En mayo de 1968, Johnny
Cash se metía en Folsom, penal de alta
seguridad de California, para grabar uno de los conciertos más emblemáticos de
la historia. Cincuenta años después, Los Tigres del Norte, uno de los grupos
fronterizos más importantes que nunca han existido hacen lo propio para
rendirle homenaje y, de paso, reflejar un cambio de paradigma. Porque tal y
como se cuenta en este documental grabado para la plataforma Netflix, casi el
50% de la población reclusa en Folsom es de origen latino y, además, se ha
abierto un ala de mujeres, aunque esta no sea de alta seguridad. Así, entre
charlas con los reclusos y reclusas, que aportan su visión de la vida y de su
estancia entre rejas, unos ajados en lo visual Tigres abordan buena parte de
sus grandes éxitos para regocijo del personal. Y apunto lo de “en lo visual”
porque, si bien es cierto que su imagen parece más pasada que pensar en
rebobinar una cinta de casete con un boli BIC,
en lo musical están impecables. Y es que siguen siendo muy buenos. Para demostrarlo canciones enormes como “Tres
veces mojado”, “Mi sangre prisionera” o “De paisano a paisano”, y como guinda
una versión de “Folsom Prison Blues” traducida con el permiso de la familia del
hombre de negro. Encima tienen el detalle de plantar el escenario delante de
Greystone Chapel, la capilla de la prisión, y otro lugar mítico de la misma.
Manteniendo las leyendas. La de Cash, y la suya propia.
Publicado en Ruta 66
Sonando: Las Vegas Night de Hootie & The Blowfish
1 comentario:
tres tristres tigres comen trigo en un trigal (o prision), esta gente esta al borde de las seguidillas manchegas, botella anis con palo y mano almirez
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