martes, febrero 16, 2016

Ian Fisher, ese pequeño hombre tras una gran voz



Este hombre de escasa estatura y gran voz, como rezan sus discos, publicaba a finales del año pasado su espléndido último disco, Nero. Original de Missouri pero residente en Berlín, Ian Fisher apuesta por un country-rock aterciopelado marcado por su magnífica capacidad vocal. No es un cantante rompedor. Fisher apuesta por la delicadeza y los melódicos giros de su voz como arma principal de sus canciones.  No en vano asegura que la nostalgia es uno de los rasgos principales de su música.  “Canciones tristes regadas con cerveza alemana, eso es lo que hago”, dice.  Leía en No Depression que Fisher tiene el talento de Jim Croce, la pluma agresiva de Billy Bragg y los cuadernos de escritura de Johnny Cash. Casi nada. Aunque lo cierto es que el disco es magnífico.

La Steel guitar de Ollie Samland y las espléndidas armonías vocales de Alexia Peniquel marcan, sin duda, buena parte del disco. Y lo hacen para bien. Fisher, por su parte, no baja el listón interpretativo en todo en ninguna de las diez canciones del trabajo. Si a eso le unimos que los temas rezuman calidad alcanzando en muchas ocasiones la excelencia, la ecucación es fácil. Estamos ante uno de los grandes discos del año que todas las listas olvidarán cuando pasen doce meses. Yo no pienso hacerlo. Seguiré perdiéndome en su bruma y dejándome llevar por esa voz. Esa voz. Esa voz.

Sonando: Almorst Darlin' de Ian Fisher


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