Ben Vaughn me gusta
mucho. Pero mucho, mucho. Su carrera discográfica me parece magnífica, y lo que
hizo en 2014, sacando un espléndido disco de rock fronterizo como Texas Road Trip, ganarse mi corazón para
siempre. Si es que no lo había hecho ya. Por eso, cuando Ben lanza un disco le
guardo siempre un lugar en mi lista de discos del año. Aunque, esta vez y sin
que sirva de precedente, probablemente no aparezca en ella. Y no es que Ben
haya hecho un mal álbum. Es incapaz de ello. Pero uno está en una fase en la
que los discos totalmente acústicos no le acaban de entrar. Y lo dice alguien
que ha disfrutado enormemente del folk más rural, de los primeros discos de Bob
Dylan, de Phil Ochs o de Happy Traum. Por eso y tras unas escuchas lo aparcaré
en mi estantería esperando que vengan tiempos en los que me apetezca oír ese
puñado de canciones desnudas, en la tradición de los grandes folksingers, y que Ben se ha autoeditado. Insisto. Es un
buen disco. Probablemente muy bueno. Pero no es el que uno necesita ahora, y
esas cosas con la música, pasan.
Sonando: People It’s Bad de Ben Vaughn
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