miércoles, junio 26, 2019

Azkena Rock Festival 2019, resumiendo (segundo día)


El segundo día del Azkena, en contra de lo que yo esperaba, mantuvo el nivel del primero. Y la culpa, básicamente, la tuvo Wilco. Vamos a ello.

Tesla. De todas las bandas de hard-rock aparecidas a finales de los ochenta, Tesla siempre fueron mis favoritos. Los de Sacramento eran, y siguen siendo diferentes a todas las demás, con unas influencias que acogen el rock clásico de Creedence Clearwater Revival o el pop de los Beatles. Decían que Jeff Keith no aguantaba a la voz y nos engañaron. No va sobrado, pero llega donde tiene que llegar más que dignamente. Muy buen concierto con momentazos de lagrimilla.

Neko Case. Para ella quedó el momento “estoy más fuera de lugar que un rinoceronte en el polo norte”. Su formación no ayudaba tampoco mucho a ello. Las ocho de la tarde en un festival no es momento de ponerse intensito. Tenía ganas de verla, pero duré cuatro temas. Una lástima.

Wilco. Para muchos sorprenderá que esta se ala gran sorpresa del festival para mí, pero lo fue. Porque no esperaba nada de ellos. Nuestros últimos face to face habían sido aburridotes y me habían hecho perder el interés por su música, pero la cosa fue de nivel estratosférico. Acierto total en el repertorio y un Nels Cline que, definitivamente, no es de este planeta, robando protagonismo descaradamente a Jeff Tweedy. Una delicia.

Los Torontos. Solo pude ver tres temas, pero parece que el Trashville salió encantado del resultado, y lo que vi me gustó. Me quedé con ganas de más, aunque eso tiene fácil solución.

Morgan. Cumplieron con lo que se esperaba de ellos, al menos con los que esperábamos los que conocemos su calidad y sorprendieron a los que no. Eso sí, Nina parecía no tener su mejor día en cuanto a voz. Lo tienen todo…pero fallan en presencia escénica. Cuatro ajustes les permitiría hacerse muy grandes. El público necesita que en el escenario pasen cosas. Para ello hay que pedir a Paco que cuando haga uno de sus espléndidos solos avance al centro de la pista, o que Nina deje su protección detrás del piano en los temas que no toca, y haga lo propio. En sala eso se hace menos evidente, pero en escenarios grandes es una rémora. Detallitos, peor importantes. Qué temazo «Sargento de hierro», madre mía.

The Cult. No llegaron al nivel de su visita anterior, pero volvieron a rayar a gran altura. Parece que las diferencias entre Duffy y Astbury quedan para épocas pretéritas. Buen repertorio, buena actitud, aunque Ian se pasó la primera parte mosqueado por problemas con su monitor, y un aroma a The Doors innegable. Tengo claro que si los californianos hubieran aparecido en los noventas, serían The Cult. El sonido, mejorable delante, y excelso detrás. Como curiosidad, en el hotel subí en el ascensor con Astbury, y ante el careto que llevaba no tuve narices de pedirle una foto, tan solo le solté un “great show” cuando bajó en su planta.

Phil Anselmo. Is not my cup of tea.

Sonando: The Way It Is de Tesla

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