Pocos lanzamientos
previstos para este año despertaban en mí la ansiedad que lo hacía lo nuevo de
The Hangmen. Y es que no tener noticias de los angelinos desde 2012 es, se mire
por donde se mire, demasiado tiempo. Porque su mezcla entre punk rock y country
nos encanta. Y en este álbum nos dan una buena dosis de ello, dejando claro
desde el primer momento que la espera ha merecido la pena. Porque por algo Bryan
Small, su carismático líder, ha declarado por activa y por pasiva que mientras
componía este disco de su reproductor no salían los acetatos de Neil Young o
Tom Petty, algo que ponen en evidencia canciones como «Don’t Look Back» o
«Black Boots». Además, el cantante se ha tomado el álbum como una muestra de
resistencia a sus adicciones, parece que definitivamente superadas, y como la prueba de que “no hay ningún misterio en
hacer rock and roll. Simplemente se trata de no seguir un plan maestro ni
buscar un objetivo final, sino hacer unas canciones como te dicte el corazón y
luego interpretarlas lo mejor que puedas”. Dicho así, parece sencillo. Aunque
ponerlo en práctica luego no lo sea tanto. Al menos para algunos.
Publicado en Ruta 66
Sonando: Lookin' For Blood de The Hangmen
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