Los discos acústicos,
grabados simplemente con guitarra y voz, tienen fama de peñazo ¿Para qué
engañarnos? Es difícil que un álbum perpetrado de manera tan desnuda funcione.
Para ello requiere una serie de habilidades especiales que básicamente se
traducen en una buena capacidad vocal y unas buenas canciones. Y pensarán…cómo
en todos los casos. Sí, pero aquí aún más. Por eso hay que destacar los que
consiguen calar, y en las últimas semanas han caído en mis manos cinco de
ellos. Texas Songwriter (Hayden
Homestead) es lo nuevo de R.L. Hayden y decir que se trata de un disco de
cantautor tejano puede parecer repetitivo, pero es lo que es. Decimoprimer
trabajo de este tipo del que el San
Antonio Current dijo que combinaba “la agilidad del country con la
narrativa de Bob Dylan”. Lo hace con canciones escritas a medias con Robert
Earl Keen o Aaron Watson y un par de versiones de Gary P. Nunn y Billy Joe
Shaver que enganchan con cada escucha. Más que notable. Otro tipo de trabajo es
Tell The Truth & Shame The Devil
(Welding Rod Records) compuesto por canciones fruto del problema cardíaco que
sacudió a Rod Picott el pasado invierno y que acabaron incluso con una delicada
cirugía de espalda. Todavía con dolores, el músico se rodeó de un sencillo
equipo de grabación para convertir la crudeza sonora en un elemento más que
complementara sus letras. Íntimo y honesto, Picott no quiso que nadie estuviera
con él en la habitación en la que grabó unos temas que ya considera los más
personales de su carrera, y que estremecen nota a nota. Al frente de The
Steepwater Band conocimos a Jeff Massey que ahora publica From the Highway to the Show (Diamond Day Records), un disco en el
que con el simple acompañamiento de su guitarra saca a relucir su faceta más bluesy y sureña. Doce temas con
revisiones de las canciones favoritas de su banda, alguna versión y un par de
temas nuevos, «Oklahoma Sunrise» y «Abandon Ship». Una más que buena manera de
esperar un nuevo trabajo de uno de nuestros grupos favoritos. Dos discos en
directo cierran este particular bloque. El primero es Horses and Stars (BlueLimeStone Publishing) de Sam Baker. Doce
temas grabados en el Imagine Event Center de Buffalo (NY) en julio del año
pasado que celebran los 15 años de la edición del primer disco de su autor, Mercy, considerado por el Texas Music Magazine uno de los 50
discos esenciales de la historia de la música tejana. “Fue algo individual,
solo yo y la guitarra, y un pequeño trozo de madera en el que taconeaba con mi
bota” dice. Y eso es lo que transmite. Intenso como la biografía de Baker,
cargada de tortuosas historias. Real como la vida misma. No es The Oak Tree and the Weed (Texas Like
That Records) el primer disco en directo de Zane Williams, favorito de un
servidor, que ya en 2003 publicaba Live.
También nos hacemos un poco de trampas, y encajamos aquí un álbum grabado en
formato trío, aunque de esencia eminentemente acústica. Un trabajo magnífico y
largo, algo poco frecuente para los discos en directo editados en este formato.
Quince canciones que muestran el por qué amamos a este tipo, uno de esos
injustos olvidados que merecerían comer en la misma mesa que muchos
considerados grandes. Lleva tres lustros haciéndonos feliz con su música y ahí
sigue, con la ilusión de un recién llegado. Inconmensurable.
Publicado en Ruta 66
Sonando: Don't Think Twice It's Alright de Jeff Massey
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