Cierto es que no se atisba en el álbum ningún tipo de cambio de dirección. Los Deltonos son lo que son, y lo que hacen lo hacen muy bien. Así que el disco recorre caminos ya transitados, cosa que no necesariamente debe interpretarse como negativa. “No, si no estás repitiendo una fórmula o copiándote a ti mismo. Nosotros intentamos que cada disco suponga algún tipo de avance o tenga algo que le distinga de los anteriores. Si no, no estaríamos satisfechos”, me asegura Hendrik. Y le creo. Los que le conocemos sabemos que el cántabro-alemán difícilmente caerá en la autocomplacencia y que el término “piloto automático” está borrado de su diccionario vital.
Y a partir de esos cimientos se alzan las pistas del álbum. Con la vuelta de algún riff más poderoso (‘Taquicardia’, ‘Incendios’), con la nostalgia de tiempos que quizá fueron mejores (“Cuando el rock tenía un rol, luchar era un debate, la fuerza era la suma de las partes”, dicen en el tema que da título al disco), con guiños a la vertiente más cercanas a las raíces “yankies” de Röver (‘Perdedor’) y con algún retazo de azote político (‘Milagritos’, ‘Miedo’), algo que ya se ha convertido en habitual. Canciones rotundas, intensas, cargadas de mensajes y buenas melodías. Porque Los Deltonos siguen siendo una de las bandas más grandes de este país. Y con cada paso que dan no hacen sino confirmarlo.
Publicado en www.efeeme.com
Sonando: Perdedor de Los Deltonos
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