Mi padre llegó a casa tranquilo como la noche, con sus
zapatos gastados. Me di cuenta por sus hombros que estaba triste (que tenía el
blues). Dijo: “hijo, tu madre se ha ido y no puedo decir cuándo va a volver.
Hey ¿quieres cantar una canción conmigo?
Esas eran las frases con las que Greg Brown abría su primer
disco, Hacklebarney, en 1974. Un tema llamado «My Pa, He Came Home Quiet as the
Evening» que recoge toda la esencia de lo que iba a ser su carrera musical.
Porque a menudo calificado como un simple cantante de folk, Gregory Dane Brown,
casado desde 2002 con la también cantante Iris DeMent, es mucho más que eso.
Brown es la esencia del storyteller, un alquimista capaz de tornar los
sentimientos y la cotidianidad en canciones que te arrancan el alma paso a
paso. Un outlaw, pero no al estilo de Waylon Jennings o Willie Nelson. Ellos
permanecían al otro lado de las leyes terrenales. Brown en cambio camina con
soltura por la fina línea de las leyes de los sentimientos, que sólo traspasa
cuando lo considera necesario. Esas que no están escritas. Que no tienen
códigos, ni artículos, ni intérpretes. Senderos sin final aparente pero que se
han de caminar con paso firme. El paso que ha llevado a Brown a una carrera de
25 discos en estudio y numerosos directos que culminaban el pasado 2012 con el
espléndido Hymns for What is Left.
Puedes leer el resto de este texto que he escrito para El País en La Ruta Norteamericana.
Sonando: Cold & Dark & Wet de Greg Brown
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