Joseph Huber era uno de
los miembros, además de uno de los principales compositores, de aquella delicia
que eran los .357 String liderados por Jayke Orvis. El de Milwaukee empezó su
carrera solista con un espléndido trabajo publicado en 2010 llamado Bury Me Where I Fall, Tongues of Fire llega en 2012 y el no
menos rescatable The Hanging Road en
2014. Banjista espectacular y capaz de tocar cualquier instrumento, Hubber no
tardó en demostrar lo que ya se intuía en .357 String Band: que era un escritor
de canciones espectacular.
El de Milwaukee considera
que esos primeros tres trabajos en solitario forman una trilogía, hermanados en
cuanto a sonido y estilo de composición. Por ello cree que su nuevo The Suffering Stage es un disco de ruptura,
algo que es probable que el oyente no acabe de ver a simple vista hasta que se
meta en la dinámica de las canciones y, sobre todo, en sus letras. Permanentemente
melancólico, Huber es un firme defensor de la imperfección del directo y así afronta
sus discos. Algo que no ha cambiado respecto a sus entregas anteriores. Y es
que la principal diferencia sonora y compositiva aquí es el instrumento básico del
disco. Porque si hasta este trabajo Huber componía con su banjo, este álbum
gira alrededor del violín, otro instrumento que el tipo domina como pocos. “Empecé
con el piano, luego pasé a la guitarra y acabé en el banjo, pero el violín es
un instrumento que me apasiona. Me encanta utilizarlo para escribir” asegura.
Ese dominio instrumental le ha llevado a encargarse de todos los instrumentos
en The Suffering Stage que contiene
temas tan buenos como «Playground/Battlefield», «16.10» o «Sea of Night». Canciones que conservan el espíritu de la
tradición norteamericana, ese country rural que fluye de la tierra y que no
tantos saben capturar en sus canciones. Joseph Huber lleva tiempo haciéndolo de
maravilla.
Sonando: You Showed Me de Joseph Huber
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