualidad.

7. Mike Farris – Shout Live

Nadie canta como Mike Farris ¡qué voz! La expresión en directo del gospel-soul de Salvation In Lights se lleva el 7.

8. Bob Dylan – Together Through Life

El viejo no flojea (Christmas aparte). Sigue mostrándose como una enciclopedia de la música anterior al 50. Y aquí el acordeón de David Hidalgo ayuda y mucho.

9. Chris Isaak – Mr. Lucky

El tío con más clase del panorama rockero actual se saca de la manga otro disco enorme. Suerte la nuestra.

10. Chuck Prophet – Let Freedom Ring

Una de mis sorpresas de este año. El disco que para mí consagra a Chuck Prophet como uno de los grandes del rock americano.

11. Kris Kristofferson – Closer To The Bone

Y este ya está más que consagrado. Se acerca peligrosamente a lo que Cash hizo en las American Recordings y eso no es moco de pavo.

12. The Bottle Rockets – Lean Forward

No puede dejar a nadie indiferente un disco tan bien hech. Su primera mitad es sencillamente espectacular. Si quieren llamarlo Americana háganlo aunque yo ahí veo rock ¡leches!

13. Black Joe Lewis - Tell 'Em What Your Name Is!

La sorpresa soul de este año es Black Joe Lewis. Alma, alma, alma y cojones. Buena receta.

14. Lucero – 1372 Overton Park

Y también del soul han bebido los Lucero para facturar su mejor disco. A su rock americano cañero han unido unas pinceladas del sonido Memphis y suena fantástico.

15. Reigning Sound – Love & Curses

Volvieron y lo hicieron por la puerta grande. Más pausados de lo que en ellos es habitual pero igual de grandes.

16. John Paul Keith – Spills & Thrills

¿Seguro que este disco no se hizo en 1956? Vale, lo creeré pero porque lo pone en los créditos. Rock and roll. Del de toda la vida.

17. Chuck Mead – Journeyman’s Wager

O como entrar en la terna de los mejores compositores del rock americano actual. Mead, Chuck Mead.

18. Eels – Hombre Lobo

Mark Oliver Everett aullando. Un genio. Un personaje irrepetible al que estoy descubriendo poco a poco.

19. Scott Miller – For Crying Out Loud

Otro de rock Americano. Me gusta sí, me gusta. Este más tradicional a ratos pero bueno a kilos.

20. The Felice Brothers – Yonder Is The Clock

Lo ultimo de los tres hermanos unidos. Un poco inferior a los anteriores a pesar de lo que sigue siendo muy bueno. O a mí me lo parece.

21. The Dirty Guv’Nah’s – The Dirty Guv’Nah’s

Uno de los debuts del año. Simplemente maravillosos. Entre los Screaming Cheetah Wheelies y los Allman Brothers. Con un cantante despatarrante.

22. The Duke & The King – Nothing Gold Can’t Stay

El otro debut del año. Primer disco de Simone Felice alejado de sus hermanitos. Simplemente delicioso.

23. Dexateens – Singlewide

Que Brad Jones diga que este es el major grupo del momento no puede ser casualidad ¿no?

24. Wilco – The Album

Jeff Tweddy visténdose de nuevo de genio. Con discos cada vez más difíciles pero no por eso malos. Que estamos hablando de Wilco.

25. Delbert McClinton – Acquired Taste

Uno de los discos de blues del año es este. Eso sí, como siempre con sus gotitas de rock americano. Para no perder la costumbre.

martes, diciembre 29, 2009

Lo mejor del 2009 (Internacional, puestos del 26 al 50)

Tengo una teoría sobre las listas que, como saben, me encantan. Y es que del número 25 en adelante, dan igual. No hay demasiadas cosas que justifiquen que un disco esté en el puesto 39 y otro en el 41. A partir de un determinado número (que yo he colocado en el 25 porque sí, razón que a mi madre nunca le ha convencido pero a mi sí) los discos están ahí porque te gustan. Simplemente. Y es que si tienes que ponerte a justificar por qué el 43 es mejor que el 44 te puedes morir. Por eso las macro listas de 500 discos de la historia, los 500 mejores de la década, etc. no me acaban de convencer. No me las creo mucho. Servidor podría haber construido una lista con los 100 discos del año, pero al llegar a 50 me di cuenta que empezaba a perder el sentido y que si tenía que analizar las posiciones de los discos que me quedaban hasta 100 podría tirarme todo el 2010. Y encima seguro que me equivocaba en algún momento. Y luego me arrepentía y todas esas mandingas. Por eso paré en el 50. Y por eso los puestos que van entre el 25 y el 50 ni me paro a comentarlos. Los que suelen andar por aquí ya los conocen de sobras y los que no, investiguen hombre que hoy en día es fácil y la mar de divertido.

26. The Jim Jones Revue – Here To Save Your Soul
27. Ian Siegal - Broadside
28. Dave Rawlings Machine – A friend of a friend
29.Ryan Bingham – Roadhouse Sun
30. Los Lobos – Goes Disney
31. Ted Russell Kamp – Poor Man’s Paradise
32. Dan Auerback – Keep It hide
33. Arctic Monkeys - Humbug
34. Buddy & Julie Miller – Griten in Chalk
35. Lady Dootie & The Diamonds – Lady Dottie & The Diamonds
36. Green Day – 21st century breakdown
37. The Dead Weather - Horehound
38. Tim Easton - porcupine
39. Rosanne Cash – The List
40. Heavy Trash – Midnight Soul Serenade
41. Drivin & Cryin – The Great American bubble Factory
42. The Low Anthem – Good Morning Charlie Darwin
43. Tom Russell – Blood and Candle Smoke
44. Watermelon Slim – Escape From The Chicken Coop
45. Phil Lee - So Long, It's Been Good To Know You
46. Eileen Jewell – Sea of Tears
47. The Band of Heathens – One Foot In The Ether
48. Langhorne Slim – Be Set Free
49. Rupa & The April Fishes – Este Mundo
50. Pearl Jam – Backspacer

lunes, diciembre 28, 2009

Lo mejor del 2009 (Nacional)

Llega el momento de las listas de lo mejor del año. Igual que hice la temporada pasada, empezaré por el terreno nacional. Y me pararé en 25 discos. No es cuestión de pasarse. Hay para todos los gustos pero estos son, para mí, los discos más destacados del panorama nacional de 2009.


1. Quique González – Daiquiri Blues

Mi indiscutible número 1. O no tanto. Porque durante mucho tiempo tuve el puesto intercambiado con el segundo. Pero Quique es mucho Quique. Sublime.

2. Fabián – Adiós Tormenta

Una auténtica maravilla de disco. Si no está en el puesto número uno es por mi quiquegonzalismo declarado. Canciones como la que le da título, «Atardeceres» o la versión de «Todo lo demás» de Calamaro son insuperables.

3. Nu Niles – Sin Rendición

A los que estén pensando en acusarme de ombliguismo un momentito. Vaya por delante que quitando mi colaboración, el disco de los Nu Niles me sigue pareciendo un discazo y no por mi “molesta” presencia en sus surcos iba a dejarlo fuera de mi lista.

4. Los Coronas – El Baile Final de Los Locos Y Los Cuerdos

Discazo. Sin más. Instrumental. Sí. Y eso le da más mérito aún para estar tan alto en mi lista. Uno no es muy fan de los instrumentales pero esto sí hombre, esto sí.

5. Sidonie – El Incendio

El mejor disco de rock comercial del año es el tercero en castellano de Sidonie. Venga hombre, reconoce que no puedes dejar de tararear esas canciones…Los Pereza hubieran matado por este disco.

6. Biscuit – Cinnamon Fadeout

Que tengamos grupos así en un lugar tan cercanos como Vilanova i la Geltrú y nos perdamos ensalzando cosas de fuera es para corrernos a gorrazos. Rock and roll. De toda la vida leñe.

7. Capsula – Risin Mountains

Rock poderoso que me tuvo enganchado un mesecito a sus canciones. Y eso, en mi caso, es mucho tiempo. Argentinos pero de Bilbao.

8. The New Raemon – La Dimensión Desconocida

Bonito desde la portada. Hay quien dice que inferior que A Propósitod e gArfunkel. A mí me da igual. Canciones como «Sucedáneos» me siguen alucinando.

9. Arizona Baby – Second To None

De Valladolid llegan una de las sorpresas del año. Me los recomendó Omar de The Midnight Travellers. Un bombazo lleno de guitarras acústicas. Shiraleeeeeeeeeeeeee….

10. Right Ons – Look Inside Now

Gracias por ser tan buenos. Soul a lo cañí. Bailables, tarareables, inolvidables. Su Segundo disco es para no parar de pincharlo.

11. Havalina – Imperfección

Manuel Cabezalí es de esos genios que sólo aparecen de tanto en cuando. Ahora lo tenemos liderando a Havalina y haciendo discos tan buenos como este.

12. Muletrain – Crashbeat

Por desgracia este es su último disco pero ¡qué narices! Disfrutémoslo y olvidemos que el 2009 es su año de despedida. Punk. Rock. Hardcore.

13. The Sunday Drivers – The End Of Maiden Trip

Lo de siempre y, como siempre, perfecto. Melodías inolvidables y hit tras hit en lo último de los domingueros de Toledo. Y yo encantado.

14. Pepper Pots – Now

La Motown se traslada al alditod e Sant Feliu de Guíxols y este es el resultado. Que la gente de Daptone Records se haya fijado en ellos no puede ser casualidad.

15. Pájaro Sunrise – Done/ Undone

Mientras mezclaba algunos de los temas del Nuevo disco de Amigos Imaginarios, el gran Yuri Méndez tenía tiempo de editar un disco doble. Y encima tan bueno como éste.

16. Love Of Lesbian – 1999

Al principio me decepcionó un poco pero acabé enganchado de nuevo a las histriónicas letras de Santi Balmes: Ya los conocen, Love of Lesbian. Sin más.

17. Wau y los Arggg – Viven

Y el garage llegó a la península y este disco es buena prueba de ello. Es cuestión d pincharlo y ponerse a dar botes.

18. Justo Y Los Pecadores – Discreto

El disco del cacahuete en la portada. Tabernarios, secretistas….Buen rock hecho en castellano. Buenas canciones de bar ¿Qué más quieres?

19. Ainara Legardon - Forgive me if I don..t come home to sleep tonight

Una de las mujeres con más talento que hay en este país con el permiso de nuestra Maika Makovski que, además y aunque no lo parezca llegó antes. Delicioso folk del de piel de gallina.

20. Los Twangs – Mondo twango

Surf desde Zaragoza. Sólo por la preciosa edición de este disco deberían hacerles un monumento. Y si no, por lo que hay dentro.

21. Cosecha Roja – Un par de cosas

No están más arriba porque esto es un recopilatorio y no hay temas nuevos que si no….Carlos Rego y los suyos siempre fueron una de mis debilidades.

22. Manolo Tarancón – Imperfectos

Seguro que con este disco grabado junto a Paco Loco Manolo logra quitarse la etiqueta de “imitador” de Quique González. Él es mucho más que eso. Faltaría más.

23. Vinodelfín – Seres Únicos

Esta gente juega en la misma liga que Vetusta Morla y además les dan cuatro patadas. Sin embargo unos están arriba y los Vinodelfín siguen luchando. Discos como este son una buena manera.

24. Maggot Brain – Land

Disco doble y,d e momento, lo mejor que han hecho nunca. El rock potente de siempre y encima con DVD de regalo. Alo grande.

25. Hot Dogs – Nothing But a Bad Day

Los de Urretxu regresan con Jon Iturbe al frente, por supuesto. Nada nuevo en el horizonte, claro. Es simplemente rock and roll…o esto no era de ellos.

domingo, diciembre 27, 2009

Estoy pinchando At The Cut

Y lo hago en homenaje a Vic Chesnutt, por supuesto. No es su último disco. Cronológicamente hablando en cuanto a publicación, el último es Skitter On Take-Off. Pero este At The Cut es el último que realmente grabó. Dos discos excelente spublicados en el mismo año. Dndo muestra de lo que era. Un genio. Pero por desgracia para nosotros un genio atormentado. Nunca se recuperó del accidente de coche que le dejó paralítico con 18 años. entro en una depresión constante que le llevó al suicidio el día de navidad. Una auténtica lástima. Ni el apoyo de gente como Michael Stipe de REM, que además fue el productor de sus dos primeros discos, o Kristin Hersh de Throwing Muses lograron sacarlo del hoyo. Dicen que no era la primera vez que intentaba acabar con su vida. No se si será cierto epro lo que sí lo es es que esta vez lo consiguió. Si muchos ya lo comparaban con Elliott Smith por su genialidad pero también por su hastío vital y su mirada gris hacia la vida, el hecho de que también se haya suicidado como el de Omaha no hará sino acrecentar la leyenda de las almas gemelas.

At The Cut es un disco precioso pero triste. Triste como pocos y ahora aún más. Con melodías dulces, excelsas, lelnas de recovecos. Y con letras que reflexionan sobre la muerte, como siempre, y sobre los eternos problemas de la vida. Algo de lo que Vic sabía mucho, por desgracia. Complicaciones de salud, problemas para pagar las facturas provocadas por la asistencia médica, fracasos amorosos, muerte de familiares cercanos...Vic no lo tuvo fácil y optó por el camino más fácil. Hace poco el pesadod e Morrisey declaraba que el suicidio es el acto más valiente que existe. Otros dicen que es el más cobarde. Chesnutt aseguraba en At The Cut no saberlo. Irónico. O no. Una lástima. Descanse en paz.

Sonando: Chinaberry Tree de Vic Chesnutt

jueves, diciembre 24, 2009

Felicies Fiestas a todos

Pues eso, que hoy es Nochebuena, la primera de June. Servidor les desea que lo pasen genial. Eso sí, no les diré que sean buenos. Mi suegra, a la que por cierto me quiero un montón (llámenme raro), siempre dice que hay que ser buenos por encima de todo. Las mandangas religiosas y todo eso no van mucho con ella. Ella va más a los sentimientos. Y esa es una de las grandes cosas que me ha enseñado desde que la conocí. Por eso no me va eso de ser un amargado cabrón todo el año y luego llegar el día de Navidad y ser el más bueno de los mortales. No hijo no. Disfrutemos de la vida, leches, que hay muchas cosas que disfrutar. Con una sonrisa. Escuchemos discos, veamos películas, leamos libros y miremos la sonrisa de nuestros hijos. Es Navidad pero no por eso hay que cambiar la manera de ser de uno. Hay que ser coherentes y ser gente feliz todo el año. Así, cuando lleguen las fiestas, seremos aún más felices si cabe. Y no olviden la música ¿eh? Aunque dudo que los que pasan por aquí lo hagan. Feliz Navidad. Se les quiere.

Sonando: Merry Christmas Baby de Otis Redding

miércoles, diciembre 23, 2009

Llorar

¿No es el llanto el peor sonido del mundo? Yo creo que sí. Y si es de un niño ya ni te cuento. Yo no puedo ver llorar a June. Oírla me pone de los nervios. Pero no en sentido crispado. Si no que me hace sentir impotente. No lo soporto. Sobre todo cuando me doy cuenta de que su llanto no es un llanto normal de bebé sino que le está doliendo algo. Llora transmitiendo dolor. Y eso para mí es lo peor. Hasta llegué a cambiar el título de una de las canciones del nuevo disco de los Chinaski porque no me convencía. Así «¿Por quién llora Baby June?» ha pasado a ser «¿Por quién ríe Baby June?» Curiosamente, el llanto ha inspirado algunas de las mejores canciones de la historia. Así, a bote pronto se me ocurren canciones magníficas como «Cry Baby Cry» de los Beatles, «Crying, Waiting, Hoping» de Buddy Holly, «Cry on demand» de Ryan Adams, «You Won’t Have To Cry» de los Byrds, «You don’t have to cry» de Crosby, Stills & Nash o «Crying Time» de Ray Charles. El gran Johnny Cash tiene hasta tres canciones con el llanto como protagonista, si mi memoria no me falla: «Cry, Cry, Cry», «I’m so lonesome I Could Cry» y «Man Who Couldn’t Cry». Discos también hay, pero menos. Quizá yo me quedaría con Cry To Me de Solomon Burke o Cry Wilf de Howlin Wolf.

Dice la RAE que llorar es derramar lágrimas peor también sentir profundamente. Quizá ahí está la cuestión. En los sentimientos. Dado lo indiscutible que es el componente sentimental de la música parece evidente la razón por la que tantos han dedicado canciones al llanto. El dolor siempre ha sido inspirador, ya se sabe. Pero yo me niego. No pienso hacer ni una sola canción dedicada al llanto de June. Me gusta más hacerle canciones a su risa. Llámenme padre baboso. Pues sí y a mucha honra. Pero es que aunque Vds no lo saben, ya lo dice el refrán: “quien tiene una June tiene un tesoro”.

Sonando: Cry, Cry, Cry de Johnny Cash

martes, diciembre 22, 2009

Discos Navideños

Por todos los flancos me llegan preguntas sobre cual va a ser/está siendo la banda sonora de mi navidad si no voy a ponerme el disco de Christmas de Dylan. A ver, punto uno. Sí, me estoy poniendo el disco de Dylan. Yo he criticado ese disco en cuanto a concepto y por considerar que el bardo nos está vacilando, una vez más, pero siendo positivo es disfrutable. De eso no hay duda. Por tanto ahí ya tenéis una respuesta. De hecho es la única “novedad” navideña que suena en mi equipo. Y el punto dos es la lista que acompaño. Previsibles o no, son estos:

Aretha Franklin – This Christmas
Buck Owens – Christmas with Buck Owens
Canned Heat – Christmas Album
Chris Isaak – Christmas
Dwight Yoakam – Come On Christmas
El Vez – Mex-Mas
Johnny Cash – Christmas Album
Los Lonely Boys – Christmas Spirit
Reverend Horton Heat – We’re Three Kings
Texas Tornados – A Tejano Cajun Xmas
The Smithereens – Christmas With
The Beach Boys – Christmas Album
VVAA – A Very Norton Christmas
Reigning Sound – If Christmas Can’t Bring You Home
VVAA – A Truer Christmas
VVAA – Phil Spector - A Christmas Gift For You
Barenaked Ladies – Barenaked for the Holidays
Elvis Presley – Christmas Album
VVAA – Punk Rock Christmas
Marah – Christmas Kind Of Town

Si les falta alguno ya saben. Búsquenlo y desempolven su espíritu navideño. Yo creo que la cosa iría por ahí y después los clásicos temas sueltos de Tom Petty, Springsteen, John Mellencamp, John Hiatt…¡Si resulta que me gustan los villancicos y todo! De hecho a June le encanta el «Must Be Santa» del viejo.

Sonando: Must Be Santa de Bob Dylan

lunes, diciembre 21, 2009

Rupa y los peces de abril

Los habituales de este blog saben de mi querencia por la música fronteriza. Me encantan todos los sonidos que suelen cocerse en la frontera de los States con México. Y una de las cosas que han llegado a mis manos/oídos y que más me han llamado la atención en los últimos tiempos es Rupa & The April Fishes. Si hace unos posts hablábamos de etiquetas con esta gente si que lo íbamos a tener negro. Porque lo suyo se mueve entre el rock fronterizo, of course, el swing gitano, la chanson francesa, el cajun, las cumbias o la música hindú. Ahí queda eso. No en vano fueron una de las grandes atracciones del último festival South By Southwest en Austin, Texas. Liderando el proyecto está la poderosa personalidad de Rupa Maya, una excelente cantante y multiinstrumentista de origen indio que encabeza una cohorte de músicos espectacular. Los padres de Rupa llegaron a San Francisco en los 70 y vivieron toda la explosión de esos años en los que nació precisamente su hija. Pero con diez años se mudan a Francia y eso lleva a la niña a enamorarse de la chanson francesa y de autores como Jacques Brel. Toda esa mezcla se refleja en su música. Su segundo disco se titula Este Mundo y, al igual que el primero, brilla por su eclecticismo. Lo mejor que se puede decir de él es que es un disco sin fronteras y Rupa estaría encantada de esa definición porque es una firme defensora de la igualdad entre razas. Activista pro derechos humanos, Rupa vivió en sus carnes el racismo en Francia, sobre todo, donde le aconsejaban recalcar que su origen era indio para que no la confundieran con una mujer árabe. Todo eso se refleja en sus letras. A veces intensas, de esas que disparan a la diana de las injusticias. Otras veces simples canciones de amor o desamor. La revista Time Out definió su música como agit-pop global pero su talento es indefinible. Steve Berlin de Los Lobos está loco por ella y, de hecho, ya han girado con la banda lobuna y también con Devotchka. Y otro que ha caído rendido a sus pies es el inmenso Tom Waits que asegura que Rupa es de lo mejor que ha visto en los últimos años. De hecho, este álbum, grabado en los Prairie Sun Studios ha contado como ingeniero de sonido con Oz Fritz que trabajó con Waits en Mule Variations. Incluso el “Comandante” Jorge Ortega, redactor jefe de nuestro amado Ruta 66, me habló de ella la última vez que estuve en la oficina. Yo si fuera ustedes me apuntaría el nombre.

Sonando: Culpa de la luna de Rupa & The April Fishes

viernes, diciembre 18, 2009

Kristofferson, cerca de tus huesos

Estoy enganchadísimo al nuevo disco de Kris Kristofferson. Cada día lo cato un poquito. Aunque sólo sea una pequeña dosis. Una canción. Unos acordes. Closer to the bone se llama la cosa y lleva unos meses en el mercado. Igual que en su anterior This Old Road, la sombra de las American Recordings de Johnny Cash sobrevuela todo el disco. Un Cash al que, precisamente, está dedicado uno de los temas que se incluyen en el álbum. Kristofferson es un súper crack. Eso está claro. De hecho ya tengo preparada una versión de un tema suyo en castellano para algún proyecto que tengo en mente y creo que es de las mejores adaptaciones que he hecho nunca. Kris estaba más cerca de Bob Dylan que de Hank Williams. Por actitud y por profundidad. Aunque su sonido le situaba en el terreno de sus amigos Cash, Waylon Jennings o Willie Nelson. Como muchos, sufrió en los ochenta. Y es que pocos son los grandes que supieron sobrellevar con dignidad esa década. Pensadlo. Todos tuvieron su bache. Dylan, Young, Hiatt, Mellencamp, Petty…Unos más acusado y otros menos, pero todos sufrieron. Y Kristofferson no iba a ser menos. Para él la desidia se alargó hasta los 90. Eso sí, tuvo los cojones de salir a defender a Sinnead O’Connor ante la pitada que le dedicó el público del Madison Square Garden en el tributo a Dylan después de su famoso desprecio a la foto del papa. Nunca olvidaré como llamó al público. Bastardos ¿les suena?

Pues el bueno de Kris volvió en 2006 con un discazo, el ya comentado This Old Road y una amenaza, la de que iba a ser su último disco. Pero por suerte era una falsa alarma. Closer to the bone es la prueba. Un disco crudo que además se convierte en el testamento musical de su colaborador habitual Stephen Bruton, fallecido recientemente, al que acompaña su otro inseparable Jim keltner a la batería. Un trabajo abrupto, angosto pero directo al alma. Producido, de nuevo, por Don Was muestra a Kristofferson en una majestuosa madurez a sus 73 años. Se le oye respirar, suspirar, hasta casi soñar. No es un disco perfecto y ahí reside parte de su grandeza. En la imperfección que lo acerca al oyente. Éste sólo tiene que cerrar los ojos para imaginarse a Kris en un porche cantándole esas canciones cara a cara. Temas que hablan de sus amigos, de la vida yida y de la muerte. Canciones eternas. Llenas de sentimientos a flor de piel. Y aunque, a fin de cuentas, sólo sean canciones con eso, a veces, hay más que suficiente.

Sonando: Good Morning John de Kris Kristofferson

jueves, diciembre 17, 2009

La reina del rockabilly

A veces me planteo cuestiones cuya respuesta no tiene realmente importancia. Algo así como Beatles o Stones, Neil Young o Bob Dylan, Chuck Berry o Little Richard, Sam Cooke u Otis Redding…Elecciones que, por suerte, no debemos hacer. Imaginaos la putada que sería tener que elegir. Una de esas preguntas es quién es la verdadera reina del rockabilly. Y ahí me vienen siempre a la cabeza dos nombres, Janis Martin y Wanda Jackson. La segunda ostenta el título oficial. Pero a la primera la llamaban la mujer-Elvis. Vaya sobrenombre.

Wanda Jackson está considerada la primera mujer que cantó rock and roll y aunque estos absolutismos siempre se convierten en algo relativo no debemos olvidar que empezó a grabar discos en 1954, antes que Elvis. Pero fue precisamente el rey el que aconsejó a Wanda que se dejara de country y de guiños al pop para dedicarse al rock and roll de lleno. Eso le llevó a ser muy reconocida en Europa y aunque en los States no lo era tanto sí que era muy respetada. Rápidamente se ganó el título honorífico de reina del rockabilly a pesar de que, a partir de 1960 se inclinó más por la música country. Los ojos me hacen chirivitas después de haberme enterado que Jack White está detrás de la producción de su próximo disco, como hizo con Loretta Lynn. Ojito que podemos estar ante las American Recordings femeninas.

Desgraciadamente Janis Martin no podrá hacer algo similar porque falleció en 2007. Janis fue más fiel al estilo y el apodo de mujer-Elvis era provocado por su manera de mover las caderas en el escenario, muy similar a los del Rey. Lo suyo fue parecido a lo de Wanda. Empezó tocando country imitando a Hank Williams para acabar editando en 1956 un single de puro rock and roll, «Will You Wyllium». Martin también tuvo una conexión con elvis. De hecho tuvo varias a lo largo de los años. Elvis la adoraba. La cortejaba. Incluso se dice que después de verla por primera vez en el escenario le envió doce rosas rojas a su habitación de hotel. Y Elvis fue quien aconsejó a RCA que no la dejara escapar. La historia era muy parecida a la de Wanda Jackson. De hecho Janis y Elvis llegaron a editar un disco juntos, que no a grabarlo. Se trata de Janis & Elvis, un incunable editado originalmente para ¡Sudáfrica! y que hoy se puede conseguir gracias a la reedición que El Toro Records hizo hace un par de años. Un disco en el que no cantan juntos porque es un recopilatorio de sus éxitos por separado pero en el que sí aparecen juntos en portada. Janis permaneció más fiel al rockabilly que Wanda aunque se retiró pronto. Seis meses antes e morir grabó un disco inédito con la que se consideró su heredera, Rosie Flores aunque eran más o menos de la misma edad.

¿Quién fue la verdadera reina del rockabilly? ¿Alguna fue más importante que la otra? Probablemente a ellas no les importaba la respuesta. Y ahora que lo pienso, a mí tampoco.

Sonando: My boy Elvis de Janis Martin

miércoles, diciembre 16, 2009

AA Bondy (las listas capítulo....)

Andamos liados los routiers en una confección interna de listas sobre lo mejor del año que se acaba ¿el objetivo? Pues no lo se. De momento, divertirnos. Ya saben de mi pasión por las listas pero consuela comprobar que el espíritu Rob Gordon no sólo está asentado en el coco de un servidor. Volver loco al insigne Manuel Beteta, merecedor como pocos de un altar y organizador de tan magno evento, es uno de nuestros pasatiempos favoritos ¿el por qué? Por los cambios, claro. De momento yo sólo he hecho uno y por necesidad. Faltaría más. Cambiar el libro musical del año ha sido una obligación después releer la pedazo de autobiografía de Mark Oliver Everett que comentaba ayer.

Por otro lado, he sido valiente. Y por eso me siento orgulloso de mí mismo. Mira que bien. Y lo he sido porque me he atrevido a votar como disco nacional del año el Adiós Tormenta de Fabián. Entre Right Ons, Biscuit, Capsula y demás propuestas que, reconozco, son mucho más ruteras y que también me encantan, el menda cuela al cantautor leonés porque, directamente, es el disco nacional que más me he puesto este año. Y dado que también debía/podía votar cuatro discos más, el Daiquiri Blues de Quique González, pa la saca. No he votado el disco de Nu Niles, aunque lo merezca, porque he intentado evitar el ombliguismo. Ya saben de mi participación en él y aunque no es un disco de una banda mía (un poquito sí que me los quiero mucho) he intentado tirar por el objetivismo. Y ahora que lo pienso, siendo objetivo, es de lo mejor del año pero mejor que lo digan otros. Lo demás ya lo hablaremos en enero cuando publique aquí mis habituales listas con mis 20 discos del año. Eso sí, la Uncut lo ha hecho ya. Y por ahí vamos a seguir.

Resulta que en su lista de lo mejor de la música americana del 2009 incluyen el disco de A.A. Bondy, When the devil loose. Me suena. Lo busco. Lo tengo. Una copia promocional llegó por correo. Lo pinché y no le hice mucho caso. Luego lo vi recomendado fervientemente en algún foro. Por eso me pongo nervioso ¿Estaré a punto de hacer un descubrimiento inesperado de esos que a los mitómanos nos encantan? Pues sí. Disco pausado pero delicioso. Sorprendente teniendo en cuenta que este tipo es el otrora líder de la banda grunge de Alabama Verbena. Buenas canciones, bonitas melodías, gran producción…Apadrinado por los Felice Brothers, este es su segundo disco en solitario pero ya se ha ganado que el Chinaski le preste un poquito de atención. No será mucho pero algo es algo.

Sonando: On the vampyre de A.A. Bondy

martes, diciembre 15, 2009

Eels y las cosas que los nietos deberían saber

Me lo estoy pasando teta leyendo el libro de Mark Oliver Everet o, lo que es lo mismo, Mr. E. Y si quieren incluso pueden llamarlo Eels. Porque él es el hombre. Se acaba de editar en un volumen precioso, pero precioso de verdad, su primer libro que además es una autobiografía. Cosas que los nietos deberían saber. Brutal. Sin palabras. Porque ya he votado el mejor libro del año que si no este se lo llevaba fijo. Hilarante. Genial. Triste e irónico a la vez. Un poco como la música de Eels. Pero si en los discos del californiano me costó entrar, el libro ha sido otra cosa. Lo estoy devorando y, sobre todo, disfrutando. Mucho. Me detengo y releo, a veces. Sonrío por su manera de decir las cosas. Imagino las situaciones. Me dejo llevar. Algo no muy habitual en mí, a la hora de leer, dado mi conocida y habitual impaciencia y necesidad de abarcar más. En este caso no me está importando tardar en leerlo porque hay otro libro inmediatamente detrás que me apetezca leer. Que lo hay. Pero la historia es demasiada atractiva para mí. Y eso me lleva a ser feliz con la lectura.

Este tipo es un genio. Lo digo desde ahora mismo. Insisto, me costó acertar dodne hincarle el diente. Hace tiempo tuve por casa Daisies of the Galaxy, su disco del año 2000. Lo regalé. Seré idiota. Lo volveré a comprar. No puedo quitarme de la cabeza su último disco, Hombre Lobo, el Souljacker de 2001 y Eels with Strings de 2006, disco que, por cierto, me recomendó Quique González. Son auténticas obras maestras que no deberían faltar en ninguna colección de discos que se precie. En la mía no faltan. Y se precia, se precia. Por lo menos para mí.

Sonando: Blinking Lights For Me de Eels

lunes, diciembre 14, 2009

Sam Cooke, la perfección hecha cantante

Hace apenas un par de posts hablaba sobre Otis Redding y Rick Danko en el aniversario de su muerte. Pues, curiosamente, sólo un día después (indiferentes años claro) fallecía o, mejor dicho, era brutalmente asesinado Sam Cooke, el que para mí es el rey indiscutible del soul. El más grande de todos los tiempos. Con una muerte demasiado turbia para dejarla como la dejaron. Cooke era demasiado peligroso. Era un “negro” con suerte. Y eso era demasiado para la época. Además empezaba a meterse “en líos”. Defensa de los derechos de la comunidad negra, de los derechos humanos, fuerza política…Se lo cargó una tal Bertha Franklin un 11 de diciembre de 1964 aunque al no saberse la hora concreta de la muerte, bien podría haber sido día 10, como Otis. Eso sí, los registros del motel de carretera en el que Bertha Franklin lo asesinó aseguran que fue el día 11.

Cooke estaba esa noche con Lisa Boyer, una bonita chica asiática con la que solía salir. Después de un altercado en el PJ’s club, decidieron irse a pasar la noche al Hacienda Motel por 3 dólares la noche. Craso error. Y extraño para alguien que entonces contaba con la posición económica de Cooke. Franklin los registró como señor y señora Cooke. La versión oficial es que Lisa se fue al motel con Sam sólo a hablar. Empezamos bien. Cuando vio que Cooke quería algo más se puso nerviosa y salió disparada hacia la recepción del motel con los pantalones de Sam en la man. Cooke la siguió y cuando llegó allí, ataviado sólo con un batín, Franklin lo asesinó con un calibre 22.

El juicio posterior duró ¡15 minutos! Nadie dudó la versión oficial. Nadie se hizo preguntas a pesar de la insistencia de la familia de Sam. Nadie se preguntó porque a la pistola le faltaban tres balas y sólo se encontraron 2. La muerte fue calificada de “justificada”. Y la familia se puso a investigar. Encontraron pruebas de que Lisa Boyer era una prostituta que ya había estado en ese motel con otros clientes y que conocía previamente a Bertha Franklin. También que Franklin tenía a su nombre registrado un revólver del calibre 32 pero el que mató a Sam fue uno del 22. Todo muy raro. Pero el caso no se reabrió. Herbert Muhammad, su manager, dijo varias veces que si Sam hubiera sido un cantante blanco, como Elvis Presley o cualquiera de los Beatles, el FBI aún estaría investigando y alguien estaría en prisión. No es difícil pensar que sería muy probable. Lisa Boyer fue detenida un mes después de la muerte de Cooke por prostitución y por el asesinato de su novio a balazos. Y Bertha Franklin se suicidó oficialmente 18 meses después, aunque quien asegura que sigue viva.

La cosa es que mataron a Sam. De manera poco clara pero acabaron con la mejor voz de la historia. Alguien salvaje y tierno a la vez. Irrepetible. Arrebatador. Guapo. Poderoso, como sua amigo Muhammad Alí. Transcendente. Y negro. Demasiado bonito para ser verdad. Y es que Sam estorbaba. Yo quise que una de sus canciones sonara en mi boda. Por eso Rakel y yo salimos del juzgado al ritmo de «Having a party». Sólo fue mi pequeño homenaje al mejor. Sin duda, al mejor.

Sonando: Having a party de Sam Cooke

viernes, diciembre 11, 2009

El sonido de la zona residencial

Pedazo de disco se ha marcado J.C.Brooks & The Uptown Sound. Me lo agencié la semana pasada en Revolver por 11 míseros €uros en su correspondiente versión en vinilo. Ojito que es el disco de debut de esta banda de Chicago ¡y vaya debut! Aseguran que entre sus influencias están la Motown, la Stax y los Stooges, y aunque servidor ve más lo primero que lo segundo, no seré yo el que discuta la actitud punk de estos tipos. Lo del soul le viene a Brooks de familia y es que su madre es la cantante Ruth Ann Brown, apodada la reina del soul de New Jersey. Sólo le bastó encontrarse con tres músicos blancos del Uptown, un barrio de inmigrantes de Chicago, para decidir dedicarse por completo a la música. Gran acierto. En 2008, el Chicago Tribune los eligió como mejor grupo del año ¡cuando su disco aún no se había editado! Y es que la banda suena ¡cómo suena señores! Brooks es uno de esos frontmans irrepetibles que, aseguran quienes lo han visto en directo, se hace inolvidable una vez presencias uno de sus espectáculos. No está en el disco pero su versión en clave soul del «I am trying to break your heart» es absolutamente fantástica. Brooks posee un vozarrón de aupa y la banda tiene una tendencia al gamberreo que los hace encantadores. El colmo es que sus letras, además, están llenas de carga social y tienen un marcado acento reivindicativo ¿Te imaginas a Donny Hathaway cantando soul con los Bad Brains? ¿Has pensado en que Hunter S. Thompson le haga una letra a James Brown para que la cante con la sección rítmica de The Clash y Steve Crooper a la guitarra? Imagina, imagina…

Sonando: Baltimore Is The New Brooklyn de J.C.Brooks & The Uptown Sound

jueves, diciembre 10, 2009

Rick y Otis

Otro día de aniversarios, pero en este caso de muertes. Dos destacadas en esto del rock and roll. Por un lado Otis, el gran Otis Redding. Nacido un 9 de septiembre del 41 en Georgia, una de las grandes voces del soul moría el 10 de diciembre de 1967 a causa de un accidente de avión. Dichosos aviones. Podrían prohibir a los músicos de rock que cogieran aviones. Tendríamos unos cuantos más haciendo canciones todavía. Redding era Dios. Y si no lo era se le acercaba. Porque Dios era Sam Cooke. Pero bueno. Lo de Otis era inhumano. Inexplicable. Influído por Little Richard en sus orígenes y luego por Johnny Jenkins (haceros con Tom Tom Macoute de este hombre y flipareis) con el que compartió banda, rápidamente se convirtió en uno de los grandes cantantes de la historia. Capaz de dejarte sin palabras. Sin aliento. Otis era más grande que la vida. «That's What My Heart Needs».

Y hoy también hace diez años de la muerte de Rick Danko, el que sería mi miembro de The Band favorito si no lo evitara continuamente Levon Helm. Un tipo que no sólo era el bajista de la banda, sino que además fue quien encontró la mítica casita rosa. Ya saben, Music From Big Pink. La muerte de Danko no fue tan cruel como la de Redding. De hecho tuvo la que dicen que es la muerte que todo el mundo sueña. Murió mientras dormía en su casa de Woodstock después de hacer unos conciertos. Servidor pasó años buscando su primer disco en solitario en vinilo. Un álbum en el que tocaban gente como Doug Sahm, Eric Clapton o Dr.John, además de sus amigos de The Band. Lo encontré en Amsterdam, en un mercadillo. Y se lo regalé a Andreu Cunill que andaba conmigo rebuscando entre cubetas. Después volvía encontrarlo en una tienda de segunda mano en la misma ciudad. Cosas del destino. Y hace poco vi una copia por apenas 2 €uros en la última Fira del Disc ¡La gente esta loca! Ese disco es un incunable…Ains. «Sweet Romance».

Sonando: These Arms Of Mine de Otis Redding

miércoles, diciembre 09, 2009

El diamante loco

La psicodelia y el rock progresivo británico siempre se me ha escapado. No he conseguido nunca “engancharme” a ningún disco ni, por ende, a ningún artista. Y los principales damnificados de ellos han sido, como no, los Pink Floyd. Quizá por ello Rakel alucinaba el día que le dije que me apetecía leer Crazy Diamond, la biografía de Syd Barrett a cargo de Mike Watkinson y Peter Anderson. Las referencias eran excelentes. Mi buen amigo y tocayo Edu Ranedo la recomendaba fervientemente en el Ruta. Y aunque en mi casa sólo había un disco de Barrett y se trata de una recopilación que ve motivada su presencia por la inclusión en sus surcos de un tema llamado «Bob Dylan Blues», decidí arriesgarme y lanzarme a él. Y qué placer oigan. Que gusto da encontrarse con una biografía de alguien a quien apenas conoces y que te engancha como si fuera una novela. Intensa. Atractiva. Adictiva. Un análisis exhaustivo de la “curiosa” y caleidoscópica personalidad de un tipo encerrado en sí mismo y en sus viajes de LSD. Un loco pero también un soñador. Un visionario. Un tío cuya influencia en Pink Floyd se estendió mucho más allá de su salida del grupo con apenas dos discos. Definió el camino y, sobre todo, dejó una profunda huella en David Gilmour, sus sustituto en la banda, y en Roger Waters. Creo que después de su lectura seguiré sin ser un gran fan de Pink Floyd aunque pueda ver a la banda con otros ojos. Eso sí, Barrett pasa directamente a mi Olimpo personal de personajes con aura. Multicolor, pero aura.

Sonando: See Emily Play de Pink Floyd

martes, diciembre 08, 2009

Aniversario

Días de aniversarios los primeros de diciembre. Tanto de nacimientos como de muertes. Echando un poquito la vista atrás, un 5 de diciembre nacían J.J.Cale, Camarón de la Isla o Walt Disney. Un 6 de diciembre nacía Peter Buck pero también era el día del fallecimiento de Leadbelly o Roy Orbison. Tal día como ayer, 7 de diciembre, nacía en Pomona, en 1949, uno de los grandes genios musicales del siglo, Tom Waits, que tiene el honor de haber nacido el mismo día que Bertín Osborne (glups). Waits cumplía ayer 60 años y le deseamos, por supuesto, que cumpla muchos más. La música le necesita.

Y llegamos al día 8. Hoy. Con tres nombres propios. Un día 8 de 1980, un desgraciado tarado le quitaba la vida a otro de los grandes genios del siglo. El gran John Lennon. El recuerdo de su música lo mantiene vivo pero Mark David Chapman nos privó de disfrutarlo mucho más tiempo. Y un día 8 de diciembre, también, nacían Greg Allman en 1947 y Jim Morrison en 1943. A uno de ellos está dedicado el Sentido Común de hoy. Porque aunque sea fiesta, hay programa. Cumplidores que somos.

Sonando: Jealous Guy de John Lennon

lunes, diciembre 07, 2009

Dichosas etiquetas

Me encantan los comentarios en el blog. Es lo que realmente da vida al cotarro. Por eso me ha llamado la atención esa “animadversión” ante las llamadas etiquetas en el último post. Muchos de los habituales se muestran contrarios a ellas y se manifiestan como defensores de la etiqueta disco malo/disco bueno como la única válida. Buena reflexión. Gran reflexión, diría. Está muy bien. El problema es que las necesitamos. O, perdonen la osadía, por meterles a todos en el mismo carro. Sería mejor decir que yo las necesito. No tan explícitas como llegar a diferenciar Americana de Rock Americano. Eso me pasa por bocazas y por freakie. Pero sí a un nivel más sencillo. Las necesito para saber, por ejemplo, qué pincharme. No me basta con la etiqueta disco bueno/disco malo. Lo siento pero yo no tengo suficiente. Porque a mí 21th Century Breakdown de Green Day me parece un buen disco, Daiquiri Blues de Quique González también, The Wreckage de Will Hoge tres cuartos de lo mismo y el Roll With You de Eli Paperboy Reed, por supuesto. Son cuatro buenos discos. Pero no me va a apetecer escuchar cualquiera de ellos, así al azar, en una mañana fría como la de hoy, por ejemplo. Necesito su etiqueta. Y no hablo sólo de la que le pondrían en la Rolling Stone o en el Ruta. Sino de la que le pongo yo. Mentalmente. El disco para los días lluviosos. Para los días tristes. Para momentos de subidón. Para ponerme melancólico. Para pasar de él. Los estoy etiquetando. Quiera o no. De hecho, hace poco, el gran Joserra Rodrigo nos hablaba en su excelente blog de la reorganización, a lo Rob Gordon en Alta Fidelidad, de su (más que fantástica por las referencias) colección de discos. Y buena parte de ella la tenía por estilos. Etiquetas. Es casi inevitable, diría yo. Luego leo en la Rolling Stone de este mes “….escapa a la maldición del segundo disco gracias a una paleta de canciones extraordinaria, aunque lo cierto es que en esta ocasión funcionan como viñetas, como una novela gráfica completa. Rinde en casi todas sus canciones y el sonido, más que una evolución, es un perfeccionamiento de la fórmula”. Buena reseña ¿no? (parcial e intencionadamente recortada). Sin etiquetas. Me hago con él por lo que dice ¡Y es el puñetero disco nuevo de Mika! Arggggg. Etiquétenmelo, por favor. Lo necesito. Necesito esas etiquetas para mi iPOD, para esas bonitas listas de reproducción que servidor se monta. Necesito referencias en las reseñas de las revistas especializadas. Y necesito esas etiquetas en mis tiendas de discos favoritas. No tengo tanto tiempo como para mirar todo lo que tienen. Lo siento. Estresado que es uno. Y no se me enfaden porque no. No es una crítica a sus comentarios. Es, como siempre, una reflexión personal.

Pero me falta una. Y es que al hilo de las palabras de mis queridos y necesarios lectores ¿Cómo se diferencia un disco bueno de uno malo? Mejor ¿Qué es un disco bueno y uno malo? Cojamos, por ejemplo, el último disco de Beyoncé. Excelentes compositores, excelente intérprete, carísima producción, bombazo de ventas, buenas canciones, fans a millares, músicos de cinco estrellas, bonita voz…¿Tengo que aceptar necesariamente que es un disco bueno? ¿Lo tengo que comprar y colocarlo en la estantería junto a Music From Big Pink de The Band o junto a Everybody Knows This is Nowhere de Neil Young? (¡Toma aberración!). En el blog Tsi-Na-Pah leía una fantástica reflexión sobre Knocked Out Loaded de Bob Dylan, disco que la crítica se cargó de manera brutal al igual que hizo, por ejemplo, con Saved ¿He de catalogarlos de malos discos? O el último de los New Christs: banda cojonuda, regreso sonado, buenas canciones, disco del mes en el Ruta…Y a mí no me gusta ¿Es eso un buen disco? Probablemente para muchos sí. Y para mí no. Sin acritud para quien hizo la crítica o para los que decidieron que se publicara así en el Ruta. A mí me parece un coñazo. Por eso, el catalogar un disco de bueno o malo es totalmente subjetivo. Incluso temporal. Porque los discos también pasan por etapas. Y un disco que en un momento de tu vida te parece acojonante luego pasa a ser un disco normal y hasta malo. O al revés. El nombrado Saved de Dylan, por ejemplo. Pasó de ser uno de mis discos denostados de Bobby, quizá influido por lo que había leído de él, a uno de mis imprescindibles. Son los recovecos de la mente. Las cosas del alma. Miren, quizá esa sería una buena etiqueta. Discos que llegan al alma. A mí me sirve. Gracias por estar ahí.

Sonando: Man Who Killed Love de Will Hoge

viernes, diciembre 04, 2009

Americana vs Rock Americano

Curioso “fregao” en el que me metí ayer. Intentar diferenciar lo que es Americana de lo que es Roots Music o, simplemente Rock Americano. Vaya por delante que el segundo siempre ha existido mientras que la etiqueta Americana se la sacaron de la manga los amigos de la excelente revista que era No Depression ¿Y cuál es la diferencia? ¿La hay? Pues yo creo que sí. La hay. Y esa diferencia se puede encontrar en la esencia. El alma. La coherencia. El enfoque. El sentimiento.

El término Americana sirvió para darnos muy buenos músicos pero el subgénero se pervirtió, curiosamente, demasiado rápido. Algo que no pasó con el grunge, por ejemplo, fiel al estilo hasta el final. Impermeable. Quizá porque murió de éxito ¿Quién sabe?

Dentro del Americana hay discos en los que las steels, los violines o los banjos son meras comparsas. Están ahí, pero no aportan nada. En el rock de raíces son necesarios. No puedes concebir esas canciones sin ellos. Cuando no están los echas de menos y, además, dan forma a las canciones. Cuando las oyes en acústico, tocadas sólo con una guitarra, oyes en tu mente esos instrumentos. Los sientes. Y si no oyes a Cash, a Hank Williams, a Merle Haggard, a Waylon Jennings o a Buck Owens. Su espíritu se nota. Y la tradición se respeta. Casi reverencialmente. En la mayoría de discos de Americana eso no pasa. Algunos son grandes discos pero de rock, simplemente. y lo dice un súper fan del género. Al Americana le faltan estudios. Así lo digo. Algunos se salvan, por supuesto. Pero durante mucho tiempo ha sido demasiado fácil enrolarse en la famosa etiqueta para parecer más "in".

Y la culpa de todo eso la tiene, a parte de la No Depression, el pobre Johnny Cash y sus American Recordings. Por su culpa, de golpe, ser country molaba. Era resultón. Todo el mundo se subía al carro y todos éramos fans de toda la vida del hombre de negro. Él, mientras, debía preguntarse donde estaba toda esa gente a finales de los 70 y en los 80 cuando su carrera se encontraba en pleno ocaso. Algo parecido a lo que debieron pensar Kris Kristofferson, Merle Haggard o Willie Nelson. Sin apenas darse cuenta compartían estanterías en las tiendas con gente como Ryan Adams, Uncle Tupelo o los Jayhawks. Chavales a los que triplicaban la edad, a veces, pero que los apuntaban como principales influencias. Un buen principio. Hasta que todo se vino abajo. Demasiados grupos empezaron a aparecer y el cartel de “nueva sensación del Americana” pasó a ser algo tan usado como el de “nuevo Bob Dylan” en los 70. Recurrente. Infundado. Mete una lap steel y en la reseña de tu disco diremos que has bebido de los clásicos. No hacía falta nada más. Por eso la diferencia ha marcado la muerte. Los que se han dedicado al rock americano siguen ahí. Haciendo grandes discos. Sobreviviendo con dignidad. Neal Casal, los Drive By Truckers, Wilco, los mismos Jayhawks…El resto murieron con la etiqueta. Murieron con la propia No Depression.

Sonando: The living and the death de Jolie Holland

PS: No se si ha quedado claro. Quizá no. Aunque siempre quedará la opción que ayer le explicaba a Manel Celeiro vía e-mail. La vía española:

1. Puede salir en la revista Rock De Lux: es Americana en un 90 % de los casos (dejemos el otro 10 % para eventualidades e imprevistos).
2. Que no, es roots music.

Ahora sí que lo he puesto fácil ¿no?

jueves, diciembre 03, 2009

Band of Heathens, feliz descubrimiento

Soy de esos que leen el Ruta por redactor. Sí, primero me fijo en los artículos que escriben mis redactores favoritos. Y estoy seguro que los míos no coinciden con los de muchos. Lo mismo me sucede con las reseñas de la sección de discos. Primero leo las de mis redactores afines por diferentes motivos: estilo, amistad, capacidad de sorpresa...

Hace tiempo que tengo claro que mi buen amigo Alfred “Coco” Crespo es de los que más me hace disfrutar. Por diferentes motivos. Es directo, simple, irónico sólo en su justa medida, pasional...Coco consigue que no tenga que leer algunos artículos/reseñas dos veces para enterarme qué narices se está diciendo (cosa que me pasa incluso con algunos de los míos aunque cada vez menos). Consigue descubrirme cosas nuevas. Y, sobre todo, consigue tener una lista casi inmaculada con sus reseñas de discos y mis gustos. Disco que recomienda, disco que me gusta. Y One foot in the Ether de Band of Heathens no iba a ser una excepción. Un discazo de tomo y lomo de rock americano de raíces (algún día intentaré explicar la diferencia con el Americana según mi opinión subjetiva y totalmente arbitraria). Los tíos son de Austin, Texas. Como Dios manda. Y este es su quinto disco ¡Aunque sólo es su segundo trabajo de estudio! Los otros 3 son en directo. En el primero contaron con la colaboración de Ray Willie Hubbard o Patty Griffin. Y con él ganaron alguno de los típicos premios a mejor banda revelación y entraron en las listas de mejores discos de rock americano del año ¿Influencias? Las que quieras y todas buenas: Steve Earle, Lynyrd Skynyrd, Tom Petty, John Mellencamp, Allman Brothers, Johnny Cash, Delbert McClinton, Grateful Dead…La esencia del rock americano, vaya. Una banda con tres cantantes (Colin Brooks, Ed Jurdi y Gordy Quist) en la que, a veces, cuesta apreciar el cambio. Y un disco de esos que, no sabes como, se convierten en uno de tus discos del año. Quizá sin tener nada especial. Sólo porque no pararías de pincharlo.

Sonando: Look at Miss Ohio de Band of Heathens

miércoles, diciembre 02, 2009

Demasiado tiempo...

...sin un post dedicado a mi bebé. Con lo cual hoy toca. Acompañado de la canción que le hice hace apenas dos semanas cuando cumplió seis meses. June rockea. Lo reafirmo. El otro día aguantó estoica todo el bolo de los Nu Niles en la FNAC. De hecho miraba a Mario curiosa pensando ¿qué hace este señor? Suena como cuando papá me pone un disco en casa. Y hasta parece que le gusta el nuevo disco de los Chinaski que, por fin, está al caer. Poco queda ya. Muy poco. Dejaré que el tiempo pase perdiéndome en la risa de June. Lo merece.


Creo en ti
¿Qué más da?
No se bien si es la verdad

Ya se que
No es así
No siempre estuviste aquí

He rebuscado en mi interior
Y no encontré nada mejor

Eres tú
La razón
De quer aún me salga la voz

¿Quien soy yo?
Uno más
Si no estás al despertar

Tuve razones para huir
En el camino y ya no están
Tuve una piedra en el talón
Un lienzo roto que colgar

Sólo seis
Ni uno más,
Han sido seis meses ya

Tienes sol,
Me tienes a mí
Y yo tu forma de reir…..

martes, diciembre 01, 2009

Los hijos de Mudboy

El 15 de agosto fallecía Jim Dickinson, padre de Luther y Cody, miembros de North Mississippi Allstars. El gran Jim era un personaje esencial para entender el rock americano. Había tocado con todo el mundo. Con los Stones, Dylan, Flamin Groovies, Green on Red, Carl Perkins, Willy DeVille, The Replacements, Screamin Jay Hawkins...y un largo etcétera. Además su carrera como músico en solitario o al frente de Mudboy and The Neutrons era exquisita. El corazón le jugó una mala pasada. Pero el bueno de Jim había dejado claro que él no quería un funeral al uso. Él quería que su muerte se celebrara con música. Por eso, tan sólo unas horas después de su fallecimiento, su hijo Luther se reunía con familiares y amigos en un estudio de grabación del Mississippi con un solo objetivo, rendir tributo a papá Jim. El resultado se publicó el pasado 10 de noviembre bajo el nombre de Luther Dickinson & The Sons of Mudboy, Onward and Upward, título que proviene de un viejo poema de Sam Phillips, capo de la Sun Records. Un disco de esos que tiene alma propia. Y ojito que entre esos hijos de Mudboy se incluyen gente como Jimbo Mathus o Shannon McNally. Un trabajo grabado a la antigua, con dos micros en medio de una sala y los sonidos registrándose en una cinta. Mientras, los músicos, dejándose llevar por los sentimientos que, como podemos suponer eran muchos. Viejas canciones de Dickinson, salmos que la madre de Luther tocaba en la iglesia y viejos espirituales forman el repertorio. Emotivo. Espeluznante. Único.

Sonando: Angel Band de Luther Dickinson & The Sons of Mudboy

lunes, noviembre 30, 2009

Reencuentro (un ataque alta fidelidad)

Reencontrarse con alguien casi siempre es satisfactorio. Es una sensación que, una vez superada la extrañeza inicial, se torna en tremendamente positiva. Y si esos primeros momentos, encima, no existen, mejor que mejor. Es como cuando te da un ataque “High Fidelity” y decides reordenar tu colección de discos. Sobre todo para los que contamos, por suerte, nuestras referencias por miles. Empiezas a encontrar aquel grupo que te voló la cabeza. Aquel disco que ya no recordabas de aquella banda X que dabas por acabada cuando publicaron el bombazo que tienes en la mano. Aquel solista que te recomendó aquel conocido en el que nunca sueles confiar. Aquella banda de chicas que compraste por las referencias leídas en el Ruta de febrero del 96. O aquel disco al que simplemente te acercaste por su portada y que se convirtió en esencial de tu colección. Situaciones diversas para un mismo final. El reencuentro. La placentera sensación de volver a pinchar un disco y pensar “¡Joder! ¿Qué bueno es! ¡Y hace tres años que no lo pincho!”. Porque no nos engañemos. No, los melómanos no tenemos tiempo para escuchar compulsivamente todo lo que tenemos. Claro que no. Cada disco tiene su/sus momentos. Volviendo al principio, como los amigos.

La semana pasada fue momento de reencuentros. Con el gran Jaime Anglada con el que hacía tiempo que no hablaba y que aprovechó para pasarme su próximo disco. Ojito que suena y mucho. Y con mi gran amigo J.F. León en su visita relámpago a Barcelona. Un par de tipos con los que llevaba meses sin hablar pero que siempre tengo ahí. Luego te reencuentras y parece que no ha pasado ni un minuto desde tu anterior charla. Media hora de conversación telefónica con Jaime como si nos hubiéramos visto el día anterior. Y con J.F. más de lo mismo ¡Si acabamos jugando a golf con la Wii mientras le pinchaba el nuevo disco de los Chinaski! Amigos. Es lo que son. Se tienen, sin más. Se disfrutan. En su momento, eso sí, como los discos reencontrados en un ataque alta fidelidad.

Sonando: First I look at the purse de J.Geils Band

viernes, noviembre 27, 2009

Que vienen Los Lobos mamá

Ya tengo banda sonora para la primera navidad de June. Y no, no va a ser el disco navideño de Dylan que, con el paso de las semanas, me sigue pareciendo un peñazo. Eso sí, el videoclip de «Must Be Santa» lo he visto divertido. Histriónico. A lo Tom Waits. Pero mi opinión del disco sigue siendo la misma. Por eso, mientras ponemos el primer árbol de Navidad de June combinaré los habituales discos de villancicos de Phil Spector, Elvis, Marah o Brian Setzer con el nuevo disco de Los Lobos. Que no, no es de villancicos ¡Pero es íntegro de canciones de Disney! Eso sí ¿quién lo diría? Porque mi banda lobuna favorita ha sabido convertir un montón de temas de las películas de Disney en algo propio. Empezando por el «Heigh-ho» de Blancanieves y los Siete Enanitos. Va. Que levante la mano quien nunca haya entonado eso de “heigh-ho, heigh-ho a casa a descansar”. Un clásico. Sí señores, un clásico. Como Los Lobos. Una de las mejores bandas de la historia. Toma absolutismo. Y quien quiera discutir primero que intente justificármelo con un disco malo de Cesar Rosas, David Hidalgo y compañía. Vale, vale. No son los Beatles. Pero tampoco lo pretenden. Son Los Lobos y punto. Llevan en activo 33 años y no han hecho un puñetero disco malo. Y eso que han superado la veintena de grabaciones (recopilatorios incluídos). Este es su segundo disco medio enfocado al público infantil. Aunque podría no serlo perfectamente. Del primero, junto a Lalo Guerrero, ya salieron más que bien parados. Y de este Los Lobos Goes Disney todavía lo harán más. Porque si nadie nos lo dijera, probablemente no descubriríamos que esas canciones que suenan a blues fronterizo, a antojitos y a atmósferas pantanosas son factoría Disney. Esa es su grandeza. De ahí la confesión del día ¿saben qué? Si yo pudiera elegir ser miembro de una banda, de cualquiera de las bandas de rock del mundo, como Jack White está muy blanco y tiene más pelo que yo, elegiría ser un lobo. Llámenme raro, pero sincero.

Sonando: Cruella de Vil de Los Lobos

jueves, noviembre 26, 2009

The music sounds just like it feels...

Así reza el sobrecito en el que se guarda la última maravilla de los Black Crowes, el DVD Cabin Fever. Una frase extraída de una de las canciones de Before the Frost, «And the band played on…». Perfecta para un documento único en el que se nos permite vivir las sesiones de grabación del último disco de los cuervos en el estudio de Levon Helm. Una deliciosa oportunidad de adentrarse en las entrañas de una de las bandas más grandes que pueblan el planeta. Porque, efectivamente, la música suena tal como se siente. Una definición enorme. Insuperable para definir algo tan difícil y tan sencillo, a veces, como es la música. Y una sentencia ideal para lo que encontramos en la galleta que va dentro del sobre. Rock en estado puro. Crowes en esencia. Con momentos sublimes. Chris presentando a la banda en su faceta de simpático frontman, Rich con su sitar, la entrada en escena de un tímido Larry Campbell, Chris, de nuevo, con pinta de muñeco cabezón de esos que mueven la cabeza, los hermanísimos tocando en plan bluegrass en acústico o una impagable conversación con el viejo Levon, en unas mecedoras y al lado de una chimenea. Estos son sólo algunos de muchos. Demasiados para ser asimilados en un solo y rápido visionado. Pero suficientes para volver a darte cuenta de lo grande que es esa banda y de lo grande que es lo que han hecho. Ya lo dicen ellos. Tal como se siente.

Sonando: Kept my soul de The Black Crowes

miércoles, noviembre 25, 2009

Ian Siegal, blues de guante blanco

Ayer hacíamos el programa número 12 de Sentido Común, descargable en su correspondiente blog, y el honor de ser disco de la semana se lo llevaba Ian Siegal. El tipo es un extraordinario bluesman británico que estuvo hace unos meses dando una masterclass en Barcelona y que acaba de editar un discazo llamado Broadside ¡Y no! Los que no sentís pasión por el blues no os alejéis todavía. Porque si su anterior disco, The Dust, era puro blues acústico en la línea de los clásicos, en éste, Siegal se atreve con todo desde el country a sonidos más cercanos al Americana. Además, Broadside es su quinto disco y el tipo nunca se ha repetido. Siempre ha buscado nuevos horizontes y eso, en un músico de blues, es algo más que loable. Su hoja promocional dice que sus influencias principales son Howlin’Wolf y Muddy Waters aunque con este disco demuestra que también ha pasado bastante tiempo escuchando a Johnny Cash, a Bo Didley o a Tom Waits ¿Ecléctico?¿Heterogéneo? No, porque Ian Siegal suena a sí mismo. Suena a todas sus influencias y a ninguna. Y toca ¡cómo toca! Parece mentira que se pueda transmitir toda esa amalgama de sentimientos con seis cuerdas, un mástil y una caja de resonancia. A la lista de discos del año por derecho propio.

Sonando: Little Paranoia de Ian Siegal

martes, noviembre 24, 2009

La pasión de Levon Helm

Me enganché a la carrera en solitario de Levon Helm hace algunos años. No en vano, el viejo Levon siempre ha sido mi componente favorito de The Band. Garth Hudson no me atraía demasiado. Lo encontraba algo falto de carisma. Richard Manuel se me hacía demasiado dulce al cantar. Robbie Robertson era demasiado cascarrabias y sus hechuras de líder no me convencían del todo. Así que la cosa estaba entre Rick Danko y Levon Helm. Los puntos que perdía Danko al ser el bajista de la banda (siempre he encontrado un punto de rareza en ser bajista y que me perdonen los que lo sean y lean esto) convertían al mejor batería de la historia del rock en mi “bandolero” favorito.

Y su carrera en solitario no iba a hacer más que confirmarlo. No entraré en detalles sobre su vida porque ya lo hice en un artículo que se publicó hace varios meses en el Ruta. Pero sus discos en solitario son auténticas maravillas. Un resumen perfecto de la historia del rock americano de raíces. Y su último trabajo, Electric Dirt no iba a ser una excepción. Soberbio. Insuperable. Con un tema propio y, como siempre, unas versiones prácticamente superiores a las originales de Grateful Dead, Muddy Waters o Randy Newman, por ejemplo. Una vez catado, asimilado e interiorizado el disco, mi afán de completista me lleva a la web de Helm para hacerme con las dos ediciones deluxe de las Midnight Ramble Sessions a un precio irrisorio. Para quien no las conozca se trata de la grabación de dos de las actuaciones que periódicamente Levon hace en su estudio de Woodstock, sí ese en el que han grabado su último disco The Black Crowes, con público y unos invitados de lujo. La lista da miedo: Steve Jordan, el desaparecido Sean Costello, Steve Crooper, Dr. John, John Hiatt, Eric Clapton, Scotty Moore, Booker T. Jones, Johnnie Johnson, Larry Campbell o Yim Yames, por citar algunos. Y por encima de todos Levon con su eterna sonrisa y su cara de placer haciendo lo que sabe hacer mejor que nadie: cantar como los ángeles y tocar la batería como un diablo. Estos dos CDs+DVD ya están entre los favoritos de mi colección y en un puesto destacado. Respiran pasión, Levon lo hace en todo lo que se implica y eso me gusta. Me encanta. Pasional que es uno.

Sonando: Kingfish de Levon Helm

lunes, noviembre 23, 2009

Dos veces

Me sobrarían dedos de una mano para contar los libros que he leído dos veces. No suelo releer. Hay demasiadas cosas interesantes por ahí para leer dos veces lo mismo ¿Un error? Puede. Pero me gusta disfrutar de cosas nuevas. Con las películas me pasa lo mismo. Rara vez veo una dos veces a no ser que el típico zapping televisivo me haga llegar a alguna cosa que ya he visto y me pare a revisionarla. Sin embargo hay películas que me gusta tener. Y lo hago porque no descarto volverlas a ver. Por eso podríamos decir que mi colección de películas está formada a partir de la posibilidad de un segundo visionado. Y eso sí que ya lo he hecho alguna vez. Alta fidelidad es el más claro ejemplo, aunque también he repetido con Eduardo Manostijeras, con Buscando Nunca Jamás o con En La cuerda floja, por citar algunas que me vienen a la cabeza de memoria. Con películas habría muchas más pero con libros no. Sólo existe la excepción de los libros de poesía. Bueno, y de los libros sobre Dylan. Aunque esto hay que explicarlo.

Creo que sólo he repetido, como tal, la biografía que escribió para Juglares Jesús Ordovás que durante mucho tiempo fue mi libro de cabecera. No en vano fue el primer libro sobre Dylan que tuve. También he repetido la magnífica biografía de Howard Sounes y el Crónicas del propio Bobby. Pocos más pero claro, para un tío que tiene más de 50 libros dedicados a la figura de Dylan, ya podéis imaginar que algunas cosas las he leído muchísimas veces. Diferentes autores, diferentes palabras pero, en muchas ocasiones, la misma historia. Eso sí, no me cansó ¿Freakie yo? Ahora que lo digo, el otro día mi madre me decía “hijo ¿qué es exactamente un freakie?” y yo le contestaba “¿sabes mi obsesión con Dylan mamá? Pues eso es un freakie”.

Pero sigamos después del paréntesis. Estoy rompiendo la estadística con En la carretera de Kerouac. Y la experiencia es más que gratificante. Estoy descubriendo nuevos recovecos. Disfrutando del placer de la lectura con cada detalle, con cada sentimiento ¿Será el principio de una tendencia a leer todo lo que leo más de una vez? No creo. Me conozco y mi espíritu ansioso y abarcador no me dejará. Pero por lo menos ya se una forma más de disfrutar de un libro.

Sonando: Cleopatra reina de África de Amigos Imaginarios

viernes, noviembre 20, 2009

Reencuentro

Anoche, los dos Chinaskis mayores, tanto por edad como por veteranía, volvieron a encontrarse encima de un escenario. Santi Campos estaba en Barcelona para tocar en acústico dentro del ciclo Concerts Suaus en Sant Adrià del Besós. Una de las canciones que cantó fue «Mentir» del primer disco bastardo y como servidor, evidentemente, andaba por allí la hicimos juntos. Siempre es un placer volver a cantar con Santi pero, sobre todo, lo es reencontrarse con él. Es el Sal Paradise de nuestros días. Eso sí, segoviano, no estadounidense. Una persona irrepetible. Un músico excepcional por el que siento especial debilidad. Pero sobre un todo un tío estupendo que te ilumina con su sencillez. Yo ya lo he dicho a veces por aquí. Pongan un Santi Campos en su vida y serán un poquito más felices.

Sonando: Ana y los desastres de Amigos Imaginarios

jueves, noviembre 19, 2009

Trascender

(De transcender).

1. intr. Exhalar olor tan vivo y subido, que penetra y se extiende a gran distancia.

2. intr. Dicho de algo que estaba oculto: Empezar a ser conocido o sabido.

3. intr. Dicho de los efectos de algunas cosas: Extenderse o comunicarse a otras, produciendo consecuencias.

4. intr. Estar o ir más allá de algo.

5. intr. Fil. Dicho de una noción que no es género: Aplicarse a todo, como acontece con las de unidad y ser.

6. intr. Fil. En el sistema kantiano, traspasar los límites de la experiencia posible.

7. tr. p. us. Penetrar, comprender, averiguar algo que está oculto.


Estas son las seis definiciones que el diccionario de la RAE da a la palabra trascender. Pues bien, de vez en cuando, necesito escuchar un disco que no produzca en mí nada de esto. Hace poco leía en el blog de Hotel Arizona, programa de radio que no me canso de recomendar, sobre el disco de Jersey Budd, Wonderlands, que “Jeff Tweedy les llamaría simples artesanos sin capacidad de trascender”. Pues a eso me refiero. Mal que le pese al genio que es Tweedy. Escuchar algo que, simplemente, me entretenga. Que no vaya más allá. Que pase. Y que probablemente se olvide. O no. Porque a veces esos son los que más permanecen en mi memoria. Tampoco importa. Porque no son trascendentes. Necesito llevar en mi iPOD dos o tres discos que simplemente me sirvan de banda sonora para no pensar. Para desconcentrarme. El de Jersey Budd, precisamente, es uno de ellos. Otro es el de Hey Negrita, You Can Kick. Y ya avanzo que no, no cambiarán la historia del rock pero a mí me gustan y me entretienen.

A los Hey Negrita se los ha definido como una mezcla entre Johnny Cash y los Rolling Stones. Ya saben, las hojas promocionales. La leyenda cuenta que se forman cuando su cantante decide que lo suyo es el rock and roll después de pasar unas noches a la intemperie acompañado de una corista de Ray Charles y un músico de sesión de Gram Parsons en una carretera perdida americana. Las historias que le explican le influyen tanto que lo deja todo para hacer música. Así que vuelve a su Londres natal y forma Hey Negrita. You can kick es su tercer disco y suena, como no podía ser de otra manera, a clásico. Pero a clásico americano, sobre todo. Suena a Cash pero también a Dylan o Petty. Un poquito a los Stones (una canción de ellos es la que da nombre a la banda) y también a los Kinks etapa americana. Intrascendentes (de nuevo). Pero bien grabado, con canciones pegadizas y con pocas aspiraciones de ir más allá. Quizá sólo pretendan grabar un disco más. Y esa no es mala filosofía.

Sonando: The Last Thing That I Do de Hey Negrita

miércoles, noviembre 18, 2009

Diez años sin el tío Sahm

Hoy se cumplen diez años de la desaparición inesperada de Doug Sahm a causa de un ataque al corazón. En mi opinión Sahm no sólo es una figura clave para enteder el rock fronterizo sino que también lo es para entender el rock americano en general. Un músico de esos que lo tocaba todo, guitarra, bajo, violín, piano, acordeón…Una persona con un talento especial para las melodías, para las canciones. Y la gente con la que tocó forma una lista impresionante: Dylan, los Grateful Dead, Willie Nelson, Rick Danko, Dr. John…. Por no hablar de sus diferentes proyectos: el Sir Douglas Quintet, los Texas Tornados...Por eso el Sentido Común de ayer estaba dedicado a él. Como siempre se puede descargar o escuchar desde el link que hay a la derecha. Y vale la pena. Porque fue un programa emotivo en el que no sólo conmemorábaos el aniversario de su muerte sino también la publicación de Keep Your Soul, un disco tributo, por fin, como mandan los cánones. Con buenos amigos y mejores músicos. Gregg Dulli, Flaco Jiménez, Los Lobos, Delbert McClinton, su hijo Shawn Sahm...Una verdadera delicia. Sahm es uno de mis grandes ídolos. Y aunque hace 10 años de su muerte, su música sigue ahí. No hay nada mejor para recordarle que pinchar un tema suyo y dejarse llevar.

Sonando: Chicano de Sir Douglas Quintet

martes, noviembre 17, 2009

The Feelies, algo más que una banda de culto

Anda el ruterío revuelto. Y la culpa parecen tenerla los Feelies, el desaparecido grupo del gran Glenn Mercer. Algo se cuece. De momento se han reeditado dos de sus 4 enormes discos: Crazy Rhythms de 1980 y The Good Earth de 1984. La edición es fantástica, en vinilo de 180 gramos. Como Dios manda. No os diré que soy seguidor de los Feelies desde que empezaron, más que nada porque sería poco creíble que con 1 año (se formaron en 1976) siguiera una banda de rock and roll underground de Nueva Jersey cuyo nombre provenía de la novela Un mundo feliz de Aldous Huxley. Debí descubrirlos a mediados de los 90, cuando mi fascinación por R.E.M. estaba en pleno apogeo y decidí investigar en grupos que influyeron sus primeros discos. Después volví a encontrármelos en el libro Discos Ocultos de Juan Vitoria, una auténtica biblia del coleccionista de discos, donde se los define como la semilla de los de Athens pero también de Sonic Youth o de los Violent Femmes. La cosa es que The Feelies rockean. Su primer disco, Crazy Rhythms es delicioso con una versión impagable del «Everybody's Got Something to Hide (Except Me and My Monkey)» de los Beatles que tira de espaldas. En el segundo, The Good Earth cuentan con Peter Buck de R.E.M. a las guitarras. Después se cascan un EP con una nueva versión de los fab four y otra de Neil Young. Buen gusto que tenían. En 1988, en su momento álgido, llega Only Life con versión de la Velvet Underground incluída. Y su último disco se publica en 1991, Time for a Witness y un tema de los Stooges cerrando el disco y su carrera. Después, decenas de proyectos de todos sus miembros y el sorprendente regreso en solitario de Glenn Mercer en 2007 con Wheels in Motion, un excelente disco. Vamos que no está mal para paladares exquisitos. No hace falta buscar los "feelies" de Huxley, unos cines que sustituían los sentimientos humanos. Con acercarse a estos discos es suficiente para sentir algo. Seguro.

Sonando: The High Road de The Feelies

lunes, noviembre 16, 2009

Nu Niles y otros directos

Revisando me he dado cuenta de que no llegué a hablar por aquí del post concierto de los Nu Niles. Y como más vale tarde que nunca....Fue un gran bolo, como se puede suponer. Y servidor disfrutó como un enano con su pequeña colaboración. La banda suena. Siempre lo ha hecho. Y no, no soy objetivo porque son buenos amigos míos. Pero lo intento. Los Nu Niles son una máquina engrasada que combina su capacidad como grandes músicos con una puesta en escena excelente. Porque además los tíos tienen imagen. En mi opinión, lo tienen todo para triunfar. Pero no lo harán, posiblemente. Como tantos otros en este país. Es de ese tipo de cosas difíciles de explicar.

Me encanta la expresión de que somos un país de pandereta. Últimamente la uso mucho. Porque lo cojonudo es que nos empeñamos continuamente en demostrarlo. Conciertos de gente que es muy reconocida fuera aquí están vacíos. A duras penas se gana para pagar las salas en las que actúan. Eso sí. Incluso los que nos consideramos rockeros de pro no podemos evitar la actitud borreguil que tanto nos ofende ver con productos televisivos. Se corre la voz de que Marah hace grandes bolos, festivos, etc. Y ala, los Marah sold-out cada vez que vienen. Y no digo que no lo merezcan ¡ojo! Su fama es más que merecida, por supuesto. Se lo han ganado a pulso. Pero luego viene Will Hoge al Sidecar y somos 25, viene Richmond Fontaine y no pasamos de 30, Lucero a duras penas pasan de 100 personas en el Apolo, Deadstring Brothers llegan a 50 con apuros en el Sidecar o en lo nacional, viene Jon Ulecia y rascadas 15 personas ¿A ver cuántas personas van a ver a los grandísimos Black Diamond Heavies el domingo en el Rock Sound? Pandereta. Lo que yo les diga. Y los Nu Niles tienen la moral para irse de gira. Eso sí, ellos tienen un público fiel que en Barcelona no les falló. Lleno total en la 2. Aunque el público rockabilly-retro-surf-hillbilly (llámenlo como quieran) es otra cosa. Pero como dice Mario en su disco, “tanto sufrimiento de qué servirá, si acabaré en una clínica mental”.

Sonando: Sin rendición de Nu Niles