martes, noviembre 30, 2010

Steve Wynn y Carlos Rego

Steve Wynn toca hoy en Barcelona. Uno de esos músicos que nunca fallan. Viene a presentar su último disco Northern Agression que reconozco que aún no me ha enganchado del todo. Mi favorito sigue siendo My Midnight de 1999. Eso sí, Wynn es un músico que destaca por su honestidad. Casi diría que por su transparencia. Es como es y da lo que sabes que te puede dar. Ya lo hacía con Dream Syndicate y su carrera en solitario es exactamente igual de íntegra. La cita en el Sidecar.

Y apenas unas horas antes nuestro buen amigo Carlos Rego presenta su libro Nuevo Rock Americano, años 80. Luces y sombras de un espejismo. La cosa es a las 7 en Demodé Lenoir, Martinez de la Rosa 27 (Barcelona) y un pajarito nos ha contado que el propio Steve Wynn andará por allí. Nosotros nos lo perdemos porque es la hora de Sentido Común en la radio pero al resto os dejamos ir siempre que prometais después descargar el programa de hoy de nuestro blog.....

Sonando: Tears won't help de Steve Wynn

lunes, noviembre 29, 2010

Árboles y rock

Nunca me hubiera planteado que los árboles pudieran tener algún tipo de relevancia en la historia del rock más allá del mítico Joshua Tree, de todos conocido. Alguna canción por ahí y el título de algún disco por allá parecían completar la poca importancia del árbol en la historia del rock. Pero, de un tiempo a esta parte, parece que vamos a tener que ponerlos en el lado negativo de la balanza junto a aviones, coches o ríos. Sí señores, como sigamos así los árboles van a pasar a formar parte de la historia negra del rock. Hace ya unos años leíamos que Keith Richards se caía de un cocotero, cachonda historia que, fuera verdad o no, supuso que los Stones cancelaran varias fechas. Muchos nos preguntamos qué narices hacía (si era cierto) Keith subido a un cocotero pero, en el fondo, tampoco nos extrañaba tanto. Y menos si lo comparamos con la noticia que nos llegaba la semana pasada: Joan Baez se caía de un árbol de seis metros ¡Adiós! Esta sí que es buena. La otrora reina del folk. La mujer de la dulce voz ¿subida a un árbol? ¡Pero si tiene 69 años! ¿Y de seis metros? Joder, eso son unos cuantos metros. Parece que la historia aquí es menos turbia que en el caso de Keith y se ha resuelto con unas magulladuras aunque podía haber sido algo muy serio. Dicen que la Baez sigue viviendo, de alguna manera, anclada en el movimiento hippie y tiene una casita en un árbol de su casa en la que le gusta dormir cuando hace buen tiempo. Así se cayó nuestra amiga. Menos mal pero, a ver quien es el siguiente músico al que le da por hacer de Tarzán...Y yo que en mi vida he sabido subirme a un árbol.....

Sonando: Here's to you de Joan Baez

viernes, noviembre 26, 2010

Greg Trooper, exorcizando demonios

Cuando en 2004 me hice con el enorme disco que es Universal United House of Prayer de Buddy Miller pensé en buscar algún artista similar porque andaba absolutamente enganchado a esa especie de country-soul. Quería descubrir algo nuevo. Alguien que poder unir a los nombres de Dan Penn, Tony Joe White, Donnie Fritts o Larry Jon Wilson. Así que utilicé uno de esos programillas tipo “Pandora” y apareció un nombre en pantalla: Greg Trooper. Puede sonar cutre pero así es como descubrí al de New Jersey y así lo cuento. En aquel momento su disco más reciente era Floating, de 2003, y cuando me hice con él aluciné. Y el por qué de este rollo es tan sencillo como que el tipo tiene nuevo disco y vuelve a ser un discazo. Es su disco número 11 y ni un resbalón. Todos enormes. Upside-Down Town no es una excepción en la carrera de un tipo que asegura que la “música me ayuda a exorcizar mis demonios. Trato de no tomarme demasiado en serio porque en esto de la música casi todo está dicho. Yo sólo intento expresarme a través de mis canciones”.

Trooper vuelve con su sonido más característico pero aquí aprovecha para dar pinceladas extraídas de las paletas de sus músicos favoritos. «They call me Hank» es el country soul que haría Dylan si se lo propusiera. «First True Love» el que haría Cash. «Dreams like this» el que haría John Hiatt. «Nobody in the whole wide world», desde ese teclado inicial, es herencia del mejor Tony Joe White. Y «Time for love» es un country-rock en la línea Bruce Springsteen o incluso Steve Earle ¿Más referencias? Búsquenlas ustedes que se lo pasarán en grande…Una curiosidad, saben a quién copió Elvis Costello su característico sombrero de ala redonda? Busquen por Internet, ya verán....

Sonando: Time for love de Greg Trooper

jueves, noviembre 25, 2010

Hendrik en directo y solo

Hace ya días del concierto pero dado que no he hablado por aquí de él voy a pararme un poquito, porque vale la pena hacerlo, en el acústico que Hendrik Röver hizo el pasado viernes en la Sala Rocksound. Además, lo bueno, es que he tenido tiempo para asimilarlo.

No es la primera vez que veía a Hendrik en ese formato. Pero sí es la primera vez que me convenció totalmente. Creo que mi estreno con Hendrik delante, solo con su guitarra fue, si no recuerdo mal, en la Boite, ahora Zac, aunque puede que mi memoria me esté jugando una mala pasada aquí. Lo que sí recuerdo es que de allí salí con la sensación de que Röver había estado incómodo, incluso inseguro. Algo poco habitual para alguien con su experiencia. Alguien que con los Deltonos detrás era una bestia del escenario se empequeñecía al mostrarse “semidesnudo”, sólo con la compañía de su acústica. Y no fue un mal bolo pero le fallaba algo.

El viernes fue diferente. Hendrik, vestido de negro, con botas camperas y camisa country con bordados blancos se plantaba ante los pocos que tuvimos la decencia, en una ciudad que definitivamente no ha nacido para el rock, de acercarnos al Rocksound dispuesto a comerse al respetable. Charló, bromeó, tocó (y cómo tocó). En definitiva, dominó el concierto. Lo controló. Sin vacilaciones. Paseándose con maestría por su repertorio en solitario, por alguna versión de los Deltonos como «Circunvalación» del soberbio GT y con versiones de todo pelaje ¡Hasta su idolatrado George Jones tuvo su momento! Anécdotas, historias, canciones. Quizá por eso, al final del bolo, cuando yo le hablaba de los cantautores él me decía “es que yo soy un cantautor porque canto mis canciones”. De Perogrullo. Puede. Pero no hay mucha gente que lo tenga tan claro con el significado que se le suele dar en este país a ese término. Röver lo bordó. No se puede decir más. Y enfrentarse al público en acústico no es tarea fácil para nadie. Por muchos años de experiencia que lleves detrás y por muchas veces que lo hayas hecho.

Sonando: Mi mansión de Hendrik Röver

miércoles, noviembre 24, 2010

DPND: The Wallflowers - Bringing Down The Horse

La banda liderada por el vástago de Bob Dylan con más talento, The Wallflowers publicaba en 2006 su segundo disco tras un debut con nombre homónimo. Junto a Jakob Dylan formaban la banda Fred Eltringham (bateria), Rami Jaffee (teclado) y Greg Richling (Bajo). Tampoco hay que olvidar la colaboración esencial de Michael Ward, colaborador habitual de The Mars Volta. Bringing Down The Horse fue un soplo de aire fresco para la música americana y a día de hoy muchos lo siguen viendo como la obra cumbre de la banda del descendiente del gran Bob. Es el disco en el que Jakob demuestra que podía volar en solitario, a pesar de que su disco de debut no es un mal disco. Ni mucho menos. Pero con Bringing down the horse suben ese peldaño que separa el notable del excelente. Un trabajo separado en 4 años de su predecesor. Bien pensado, bien planteado y que, en contra de lo que sucedió con aquel fue un gran éxito de ventas.

Ser hijo de Bob Dylan debe ser fácil para unas cosas, por ejemplo tener la posibilidad de grabar un disco, y difícil para otras. En esta última categoría estaría encajar las críticas. The Wallflowers, el disco, recibió críticas feroces y también injustas. Aunque sea cierto que la banda no se mostraba tan compacta como años después lo haría en este Bringing Down The Horse en el que la producción de T-Bonne Burnett se hace absolutamente imprescindible para entender su éxito.

La banda y en concreto Jakob supieron construir un disco con mucho ritmo. Lleno de subidas y bajadas, de golpes de efectos, de baladas, medios tiempos y temas acelerados. Todo en su sitio. Bien colocadito y sonando de manera enérgica. Con ínfulas de primer disco. Quizá por eso se llevó un par de premios Grammy. El primero de ellos al mejor dúo vocal por el espectacular trabajo de Jakob con Adam Duritz, cantante de los Counting Crows, en la emocional «6th Avenue Heartache». El otro se lo llevó el propio Jakob como mejor vocalista de una canción de rock por «One headlight», el temazo que sirvió de primer single al disco y que es una de esas canciones inolvidables que probablemente debería situarse en una hipotética lista de las 10 mejores canciones que dio el rock americano en los 90. Llegó al número 2 de las listas americanas y Bruce Springsteen se subió al escenario para cantarla con ellos en la fiesta de la MTV de 1997 asegurando que era una de sus canciones favoritas. Como también debían serlo temas del calibre de «Josephine», una balada definitiva, «Three Marlenas» otro tema lento con una de mis frases favoritas del disco, llena de clase y chulería “I think I'm gonna buy myself a Rolls Maybe a Chevrolet…”, la esencial «The Difference» o «Angel on my bike», una de esas canciones que te hacen moverte sólo.

Lo mejor de Bringing down the horse es la persistencia de Dylan. Lejos de amedrentarse con los palos que le dieron con su disco de debut y de optar por el camino fácil que hubiera sido retirarse a vivir del cuento, Jakob se empecina en lograrlo y este disco es su consagración. La prueba de que, a pesar de la alargada sombra de papá, él también podía tener una exitosa e interesante carrera en solitario. Y lo mejor es que lo hace sin cambiar un ápice su sonido respecto a su debut. Si quieren lo define mejor, lo refina, pero mantiene las mismas constantes vitales. Seguro de que no habían hecho nada malo antes y de que la forma debía funcionar. Y vaya si lo hace. Dylan está cómodo en los temas acelerados, porque le gusta rockear, pero aún lo está mucho más en las canciones más oscuras del disco (si es que se les puede llamar así). Ahí lo borda. Domina los ambientes. Susurra. Inquieta. Su interpretación vocal lo coloca en el mapa. No sólo por los premios a los que hacía referencia antes sino por la sensación que deja en el oyente cuando su voz se pierde. Quizá, por todo eso, nunca lograron repetir su éxito y la banda acabó sucumbiendo ante el inicio de la carrera en solitario de Jakob. Aunque eso ya es otra historia.

Sonando: Three Marlenas de The Wallflowers

martes, noviembre 23, 2010

¿Quién diantre eres Billy Wilder?

Ese es el título del último libro que acabo de leer. Siempre combino, como ya sabéis, las biografías, mi género favorito, con la novela. Este volumen de Tom Wood publicado originalmente en 1970 pretende ser un acercamiento al famoso director de cine culpable de películas como Con faldas y a lo loco, Sabrina o El crepúsculo de los dioses. Además lo hace de una manera curiosa. De hecho, por la forma en que está ecsrito, es difícil trazar una línea temporal en la vida de Wilder. Si no recurres a la filmografía del final se te hace complicado saber qué película fue antes y cual después. Pero a cambio de eso el autor decide trazar una línea por la vida del director en base a sus anécdotas y, sobre todo, a sus ingeniosísimas frases. Wilder era un tipo de esos de rápida respuesta. Por eso la sonrisa suele aparecerse en la cara de uno varias veces a lo largo de la lectura del libro. Las anécdotas con gente como Marilyn Monroe o Humpfrey Bogart son impagables. El tio tenía ingenio y lo demostraba continuamente unido a unas dosis de soberbia que no gustarán a todo el mundo. Por citar alguna me quedo con la anécdota que explica uno de sus asistentes cuando dice que un día Wilder le soltó “Eres como mi mujer, que no es que te quiera, es que simplemente me he acostumbrado a que estés aquí”.

Sonando: King of the western world de Soul Gestapo

lunes, noviembre 22, 2010

Gill Landry, otro nombre a tener en cuenta

La primera vez que vi su nombre lo hice en uno de mis estudios pormenorizados de los libretos de un disco. Se trataba de un álbum de Old Crown Medicine Show, una banda por la que siento especial debilidad. Landry es el cantante principal y además toca la guitarra, el banjo y la steel guitar. Por no citar sus aventuras junto a los Woody Pines, otra de mis debilidades.

En 2007 el tipo lanzó su primer disco en solitario, titulado The Ballad of Lawless Show y ahora me llega su segundo disco, Piety & Desire en el que participan miembros de los Felice Brothers y gente como Jolie Holland (vaya discazo se sacó hace apenas un añito) o Brandi Carlile. El disco es grandísimo y Landry se muestra como lo que es: un excelente cantante. Además demuestra que es un todo terreno. No se limita a quedarse en los registros que domina sino que arriesga y nos enseña como moldea cualquier canción. Su voz es preciosa pero si es necesario, porque la canción lo pide, se vuelve difícil. Se afila o se rompe en función de la necesidad de cada tema. Siempre afinado, eso sí. Siempre acertado. Siempre sobebrio. Como un crooner metálico del country-jazz. Picotenando de muchos estilos y dándoles a todo un elemento común: la maestría de sus cuerdas vocales. Es que hay gente que la clase la lleva innata oigan…

Sonando: Annie de Gill Landry

viernes, noviembre 19, 2010

Seguimos de celebración

Ruteros. Hay quien defiende que no existen. Que el llamarse así es una falacia. La típica manía de huir de las etiquetas que tenemos (y me incluyo) todos. De alguna manera tendremos que llamarnos ¿no? Estamos, mal que nos pese, en una sociedad de etiquetas. Aquí hay culés y merengues. Fascistas y comunistas. Rockers y mods. Mileuristas y millonarios. Moderniquis y retros. Clases altas y clases bajas….Cientos de etiquetas. Algunas molestas. Otras no. Algunas acertadas. Otras menos. Pero hay ruteros tan ruteros que se ofenden por la etiqueta ¡Juas! Así somos. Es que joder, llamarnos “seguidores de una revista de rock que se llama Ruta 66, que está muy bien y que la hacemos con mucho cariño y la defenderemos por encima de todo” es un poco largo ¿no? Eso sí, a mí me gusta más la palabra routier. Le tengo más cariño. Y todo esto para decir que seguimos celebrando nuestros 25 añitos de existencia. Y hoy siguen “los actos”. Esta tarde a las 19:00 h charlita en la FNAC de Triangle en Barcelona con Jaime Gonzalo, cofundador de la revista, al que merece mucho la pena oír hablar (Jaime ¿por qué hablas tan bien?) y Alfred Crespo, uno de los codirectores actuales al que hay que ver (¿y esa barba de Deadhead? vaya, otra etiqueta) y también escuchar. Luego servidor se larga hacia el Rocksound que Hendrik Röver presenta su último disco y no me lo pierdo.

De regalo, para seguir celebrando el aniversario, algunos de mis favoritos entre los que han versionado el «Route 66» de Chuck Berry: The Rolling Stones, Dr. Feelgood, R.E.M., Them, The Pretty Things, The Cramps, Jerry Lee Lewis, The Surfaris, Asleep at the Wheel, Los Lunáticos….Get your kicks on Route 66!!!!

Sonando: Ruta 66 de Los Lunáticos

jueves, noviembre 18, 2010

La misteriosa Meschiya Lake

No soy un gran seguidor del jazz. Ya lo saben los que se pasan por aquí habitualmente. Aunque Nueva Orleans es otra cosa. Sus sonidos sí me atraen. Llaman mi atención. Me provocan. Y si estos vienen de una mujer tatuada hasta las cejas que parece la versión femenina del gran Willy De Ville, aún más. En la tradición de las grandes vocalistas de los años 20 y 30, Lake formaba parte de una especie de grupo de músicos titiriteros llamados The Loose Marbles que se dedicaban a tocar sus melodías por las calles de la más francesa ciudad americana. Quince músicos ataviados de un montón de vientos, percusiones y otros instrumentos de cualquier pelaje que acabaron creando hasta filiales en otras ciudades como Nueva York con el único objetivo de acabar con el aburrimiento en las calles mediante la música. Y al frente de todo Meschiya Lake. Sensual. Atractiva. Magnética.

Pues su primer disco ya está en la calle. La banda que acompaña a la cantante se hace llamar The Little Big Horns y el disco lleva por nombre Lucky Devil. Es buenísima. Pero buenísima ¿eh? Estoy seguro que Tom Waits anda enamorado de su música. Lo tiene todo. Menos información por Internet. Curiosamente es casi imposible encontrar referencias veraces sobre ella en la red más allá de cuatro frases sueltas. Más misterio aún. Aunque da igual. Insisto. Brutal.

Sonando: Joseph! Joseph! de Meschiya Lake & The Little Big Horns

miércoles, noviembre 17, 2010

DPND: Slaid Cleaves - Life's Other Side

Life's Other Side tiene algo especial para mí. Es el disco con el que descubría a Slaid Cleaves. Y vaya manera de hacerlo...Como ya he hablado por aquí de Unsung y de Wishbones hoy me detengo, en esta serie, en este “Otro Lado de la Vida”. El álbum se publica en 1992 y primero lo hace sólo en su edición en cinta de casette. Creo que me hice con él hacia 1996 y sólo un año después, cuando apareció su versión en CD volví a comprarlo. Cuando lo publicó, el de Maine se había trasladado con su mujer a Austin, Texas, y acababa de ganar el prestigioso Kerrville Folk Festival, un conocidísimo concurso que previamente habían ganado Patty Griffin, Robert Earl Keen y Steve Earle. Casi nada.

Editado por Rok Bottom Records, cuando Gurf Morlix oyó este disco quiso encargarse de grabar el siguiente trabajo de Cleaves y no olvidemos que estamos hablando de alguien que ha sido mano derecha de Lucinda Williams. Un músico, Cleaves, que se definía a sí mismo como el suplente de Jerry Jeff Walker, Jimmie Dale Gilmore y Robert Earl Keen pero que con este disco sube a primera división definitivamente superando de una tacada a esos nombres.

14 canciones espectaculares que beben directamente de las letras de Woody Guthrie adaptándolas al sonido de Austin y caramelizadas con la espectacular voz de Cleaves. Se abre con la canción que le da título y al instante esa melodía folkie se te mete en la cabeza. De manera sutil. Como si no quisiera ensombrecer a la canción más famosa del disco y quizá la más dylaniana. «Willie of the wind» tiene una melodía embriagadora y una letra fantástica (de las mejores de la carrera de Slaid) sobre un hombre sin hogar. «Justice» muestra al trovador preocupado también por temas políticos. «Tell me» es una auténtica preciosidad y por algo una de las canciones favoritas de Ray Lamontagne. «Ramblin Man» es la única versión del disco y el elegido es ni más ni menos que Hank Williams. Soberbia. Y «The Rain Song» muestra la variedad de registros de una voz que se me antoja casi insuperable para cantar rock americano. Son sólo cinco pinceladas, quedan nueve más. Nueve auténticas joyas. Con la apariencia de poca instrumentación. Aunque sólo es apariencia porque a Cleaves lo acompañan hasta 7 músicos entre los que destaca la lap steel de Jussi Huhtakangas. Y con el añadido, como todo el disco, de ser sólo el principio de algo mucho más grande de lo que ya es. Aquí hay un diamante en bruto. Aunque ya brilla poderoso. Una lástima que muchas veces se olvide Life’s Other Side al nombrar los mejores discos de Slaid Cleaves y, por qué no, los mejores álbums de la década.

Sonando: Too sentimental de Slaid Cleaves

martes, noviembre 16, 2010

José Ignacio Lapido - El más allá

Está claro que no me refiero a si habéis tenido experiencias paranormales o encuentros en la tercera fase...Hablo del nuevo tema, que digo tema, temón de José Ignacio Lapido. Es el adelanto de su nuevo disco, De Sombras y sueños, y ya se le puede pegar una escucha en el myspace del granadino. Un maestro. Un personaje injustamente condenado a mantenerse oculto en la sombra. Como muchos otros, sí. Pero eso no lo hace menos injusto. Lapido es un escritor de canciones soberbio. El mejor, incluso para muchos de sus compañeros. De los mejores para la mayoría de la crítica. Y un desconocido para el gran público ¿Alguien me lo explica? Los misterios de la industria discográfica....

A pesar de eso el tipo sigue haciendo canciones como templos. Homenajes poéticos a nuestra propia historia musical. Lapido es un digno heredero de los grandes escritores de canciones de este país y también de los grandes songwriters americanos. Y además de eso es un ejemplo de superación. De permanencia. De cabezonería, incluso. Cada disco que hace supone un pasito más respecto al anterior. Siempre mejora. Aunque parece imposible. Y ahora todo pinta a que lo ha vuelto a hacer. Si el resto del disco es como esta canción ya tienen mi disco nacional del año. El 22 salimos de dudas...

Sonando: El más allá de José Ignacio Lapido

lunes, noviembre 15, 2010

Gerry Rafferty en estado crítico

El escocés Gerry Raffrety se encuentra en estado crítico debido a una insuficiencia hepática. Parece que sus problemas con el alcohol son la causa y a los 63 años su familia ha decidido desconectarlo de la máquina de respiración asistida tras lo que, curiosamente, parece que ha mejorado. Soy un gran fan de este hombre. De hecho no hay muchos músicos o bandas de los que puedo decir que poseo absolutamente toda su discografía. Y uno es Rafferty.

Me convertí en fan del de Paisley casi por casualidad y diría que por inercia. Sin darme cuenta fui comprando todos sus discos. Primero los de los Stealers Wheel en los que alternaba el papel de líder con Joe Egan. Y luego los de su carrera en solitario. Los tengo todos en vinilo porque sus portadas son dignas de ello. Auténticas obras de arte para los amantes de la ilustración. Pero no creo que Rafferty pase a la historia por eso sino más bien por «Stuck in the middle (with you)», la canción que Tarantino popularizó en la mejor escena de Reservoir Dogs y que Rafferty y Egan compusieron para su banda en un intento de ¡burlarse de Bob Dylan y su forma de cantar! Una pena que esta noticia llegue justo cuando el próximo número de diciembre del Ruta servidor tiene un recuerdo para una banda que pudo ser muy grande (y no diré más que esas cosas no deben revelarse).


Sonando: Baker Street de Gerry Rafferty

viernes, noviembre 12, 2010

Preséntame un poeta

Me gusta la poesía. Sobre todo la sencilla. La que llega a base de palabras llanas. Cercanas. De cotidianidad. Y me gusta la música. También cotidiana. Eso ya lo saben. Por tanto me gusta la poesía que se llena de música. Los últimos dos días los he pasado con un buen amigo charlando de eso, de música, de poesía, de anécdotas, de nuestras vidas y hasta de la de los demás. Dos días fantásticos. Y suelo tener esa sensación siempre que nos vemos. Al final, antes de irse, me hizo un último regalo. Me presentó a un poeta. O mejor dicho a un POETA. Con mayúsculas. Desconocido para mí hasta ese momento. Kirmen Uribe. Un monstruo. Un maestro de la sencillez. Un nuevo ídolo para mí. Verlo en su recital de ayer fue fantástico. Precioso. Soberano. Y además, a su lado, Quique González daba el toque sonoro adecuado a unas frases llenas de sensibilidad, de misterio, de calor y, a fin de cuentas, de musicalidad. Si pueden verlos juntos, háganlo. Sino siempre pueden ponerse un disco de Quique o leer a Kirmen. Incluso combinarlo. La experiencia es gratificante, de verdad...

Sonando: Aunque tú no lo sepas de Quique González

jueves, noviembre 11, 2010

La culpa de todo fue de J.R.

Podría ser el eterno protagonista de Dallas, aquella serie que veía con mis padres en TV3 los domingos por la noche cuando era un chaval y la cadena autonómica acababa de estrenarse. Pero no me refiero a él. Miren que he leído a gente. A periodistas. He conocido a muchos. Trabajo con muchos. Comparto aficiones. Algunos de ellos han tenido mucho que ver en mi “conversión” a su secta y, sobre todo, en llegar a ser un aprendiz de musicólogo. Así, a bote pronto, diría que los más influyentes en mi “carrera” (que gracia llamarlo así, suena tan petulante, igual que la propia palabra “petulante”) fueron varios. En primer lugar Juan De Pablos. Él me enseñó el amor desenfrenado por la radio. Le conocí a mediados de los 90 y no puedo olvidar un viaje en tren en el que me planteé charlando con él, por primera vez, que yo quería ser así. Después está J.F.León. Mi buen amigo, maestro y mentor. El primero que me dio cancha gracias al buen hacer de mi otro buen amigo Jonathan Vidal. Durante mucho tiempo consejero espiritual impagable. Le sigue mi tocayo Edu Ranedo. Le conocí cuando yo quería ser estrella del rock y hoy escribimos sobre otras estrellas en la misma revista. De rock, claro. Edu es un crack. Respira rock. Es rock. Y creo que tras ellos, y como decía hace algunas semanas, vendría Alfred “Coco” Crespo. Ya lo puse “guapo” hace unos posts así que no insistiré. Un crack. Como el resto.

Eso sí. Hay uno más importante que todos ellos y probablemente nadie lo sabe. Voy a explicarme. Tuve mi primer reproductor de CDs hacia 1993. Hasta entonces mi pasión por la música se reflejaba en las cintas de casette. No tenía muchas (en comparación con lo que hay ahora por mi casa). Quizá unas doscientas. Las escuchaba en un radiocasete de “doble pletina”. Como Dios manda. Mis favoritas a principios de los 90 eran un par de Elvis compradas en una gasolinera que hacían el servicio como Grandes Éxitos, el primer disco de los Dire Straits (sí ¿qué pasa? creo que casi todo el mundo ha “pasado” por ese disco), el Born in The USA de Springsteen, Return to Magenta de unos desconocidos Mink DeVille, How Will The Wolf Survive de Los Lobos y Greatest Hits Volumen 1 de Bob Dylan. Las compraba en discos Pelayo antes de que esta se convirtiera en discos Balada para desaparecer después. Pero en el año 92 iba a producirse algo más importante que las Olimpiadas de Barcelona en la vida de un servidor. El 30 aniversario de la carrera de Bob Dylan ¿Exagerado? No, ya verán. Yo había visto a Dylan en el 89 en el Palau d’Esports de Barcelona y en el 91 en Sevilla, en el Festival Leyendas de la Guitarra. Mi conversión al dylanismo era casi un hecho pero faltaba la puntilla. Y esa la dio J.R.. José Ramón Pardo, entonces presentador de M80 y que iba a conmemorar el aniversario, que acabaría con el mítico concierto lleno de invitados en el Madison Square Garden, con 24 horas dedicadas a la figura de Dylan ininterrumpidas. Yo, más chulo que un ocho, comenté a mis amigos que aquel fin de semana no iba a salir de casa. Compré cintas de 120 minutos, preparé mi casette con el REC a punto y las grabé ¡enteras! 24 horas de radio dedicadas a Bob Dylan. Ese programa, además, me sirvió para saber que yo quería ser un coleccionista de discos. En menos de un año completé la discografía del bardo en casette, en poco tiempo más en CD y finalmente en vinilo. Pero el coleccionismo fue más allá. Si valía la pena tener toda la discografía de Dylan igual también valía la pena la de otros. Empezar a trabajar me dotó de mayor poder adquisitivo, claro. Y el pescado estaba todo vendido.

Hoy miro mi colección y sin querer sonar…arrogante (palabra por cierto menos petulante que petulante y que viene a significar lo mismo) descubro que he comprado una media de 176 discos al año ¡Casi nada! La media no llega por poco a un disco cada dos días…¿Y a qué viene esto? Pues toda esta reflexión viene a cuenta de que ayer a alguien se le ocurrió decirme que por culpa de gente como yo, que baja música de Internet (sí, lo hago, confieso, soy un pecador) se está acabando la industria y se van a dejar de hacer discos ¡No te jode!¡Y eso se lo dicen a un tío que tiene sus discos asegurados en el banco!¡Me cago en mi puta cara!¡Joder, que rabia! Probablemente si los que piensan de esa manera y acusan a otros sin saber se callaran la bocota y compraran sólo un disco al mes, otro gallo cantaría a los artistas. También pueden decir que la culpa es de J.R.. El de Dallas, no Pardo. Puestos a buscar culpables…¿Cuántos discos compran los miembros de la SGAE? A no, claro, que a ellos les llegan gratis. Pues podrían regalar los promocionales y gastarse la pasta. Que tienen mucha. Hay perdonen. Que Teddy Bautista dice que lleva tres años con el sueldo congelado. Mire. Se lo cambio ¿vale? Yo también llevo tres años con el sueldo congelado y este año me lo han bajado. Y no soy funcionario, por si alguien lo está pensando. Le cambio su cochazo, sus pisos, sus apartamentos por los “míos”. Eso sí. Mi colección de discos ni tocarla. Usted no sabría apreciarla. Ya me entiende.

Sonando: Honest with me de Bob Dylan

miércoles, noviembre 10, 2010

DPND: The Jayhawks – Tomorrow The Green Grass

Cuando me planteé con que disco iniciar esta especie de sección o entrega por “fascículos” de discos de rock americano que han marcado mi educación musical me topé con la conveniencia de iniciar la serie con un disco conocido o, por contra, indagar y rebuscar entre los menos populares. Finalmente he optado por lo primero. Nunca está de más hacer un homenaje a los grandes y entre esos, Tomorrow The Green Grass de los Jayhahwks tiene mucho que decir.

Publicado en 1995 está considerado uno de los grandes álbums de la década a pesar de lo cual sólo fue capaz de llegar al puesto 92 de las listas de Billboard. Eso llevó a Gary Louris a declarar cosas como “no sé qué debo hacer para tener más éxito. No creo que pueda escribir una canción mejor que «Blue»”. Quizá esa falta de reconocimiento es lo que llevó a Mark Olson a plantearse dejar la banda tras la que podríamos considerar obra cumbre de los de Minneapolis tras llevar juntos desde en 1985. O quizá fue algún desencuentro con el lugar hacia el que quería llevar la banda Gary Louris: un terreno más cercano al pop en el que la entrada en los charts fuera menos difícil. O puede incluso que la influencia de Victoria Williams, mujer de Olson y a la que está dedicada «Miss Williams Guitar», incluida en este disco, también hiciera lo suyo. Cual Yolo Uno. La cuestión es que con este disco se acaban los Jayhawkss de toda la vida. La banda que robó el corazón a Chris Robinson de los Black Crowes. Uno de los grupos esenciales para entender el mal llamado sonido Americana.

Mark Olson, Gary Louris, Marc Perlman y Karen Grotberg aparecen como titulares de la banda que grabó el disco. Junto a ellos se unen músicos del calibre de Benmont Tench, Don Heffington, Tammy Rodgers, la misma Victoria Williams o George Drakoulias, productor del disco. Todo para construir un disco de canciones inolvidables en el que las harmonías de las voces de Olson y Louris adquieren un nivel casi insuperable. «Blue» es un principio de disco bello y embriagador, «I’d run away» es un hit instantáneo, «Miss Williams Guitar» se clava con su estribillo inolvidable, «Nothing left to borrow» se convierte en un clásico a la primera escucha y la versión de «Bad Time» de Grand Funk Railroad es uno de esos extraños casos en los que una cover supera a la versión original. Eso por citar sólo alguna de sus trece extraordinarias canciones. La crítica fue unánime. El público también. Las ventas no. Rara Avis.

Y para acabar un par de curiosidades. Entre los créditos de las canciones encontramos el nombre de Sharleen Spiteri, cantante de Texas, haciendo coros en «Ten Little Kids» y «Pray for me». Y más curiosa aún es la existencia de una canción de la banda, llamada como el disco, pero que no se incluyó en su track-list. «Tomorrow the green grass» fue grabada en las mismas sesiones que el resto de canciones del álbum pero la banda la cedió para la película National Lampoon’s Senior Trio, dirigida por Kelly Makin. La directora pidió al grupo si la canción podía no aparecer en el disco de la banda y hacerlo sólo en la banda sonora de la película y el grupo aceptó a pesar de que decidió mantener el nombre del disco. Eso sí, exigieron que apareciera en la posición número 13 de canciones de la película en homenaje a las 13 canciones de su propio disco.

Sonando: Miss Williams Guitar de The Jayhawks

martes, noviembre 09, 2010

Discos para no deprimirse

Bueno algunos sí, pero me explico. Me voy a hacer fasciculista. He decidido que, a partir de esta semana, repasaré uno de esos discos inolvidables en una especie de facsímil semanal que, probablemente, será todos los miércoles. Me gustan ese tipo de cosas en los blogs. Como el repaso del amigo TSI-NA-PAH a la discografía de Dylan que, por desgracia, llegó a su fin. Cada semana destriparé o simplemente daré mi opinión sobre un disco con las siguientes características:

1. Serán discos de rock americano (en el más amplio sentido de la palabra aunque casi siempre mirando a las raíces) ¿Por qué? Porque es lo que más me gusta y por ende lo que más controlo. Intentaré combinar discos clásicos que todos conocemos con alguno menos notorio. Habrá de todo. Esto tiene la culpa de que piense llamar a todos esos posts DPND (Discos Para No Deprimirse). Simplemente porque fue No Depression la revista que me descubrió a muchos de esos grupos y, sobre todo, que grabó a fuego en mi la pasión por ese sonido. Por eso aunque algunos tengan un carácter triste a mí no me deprimen. Y el juego de palabras iba servido.

2. El criterio para escogerlos es que me gustan. No su grado de importancia o su relevancia. Sólo reseñaré discos que en mi opinión son muy buenos. En algunos estaremos todos de acuerdo y en otros no. Yo daré mis motivos y, como siempre, aceptaré todos los argumentos en contra.

3. Intentaré evitar, aunque no se si lo conseguiré, hablar de discos actuales. Para eso tengo el resto de días de la semana. Mi intención es aprovechar para rebuscar entre mis discos y redescubrir grandes cosas. Momentos mágicos. Disfrutar de todo lo que tengo.

4. Algunos discos los analizaré en profundidad. Otros no. De algunos hablaré técnicamente y de otros sentimentalmente. Es mi Scatergories y hay que aceptar pulpo ¿no? Je,je...Eso sí, prometo intentar descubrir detalles especiales de todos ellos.

¿Y a qué viene esto? Pues en primer lugar era la idea para un libro. Hablar de la música americana de los 90 pero un buen amigo mío ya está en ello y no voy a chafarle la idea. Prefiero esperar su libro con ansias.. Yo daré mi visión y ya está. En segundo lugar es mi homenaje al rock americano que es mi música favorita. Se lo debo porque es la que más me hace disfrutar. Y en tercer lugar es que me apetece tanto....

Sonando: Here I Am de Steve Earle

PS: Hablando de tíos a los que les gusta el rock americano, mañana está Quique González en Barcelona. Sí, lo se, Nick Curran también. Pero me perderé una vez más a Curran y van....Quique es un buen amigo y merece que esté a su lado.

lunes, noviembre 08, 2010

JD McPherson, rock and roll del bueno

Si este tío no “parte la pana” en esto hay para hacérselo mirar ¡Qué bueno es el jodido! El ex cantante de The Starweather Boys debuta en solitario con un pedazo de disco de los que quitan el hipo, Signs & Signifiers. Le acompañan el enorme Jimmy Sutton al contrabajo y el gran Alex Hall a la batería. Nada más ¿y para qué más si de lo que se trata es de hacer rock and roll del bueno? Bueno, algún piano y algunos vientos caen por ahí (de hecho bastantes) pero el peso, la esencia, lo lleva el trío. Como Dios manda. Como los Tennesse Three, los Stray Cats, DJ Fontana/Scooty Moore y Bill Black o mis queridos Nu Niles. Formación clásica y punto. Imelda May está de moda ¿no? pues JD debe ser su versión masculina. Pero mejor. Aquí no hay trampa ni cartón. No hay la excusa de Kitty, Daisy & Lewis de ampararse en la edad para justificar sus evidentes carencias escénicas. Porque McPherson es además un fiera de los escenarios. Su voz es maravillosa. Sus canciones son soberbias. Y su actitud es impecable. Los críticos ya deben andar preparándose para atizarle a base de bien cual Eli “Paperboy” Reed en versión rockabilly. Y la pifiarán. Se perderán un gran disco. Tan grande que Elvis debe andar disfrutándolo allá donde esté. Que él sabía mucho de esto…Candidato a disco del año. Aviso.

Sonando: North Side Gal de JD McPherson

viernes, noviembre 05, 2010

El amplificador, una buena noticia

Diego Manrique ha vuelto aunque sólo sea, de momento, de manera temporal. Y esa es una buena noticia tras su soprendente despido de Radio 3. Lo hace con un programa especial para la web de El País al que ha llamado El Amplificador. Un título curioso porque cuando se inciia el programa y dice “bienvenidos al am-plificador hay una pausa en la primera sílaba donde parece que va a decir Ambigú”. No, no era yo un seguidor acérrimo del Ambigú. Lo oía puntualmente pero su franja horaria siempre me ha ido bastante mal y la línea de Manrique no concuerda del todo con la mía. Pero él es una leyenda de las ondas y programas como el suyo eran necesarios para todos los que amamos la radio. Por eso debemos sentirnos afortunados de su regreso y esperamos que esa puntualidad se convierta en algo habitual y podamos oírlo, al menos, a través de Internet de manera más o menos regular. En su primer programa muchos amigos (yo hubiera hecho otra selección en algunos casos, claro), sobre todo, y las ganas de Diego de continuar al pie del cañón. Insisto, buena noticia.

Sonando: El último clavo en mi ataud de Hendrik Röver

jueves, noviembre 04, 2010

Shalom Auslander, prepucio parlanchín

Mi última lectura ha sido el divertidísimo volumen de Shalom Auslander publicado por la siempre exquisita Blackie Books, Lamentaciones de un prepucio. Auslander es un osado. De eso no hay duda. Atacar tan frontalmente la religión es cosa de valientes. Está claro. Y más si te acercas a posturas integristas como, por ejemplo, el judaísmo. Es hilarante leer las visicitudes de un tipo criado en la ortodoxia judía que se convierte en un adicto a las hamburguesas del McDonalds, a la pornagrafía y a los porros de marihuana. Hasta a Dios debe hacerle gracia su punto de vista porque Auslander es capaz de girar la tortilla y convertir actos relativamente trascendentes en ridiculeces de parvulario (que durante el Sabbath los judíos no puedan andar por la hierba porque si se les pega una brizna en el zapato y la trasladan a otro sitio puede considerarse que están labrando y eso es trabajar es un buen ejemplo de ello). Como siempre que hablo de un libro no desvelaré mucho más. Sólo léanlo si tienen ganas de ver una postura divertida hacia algo tan solemne como la religión. Y, sobre todo, abiertos, muy abiertos, de mente.

Sonando: Losing my religion de R.E.M.

miércoles, noviembre 03, 2010

Kaplan necesita ayuda

¡Manda huevos con la industria! Vale que el bueno de Jonny Kaplan no es Tom Petty pero me parece injusto para una carrera tan honesta la sutuación en la que se encuentra. Un damnificado más del sistema sanitario americano. Kaplan sufrió un accidente de moto en julio cerca de California. El tipo iba hacia su casita para acabr de preparar una gira que iba a traerle a España y otros lugares de Europa para conseguir dinero con el que pagar su nuevo disco. Sigue pagándose cada grabación que hace. El resultado de una curva mal tomada fueron diversas fracturas óseas y tres perrforaciones pulmonares loq ue se traduce en una larga temporada de hospitales y, lo que es aún peor, la imposibilidad de hacer su trabajo: cantar. Algo imprescindible para hacer frente a las facturas médicas.

Por suerte al amigo Kaplan ya etsá en su casa, aunque le quedan cuatro meses de recuperación. Eso le ha llevado a tener que recurrir a la Fundcaión Sweet Relief que ayuda a músicos con problemas de enfermedades, accidentes, etc. para que puedan sobrevivir. La asociación paga parte de las facturas de Kaplan, sus recetas y hasta comida. Él sigue trabajando en sus canciones con la idea de hacer un nuevo disco que le permita tirar adelante. Mientras quien quiera echarle una mano puede hacerlo dirigiéndose a Sweet Relief / Jonny Kaplan Fund (4952 Warner Ave, Suite 235. HURLINGTON BEACH, CA 92649). Los buenos momentos que nos ha hecho pasar el siempre simpático Jonny merecen un esfuerzo, aunque sea en forma de carta de ánimo. Adelante Jonny, te esperamos por aquí pronto…

Sonando: A song for you de Jonny Kaplan

martes, noviembre 02, 2010

Dale Watson, country al borde del abismo

Si quieres que Dios se ría de ti, haz planes”. Ese es la frase en la que Dale Watson basa toda su vida. Y es que el country-singer ha sufrido lo suyo.

Watson conoció a Terry Lynn Herbert antes del verano de 2000 y se enamoró perdidamente de ella. Era la mujer de su vida y aparecía después de una relación que, aunque le había dado a sus dos hijos, había acabado de manera bastante desastrosa. Pero Terry falleció el 15 de septiembre del mismo año, cuando apenas llevaban cinco meses juntos. Watson se hundió. Contrató parpsicólogos, espiritistas y “brujos” de diverso pelaje y creyó lograr hablar con el espíritu de Terry. Luego empezó a hablar con Jesús y al final acabó internado en un psiquiátrico, totalmente desquiciado y tras un intento de suicidio. Entonces prometió a Dios que si le sacaba de esa le haría un libro y un disco de gospel. El libro fue A Deal with the Devil to Get Her Back.

Pero hacia 2005 el amigo Watson, además, fue separado de sus hijos de 13 y 7 años que se mudaron con su madre y ex-mujer de Dale a la otra punta de su residencia habitual, Texas. Watson no pudo superarlo solo. A pesar de ser un cantante de prestigio, gastaba todo el dinero en constantes viajes de ida y vuelta a Maryland, lugar en el que crecían los chavales. El dinero no llegaba. No paraba de hacer conciertos, de actuar en películas de bajo coste pero no llegaba. Así que se buscó un trabajo convencional en Baltimore, concretamente en Continental Airlines. Esto le llevó a volver a tener problemas mentales ante la circunstancia de haber tenido que dejar la música y, a pesar de eso, pasar con sus hijos apenas unas horas a la semana. Trabajando allí y a través de la Blue Harbor Association, una entidad que ofrece ayuda a los enfermos mentales, consiguió tener billetes gratis una vez al mes. Eso le hizo volver a emprender su carrera. Y en 2008 cumplió la sgeunda parte de su promesa con el disco Help You Lord. En este 2010 nos llega Carryin On, un nuevo gran disco del gran Dale Watson. Hay quien asegura que es el heredero directo de Johnny Cash. Turbulencias en su historia no faltan. Calidad en sus canciones tampoco, aunque Cash era tan grande…

Sonando: Hey Brown Bottle de Dale Watson

lunes, noviembre 01, 2010

Dos buenos y diferentes conciertos

Así definiría lo que vi la semana pasada. Primero la grandeza, la sobriedad de John Hiatt. Un artista enorme. Luego, al día siguiente, el desparpajo de Jairo Zavala al frente de Depedro. Si se dejan llevar por prejuicios se están perdiendo ahí un muy buen artista. Aviso. Y no, no estoy comparando los dos conciertos. Simplemente los vi seguidos.

El bolo de Hiatt fue de los que hacen época. La sala Bikini llena, como era de esperar. Mucho calor fuera y también dentro del escenario, en este caso por el buen hacer de un grande. Uno de esos a los que me faltaba por poner la cruz en la lista de pendientes. Ojito que el set-list fue de los que hacen época. «Master of disaster», «Crossing Muddy Waters», «Thing Called Love», «Slow Turning»...Y el final apoteósico. El de Nashville se fue con «Memphis in the meantime» y volviío con un bis en el que tocó «Through your hands» para poner el colofón con «Have a little faith» y una explosiva «Riding With The King». Apoteósico.

Lo de Depedro es diferente. Está claro. Pero su propuesta es perfectamente válida para disfrutar de un buen concierto. Tenía ganas de verlo sin el apoyo de los Calexico y el tema se lo sacó con nota. Combinó canciones de sus dos discos y demostró que es un muy buen intérprete y que sabe rodearse de beunos músicos. Quizá lo peor es ese "tufillo" que envuelve a parte de su público en terrenos manuchaistas. Pero eso, ahora, no es culpa suya. Para él mejor. Más discos que vende. Y más discos que podrá hacer. Su evolución como músico y letrista es evidente. Y eso siempre es una buena noticia.

Sonando: Riding with the king de John Hiatt