Sufre Daniel Romano esa
incontinencia creativa que asola a muchos genios. Nueve discos desde 2010, y
tres en 2018. Nos quejaríamos de que son demasiados, si no fuera porque el
canadiense mantiene siempre un buen nivel. Sin duda, de los tres lanzados el año
pasado, este es el mejor de todos. Y eso que el tipo nos ha engañado,
asegurándonos previamente que iba a dar una nueva vuelta de tuerca a su
carrera. Una ruptura radical respecto a Modern
Pressure (2017) que, sinceramente, no acabo de ver por ningún lado. Nueve
canciones confesionales que van del slow country con pedal steel que nos
recuerda a sus épocas pretéritas, al blues o al rock psicodélico, con la sombra
de Bob Dylan todavía presente en muchos momentos, sin que esto pueda ni deba
entenderse en absoluto como negativo. Insisto en la calificación de genio.
Probablemente está chalado pero ¿cómo no estarlo para meter en un disco un tema
tan arriesgado, tan complejo y a la vez tan excelso como “Celestial manis”?
¿Cómo puede salir de tu mente algo tan aparentemente inconexo, heterogéneo y a
la vez coherente como “Empty husk”? Solo si estás tocado por la varita de los
elegidos.
Publicado en Mondosonoro
Sonando: Empty Husk de Daniel Romano
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