Nueva edición del Azkena
Rock Festival acabada. Creo que he estado en trece o catorce de sus dieciocho
ediciones, si no me he descontado. La verdad es que he vuelto la mar de
contento. Pocos conciertos (o ninguno) me ha defraudado, y me he llevado alguna
que otra agradable sorpresa. Ahí va mi reflexión rápida sobre la primera
jornada, y mañana seguiremos con la segunda.
The Living End. Buen estreno de festival. Hay
gente a la que no le gusta que beban de tantas fuentes: rockabilly, punk, rock
and roll clásico y hasta pop. Pero a mí me gustan mucho. Me recuerdan muchísimo
a Tiger Army, una banda que adoro. Su concierto estuvo a la altura sobradamente,
y para entrar en calor fue perfecto.
Lucero. Mientras mucha gente se marchaba a ver a Deadland Ritual,
unos cuantos optamos por Lucero. Si hay una decepción en el festival, igual son
ellos, pero tampoco. Dieron su show, pero en mi opinión equivocaron el
repertorio. Ya sé que sus últimos trabajos vienen caracterizados por los medios
tiempos y las canciones atmosféricas, pero en 45 minutos que te dan en un festi
has de ir a comerte el escenario. Bien raspado, con peros.
Stray Cats. Impresionante. Los gatitos nos dieron la razón a todos
los que hemos confiado en su regreso. Ellos sí supieron ver que la gente no
venía a ver las canciones de su último disco, sino que queríamos grandes
éxitos. Cayó alguna, claro, pero el grueso se lo llevó la nostalgia. Una
nostalgia totalmente de actualidad, porque tras un inicio disperso, que duró
dos o tres temas, se comieron el festival con patatas. Por cierto, me reafirmo
en que Slim Jim Phantom es uno de los mejores baterías de la historia del rock.
Rock this town!
Blackberry Smoke. El concierto del festival. Impecables en todo.
Qué maravilla. Stray Cats hubiera luchado por el cetro de bolo de la edición si
no fuera por ese inicio dubitativo. Blackberry Smoke no tuvieron ni un momentod
e bajón, y demostraron que no tienen rival en lo suyo con un concierto al que
no le faltó ni le sobró nada. Apoteósico.
Blind Rage & Violence. Mientras algunos soportaban el
esperpento que es hoy B-52’s, cosa que comprobé con dos canciones al principio
y una al final, yo me largué al Trashville a ver a Deke Dickerson y su proyecto
enmascarado. Un bolo in crescendo que cumplió expectativas. Notable, aunque lo
prefiero a él solo.
The Hillbilly Moon Explosion. Vi un par de temas solo, y me largué
aprovechando que la puerta quedaba cerca de su escenario. Me parece un error
colocarlos a las dos de la mañana. Es una banda que me gusta, pero creo que
estaban fuera de su ambiente y su momento. Otra vez será.
Sonando: Help
Me Stranger de The Raconteurs
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