Hace tiempo que no me
detenía en esta sección. La última vez que lo hice fue en octubre de 2017.
Además, en la mayoría de ocasiones me he dedicado a destripar temas no
actuales, al menos en cuanto a su fecha de grabación. Pero es que el enganche
que he tenido a lo largo de 2018 con «Immortal Americans», tema que da título
al último disco de Austin Lucas, es de los que se recuerdan. Así que, allá
vamos.
¿Soy solo yo el que
piensa en las American Recordings de
Johnny Cash en el arranque de este tema? Lucas sobre una simple guitarra habla,
recita, con un leve deje melódico, la primera frase (“nunca fuimos fans de las
carreras de coches”). Puro Cash. Luego ya empieza a dibujar la melodía de la
estrofa, con suavidad, para acabar volviendo a recitar apenas un par de
palabras, volver a la melodía y dejar que los platos de batería nos anuncien la
llegada del resto de músicos y ese estribillo imbatible. Antes no ha situado en
una escena tan norteamericana como lo es hablar del rugido de los motores de
los coches, en lucha con el viento, y como eso desemboca en canciones
escuchadas en la infancia. Si ya la melodía dibujada es preciosa en la estrofa,
en la coda central todo se supera. Directamente es perfecta. Lucas canta de
manera espléndida, utilizando esos sha-la-las
que tanto nos recuerdan a Van Morrison y al «Mr. Jones» de los Counting Crows,
para evocar a los estadounidenses inmortales, esos de los que cantaron
canciones junto a sus padres, mientras las madres rezaban por ellos. Y también
los que, como indica la segunda estrofa, ponían la radio de niños para escuchar
a esos ídolos, después de haber pasado el día cultivando maíz o cortando piedra,
los que aprendieron las viejas melodías de sus ancestros cantando en el coro de
la iglesia los domingos. Con un
crescendo sonoro, constante. Los instrumentos cada vez son más y cada vez suenan
más rotundos para acabar construyendo lo épico de la canción. Aunque no todo es
positivo. Aquellos niños apagaron la radio y “esos himnos santos ya no eran
nuestros”. Que cada uno saque sus propias conclusiones, pero yo quiero ver ahí
una reivindicación del legado de los grandes ante toda la mierda que nos cae
musicalmente en los medios de ¿comunicación?
No seré yo quien lleve la
contraria a Austin, y seguiré escuchando a esos “immortal americans”. Aunque,
si él me lo permite, y aunque suene a sacrilegio, colocaré esta canción entre
las grandes de la historia del rock norteamericano. Como mínimo en lo que a
este siglo se refiere.
Sonando: Immortal Americans de Austin Lucas
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