miércoles, julio 27, 2016

Adiós amigo



Ni en mis peores pesadillas pensé que la despedida de esta temporada de este blog iba a ser tan triste, pero las cosas han venido así. Quizá esté bien para recuperarse de un golpe tan duro y retomar las cosas con más ganas, si cabe, en septiembre. Joder Javi, la que has liado. Tenías que irte. Algunos lo sabíamos hace tiempo. Las cartas estaban marcadas y lo que parecía una jugada ganadora hace unos meses se convirtió en un farol cazado hace tan solo unas semanas. Recuerdo la última vez que nos vimos. Bueno, eso y muchas cosas. Aquel día tu pagaste los cafés en el Canigó y me dijiste, “el próximo lo pagas tú”. No me has dado oportunidad, macho. Aunque si algo me marcó aquella tarde fue la larga charla que tuvimos en tu casa. “Me he dado cuenta de muchas cosas Edu”, decías. “Mira, tu y yo somos buenos amigos, pero nos vemos básicamente de noche, antes de un concierto o cenando. O hablamos por teléfono. Cuando me recupere quiero vivir más, quedar un día con tus hijos, ir a pasear por ahí, simplemente a disfrutar”. Tampoco hemos podido hacerlo. Ayer, Rakel, mi Rachel, dio en el clavo al despedirse de ti en Facebook ¿Te acuerdas? Cada vez que me veías y me dabas uno de tus enormes abrazos, una colleja o un toque en la espalda te decía “cuidado que me lo desmontas”. Tú te reías y a veces le contestabas “si ya te dieron solo la mitad ¡qué más te da!”. Como ella dice, ahora sí que me has desmontado, pero bien. Que te vayas así me ha roto en dos. No hace falta que te diga que eras uno de mis mejores amigos. Eso ya lo sabías. Ni que te quería. También lo sabías. Y por eso reíamos, discutíamos….Porque eras un cabezón, pero redomado. Coco me decía hace un par de días que no te morías porque querías vivir y como eras tan burro…Eso nos hizo sonreír, porque a pesar de todo seguías siendo tú. Nuestro Javi.

No podría enumerar aquí todo lo que hemos vivido juntos. Sería imposible. Hay tantas cosas. Tantas risas. El Azkena de hace dos años, aquella anécdota de la chica y el cabecero de la cama (tú sabes de qué hablo), aquellas llamadas para ver si conocía a un grupo que ibas a traer o para preguntarme si creía que, como tú siempre decías, aquello podía ser un petón. Las eternas discusiones sobre la prensa musical, los grupos, las acreditaciones….Cuando nos bautizaste a Manel y a mí como los pelochos…¿Recuerdas cuando nos pusimos a maquetar mi libro de Quique González? Vaya pelea para que cambiaras la fuente de la portada….Lo hiciste a regañadientes…Como todo cuando no estabas convencido de algo. Seis años después seguías sin estarlo ¿Y el año que Manel y yo estuvimos con tu chaqueta en la mochila todo el Azkena? Nos lo dejaste claro. “Yo la mochila no la cojo, que tengo una imagen”. Hay tantas anécdotas Javi. Tantas. Me he dado cuenta de que no tengo ni una foto contigo en la que no salga Manel. Porque formábamos un buen equipo los tres ¿no crees? Era como una de esas camarillas que forman un vestuario de fútbol. Tú estabas en todas. Tenías muchos amigos, ya lo sabes. Solo hay que mirar toda la gente que se está despidiendo de ti.  Óscar, Antonio, Coco, Jorge….No podría citarlos a todos…Hoy están todos tristes, muy tristes. Porque esto ha sido injusto. Demasiado injusto. Y lo que nos queda. Despedirte esta tarde va a ser duro, pero peor va a ser cuando nos demos cuenta de que es imposible llenar ese vacío que nos dejas. Cuando no te veamos apoyado en la barra del Rocksound, en nuestro rincón, cerca de la puerta del almacén.  Cuando giremos la calle del Sonora y no estés esperándonos en la puerta del bar para gritarnos “llegáis tarde ¡vaya pintas!”. Cuando nadie meta la entrada física de un concierto en mi bolsillo, a medio bolo, porque me gusta guardarlas y no me molan las que se imprimen de Internet. Cuando Malcom Holcombe te dedique su siguiente concierto…

Adiós Javi. Adiós amigo. Líala parda por ahí arriba y ponlos firmes. Explícale a quien le toque que estas cosas no se hacen. Por aquí no pensamos olvidarte porque te llevas un trocito de nuestro corazón.

Sonando: Against the wind de Bob Seger

martes, julio 26, 2016

DPND: The Riptones - Extra Sauce



Por inercia. Así me encontré ayer recuperando de la estantería el primer disco de The Riptones para reabrir momentáneamente esta serie de Discos Para No Deprimirse. Te acercas a tu colección de CDs, coges uno a boleo, de esos que te quedan a la altura de la mano y por esas cosas mágicas que suceden a veces tienes unas ganas enormes de pinchar tu casual elección. Extra Sauce se titula el debut de la banda de Chicago, liderada por Jeb Bonansinga. Un grupo de country-rockabilly que tenía algo especial, algo que los hacía diferentes a todas las bandas de tipos con tupé que poblaban los escenarios. Ellos creían que el rockabilly también se podía utilizar para algo más que divertir. Pensaban que la letra de connotaciones políticas o sociales no estaba reñida con los ritmos bailables y saltarines. No es que todos sus temas fueran reivindicativos, pero siempre incluían alguno en sus discos.

Con las composiciones a cargo básicamente de Bonansinga, The Riptones fue una de las bandas destinadas a hacer algo grande pero que nunca llegó a nada Se iniciaron compartiendo recopilatorio de bandas noveles de Chicago con gente como Jon Langford, The Bottle Rockets, Robbie Fulks o The Mekons, pero mientras estos se hicieron con una pequeña parcela de éxito, ellos no tuvieron la misma suerte.

Su disco de debut no es un álbum de esos impecables. Existen los clásicos momentos de duda de muchos trabajos iniciales, pero muestran un grupo con un potencial enorme que no acabó de hacerse realidad. Canciones como «The Meanest Man in the World» o «Motorcycle Man» son de lo mejor del género en la época (finales de los noventa) y los buenos presagios de calidad los confirmaron dos años después con el espléndido Cowboy’s Inn. Aunque esas son otras guerras.

Sonando: Motorcycle Man de The Riptones

lunes, julio 25, 2016

Fernando, jugando con los estados de ánimo



Algunos pueden tener la tentación de no acercarse a este disco por un nombre de banda, sin duda, poco afortunado. Pero quizá los anzuelos de la presencia de Peter Buck y Scott McCughey pueda servir de contrapunto para hacer lo contrario. Si encima la formación se completa con miembros de M.Ward, Richmond Fontaine o The Delines, el tema está superado. Y los que decidan pinchar esta galleta se encontrarán con un álbum marcado por la integridad y la honestidad del líder del proyecto, Fernando Viciconte (de ahí su nombre).  Canciones que huyen de lo fácil, que forman parte de la esencia del rock americano pero que no pueden llamarse americana. Ricas en matices, duras pero a la vez sensibles. Con algo del clásico songwriter pero espíritu de banda. Afortunadamente imperfectas. Jugando con los estados de ánimo, ya sea a través de sus letras íntimas y directas o a través de su sonido difícil de encasillar. Construyendo, al final, un conjunto que escucha a escucha gana enteros entre los favoritos del oyente.

Reseña del disco Leave The Radio On publicado en Ruta 66 nº337

Sonando: Friends and Enemies de Fernando

viernes, julio 22, 2016

Chuck Ragan, knock, knock, knocking at starsystem’s door….



Knock, Knock, Knocking at starsystem’s door….Eso es lo que parece estar haciendo Chuck Ragan con cada disco. Porque se supera entrega tras entrega y uno no acaba de entender como este hombre no es ya una súper estrella. Y lo mejor de todo está en la forma de hacerlo. Ragan no ha renunciado a su autenticidad, todo lo contrario. Más bien se ha dedicado a entregar mejores canciones, subir el nivel de sus producciones y acompañarse por mejores músicos. Mátenme (metafóricamente) si quieren, pero este tipo está ya al nivel de gente como Tom Petty o John Hiatt. Sí, sí, lo he dicho. Y por encima de Bruce Springsteen, de calle. Sí, sí, también lo he dicho. Y lo aseguro cuando publica su quinto trabajo sin mácula, para que nadie me acuse de ensalzar a músicos de corto recorrido.

Asegura el propio Ragan que este es un disco “escrito desde la perspectiva de un vagabundo, un nómada, un explorador. La llama del diluvio le llevará a un viaje por el río en busca de un refugio seguro” ¡Vaya forma de explicar un disco!  Es brillante hasta la explicación. Ya solo falta que el álbum acompañe, y vaya si lo hace. La excelencia se mantiene en piezas como «River and Dale», quizá la más optimista del disco, o «Gathering Wood» con un Chuck esplendoroso a la voz. Sorprende la inclusión de varias piezas instrumentales así que toca investigar qué ha llevado a Ragan a ello y nos encontramos ¡con que este disco no es más que la banda sonora de un videojuego! Curioso, cuánto menos. Aunque irrelevante. Porque el disco es tan bueno que la cosa se queda en mera anécdota. Maravillas como «Loup Garou» se encargan de ello.

Publicado en www.ruta66.es

Sonando: River and Dale de Chuck Ragan