Ha dejado de ser extraño
lo de encontrarse a músicos de raíces con un pasado punk. La lista es, desde
luego, inacabable. Y es que, como comentamos jocosamente en muchas ocasiones
con el amigo Manel Celeiro, “todo punk lleva dentro un granjero” y a la
inversa. El último que pasa a engrosar la lista y que debo reconocer desconocía
a pesar de haber publicado su disco de debut en 2012 es Al Scorch.
Su segundo disco en
estudio - tiene otro en directo publicado en 2015- tras aquel ya lejano Tired Ghostly Town firmado junto a The Country Soul
Ensemble acaba de ser publicado por los siempre atentos capos de Bloodshot
Records. De hecho, Scorch tiene algo en común con una de las grandes apuestas
del sello, Jon Langford, y es su ciudad de origen: Chicago. Eso y la pasión de los dos por sonidos más crudos. Su nuevo disco, Circle
Round The Signs no puede ocultar su origen como miembro de bandas punk en
canciones como la acelerada «Insomnia» aunque es indiscutible que debemos
caracterizarlo de country o bluegrass. Pensándolo bien, quizá sería el momento
de inventarse una nueva etiqueta y llamar a esto algo así como punkgrass. No le
iría mal. Porque esa es la actitud que transmiten las diez canciones de este
álbum severo y, a ratos, hasta descarnado desde la amabilidad. Golpetazos rotundos que tienen los instrumentos
acústicos como único eje y que esconden auténticos himnos como «Lonesome Low».
Abriendo las ventanas sonoras a géneros como el soul o el folk pero siempre
conservando una conducta guerrillera. Inconformista. Desde las letras hasta la
instrumentación. Por algo gente como Chuck Ragan o Jim Adkins se lo han llevado
con ellos de gira. Buen ojo, sí señor.
Sonando: Everybody
Out de Al Scorch
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