jueves, julio 06, 2017

Quique González, lecciones de un músico



Los habituales de esta bitácora saben que Quique González es amigo mío. Muy amigo mío. Ayer lo llamé para desearle mucha suerte ante el concierto que hoy tiene en el Mad Cool y que se grabará para una edición en DVD. Un sarao que contará con la producción del eterno Carlos Raya. Debo reconocer que me emocioné oyendo a Quique. Alguien que lleva más de veinte años en esto y que sigue mostrando la emoción de un niño. Estaba nervioso, como debe ser. Pero también seguro, y no me extraña, gracias a la banda que lleva a su lado. Quique González volvió a darme ayer una lección de cómo ser músico sin tocar una sola nota ni cantar una sola palabra.

Sé que hoy es un día grande. Actúa en su ciudad, ante más público del que lo ha hecho nunca, con unas canciones tremendas bajo el brazo y, aunque quizá no sea consciente, con una carrera muy bien llevada y, sobre todo, como él ha querido llevarla. Porque Quique ha llegado hasta aquí con sus principios, con sus ideas. No entraré en si estos o estas son buenas o malas. Probablemente se ha equivocado, como todos. Seguro que lo ha hecho. Pero lo ha hecho con la auto honestidad por bandera. Nadie podrá acusarle nunca de haber hecho algo en lo que no creía para llegar ahí. Llevándolo a veces hasta el extremo, pero teniendo claro que, si había que morir, mejor hacerlo con “sus” botas puestas. Y esa es su grandeza. Y que no nos lo cambien. Ese es el Quique que sus amigos queremos.

Hoy Quique González se subirá a un escenario del Mad Cool y volverá a disfrutar y a sufrir con la música. Porque ese es él. Un hombre que padece para darle a su público lo mejor de sí mismo, pero que vive al máximo cada uno de los segundos que pasa encima de un escenario. Yo no estaré allí, cosas del trabajo. Al menos no físicamente. Pero sí estaré pensando en él y en lo bien que estará saliendo todo. Y si no, como él mismo dice, siempre quedará Nina.

Sonando: Cuando éramos reyes de Quique González

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