lunes, abril 02, 2012

Justin Townes Earle, nada va a cambiar lo que sientes por mí ahora

No puedo negar que las primeras escuchas del disco del vástago de Steve Earle me dejaron algo descolocado. Soy de los que, tras Harlem River Blues, obra que me pareció magistral, esperaba con ansia esta nueva entrega de Justin. Quizá por eso el choque ante sus nuevas canciones fue más duro. El country, el honky-tonk y hasta el rockabilly de su anterior obra deja aquí paso a un estilo más profundo. Folk. Jazz. Y algo de soul. ¿Se ha suavizado Justin? No, creo que la respuesta debe ser esa. Earle, que empezó en el mundo de las drogas con 12 añitos y a finales de los 90 ya andaba harto de entrar y salir de clínicas de rehabilitación sigue hablando de ello. Sus letras siguen siendo precisos tiros contra diversos objetivos. Repasa sus adicciones, se queja (no olvidemos que su padre llegó incluso a echarlo de los Dukes ante su drogadicción) y se enorgullece a la vez de ser hijo de quién es, y habla de la dificultad de alcanzar el amor verdadero.

Entonces ¿qué ha pasado? Quizá ha intentado madurar su estilo y, a pesar de hacer un disco notable, no ha conseguido del todo su objetivo. Nada rompe la monotonía en un álbum bello a ratos pero demasiado lineal. Justin sigue caminando al borde del abismo, y su nuevo disco también lo hace. Y eso, lejos de ser algo negativo debemos convertirlo en todo lo contrario. No hay duda de que el tipo arriesga, porque hubiera sido mucho más fácil hacer un disco que siguiera la línea de Harlem River Blues. Pero ese no es el camino para un rebelde como Earle. Debía intentarlo y, a pesar de lo irregular del resultado, hay que aplaudirlo. Eso sí, Justin no se traiciona a sí mismo. Sigue fiel a su manera de entender la música. Es descarnado. Es directo. Es inquieto. Y esto se combina con la delicadeza de algunas de las canciones de este disco. Los vientos suenan tranquilos. Las steels evocan paisajes. Todo se relaja. Se hace fango. Aunque el músico sabe que ha ganado de antemano. No vamos a abandonarle por esto. Nothing’s Gonna Change the Way You Feel About Me Now.

«Memphis In The Rain» es puro Earle. Tanto Steve como Justin. Camina y te hace disfrutar. Y contrasta a la perfección con ese inicial «I Am That Lonely Tonight?» cercano, por ejemplo, a la propuesta de Amos Lee. «Look The Other Way» supura soul desde esa voz inicial tras el riff mientas «Down In The Lower East Side» es el ejemplo perfecto de ese cambio de sonido del que hablábamos. «Baby’s Got A Bad Idea» regresa ligeramente al rock and roll de Harlem River Blues pero los vientos a lo Stax la hacen diferente. Y «Maria» es un bonito tiempo sobre una relación rota. Suficiente para seguir confiando en él.

Sonando: Maria de Justin Townes Earle

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