lunes, marzo 01, 2010

Tom Waits y otros gruñones del rock

Vaya por delante mi admiración, ya conocida por estas tierras, por la figura del de Pomona. Waits es uno de mis 10 músicos favoritos de todos los tiempos. Incluso me permití el lujo de responsabilizarme de su ficha en el Comic Book que el Ruta emitió hace algunos años. Por eso ahora ando metido, de lleno, en Tom Waits, la coz cantante (biografía en dos actos). Un interesantísimo volumen de Barney Hoskyns publicado, como no, por Global Rhythm. El libro es soberbio. Emocionante por el desconocimiento que hay de la figura de Waits. Y ahí voy. Hoskyns, en un sincero prólogo se pregunta si tiene él derecho en contar la historia de alguien que no quiere que su vida sea conocida. Alguien que ha llegado a prohibir a sus amigos hablar con el autor cuando se enteró de los propósitos de éste. Un autor que, por primera vez porque lo común es lo contrario, no echa toda la culpa a Katheleen Brennan, mujer de Waits. Menos mal. Ya empezaba a estar cansado de que todo el mundo dijera que Waits es un tío rancio por culpa de Kate. Pero es que, tampoco es un tío rancio. Waits no se niega a dar entrevistas, por ejemplo. Eso sí, que durante una entrevista te cuente una verdad ya es más difícil. Hoskyns se pregunta si hay algún problema en eso y yo también. Difícil respuesta. Compara a Waits con otros gruñones como Neil Young o Bob Dylan. También recelosos a contar más allá de lo necesario. Pero alude a la necesidad del oyente a identificarse con sus canciones en discos como Tonight’s the night o Blood on the tracks. Cierta e inevitable necesidad, la verdad.

Y todo esto viene a colación de una entrevista que el otro día tuve con Dexter Romweber para el Ruta del mes de abril. Dexter es un tío que admiro profundamente y desde hace una semana candidato a mi lista de los personajes más agrios y rancios del mundo del rock and roll. Una pena. Lo bueno es que, pro experiencia, aprendí hace unos años a separar. Pro eso cuando acabamos la entrevista pude pinchar un disco de los Flat Duo Jets y disfrutarlo como nunca. Pero es que al tío le tuve que sacar las respuestas con desatascador y además me llevé más de un “no comment” ¿Es eso justo? Pues no lo se. En este caso yo creo que no porque evité las preguntas personales conocedor de la fama de gruñón de Dexter. Es más, diría que soy una de las personas que más ha hecho en este país por promocionar a los Flat Duo Jets y su importancia. Así lo digo. Pero eso no evitó que Dexter me contestara enfadado, con monosílabos. Y con el riesgo de destruir un mito para mí.

Hace unos años entrevisté a John Vanderslice para Mondosonoro y el tipo se pegó una charla de dos horas conmigo. Siempre me viene a la mente algo que me dijo y que nunca olvidaré. “Perdona que hable tanto tío pero es que no me gustan nada esa gente tan reacia a hablar con los periodistas. Forma parte del negocio. Yo he sido periodista musical y no hay nada peor que acabar una entrevista sin material para hacerlo. Todos los trabajos tienen algo que no te gusta y no puede ser perfecto. Ya tenemos demasiada suerte con trabajar de lo que nos gusta como para quejarnos por una ínfima parte de lo que eso implica. Yo hablo mucho y luego tu extrae lo que quieras”. Sin palabras. Impresionante.

En el otro extremo, gente como Waits, Dylan o Young ¿Están en su derecho? Sí, sin duda. Otro tema es que sea éticamente correcto ser un gruñón cuando eres un músico y que, a veces, te niegues hasta a hablar de tus discos exclusivamente. Habrá quien dirá que ellos tienen derecho por ser quien son y otros no. Y por ahí sí que no pasó. Igual de borde puede ser Bob Dylan que Ryan Adams y a mí me va asentar igual de mal. Me da igual que uno sea el mejor compositor del siglo y otro no. Y si uno tiene derecho otro también. Basta de dobles raseros, por favor.

Y para acabar esta confusa reflexión, dos anécdotas que Hoskyns explica en libro de Waits. La primera sobre Alex Chilton líder de Big Star que le soltó al autor un “no hay absolutamente nadie en el mundo a quien yo considere capaz de entenderme como persona. Aunque no tengo nada personal en contra de usted si empieza a escribir sobre mí empezaría a tenerlo”. Toma ya. Y la última y que ya es el recolmo la protagoniza Lewis Taylor, el multiinstrumentista londinense. Hoskyns cita como en un artículo citó su disco de 2005, The Lost Album como uno de los mejores discos de la historia. Taylor le envió una serie de correos electrónicos solicitándole que retirara públicamente lo dicho. Juas. El colmo. El bueno de Hoskyns le respondió citando a Jeff Tweedy “¿Es así como agradeces mi amor?”

Sonando: Blue Valentines de Tom Waits

6 comentarios:

lwilbury dijo...

Muy buena entrada. un saludo.

Anónimo dijo...

pues yo, Edu, lo tengo tan claro. Entiendo que nadie tenga ni con mucho que hablar de su vida de privada si no quiere, pero en lo concerniente a un trabajo destinado a un público que te da de comer, e incluso te venera, tienes que comportarte con educación y gratitud.Un "quid proquo", yo te doy y tú me das,con respeto.La vida es asi, y me pone con los nervios en el quicio, el que haya musicos gruñones o endiosados.

NSyn dijo...

Perdóname, Edu, se me ha ido el mando, y me he confundido, no soy anónimo, soy NSyn

St. dijo...

Pues yo creo que el mundo del rock, que es tan dado a idolatrar, a crear leyendas,a mitificar... cada artista tiene el derecho de crear su propia imagen como más les guste, siendo gruñones, amables o como quieran. Los mejores ejemplos ya los has citado. Hagan lo que hagan parece que se les perdona todo, y por qué?... porque nunca dan más explicaciones que las que ellos quieren y no profundizan más.
En el caso de Tom Waits me parece de lo más genial!

manel dijo...

Buena entrada. Un buen debate habría aquí. Se deben a su público, como la floklóricas, y deben abrir su vida, su casa, su obra o deben ser tal y como son y si no les gusta hablar no hacerlo. Un saludo...

Atalanta dijo...

Creo que tienen todo el derecho del mundo a mostrarse tal y como son. Ahí está su obra para juzgarla, no más. La historia del arte está llena de ejemplos. Hay que saber distinguir la persona de la obra. Adoramos a muchos cretinos e impresentables. Sin problema, no me voy a ir de cañas con ellos pero me hacen pasar muy buenos ratos.