Soy muy fan de Zachary
Richard. Pero mucho. Y cualquier fan del
acadiano, necesariamente ha de estar contento con este nuevo disco. Richard,
además, sigue incidiendo en la defensa de la cultura de Acadia y el idioma
francés en Louisiana. Recordemos que hablamos de un tipo con cuatro doctorados universitarios,
condecorado con el Officier de l'Ordre des Arts et Lettres de la República de
Francia, fundador de SOS Musiciens, ONG para ayudar a la comunidad de Louisiana
tras el Katrina y un sinfín de reconocimientos más. Entre ellos, ser uno de los
pocos estadounidenses en recibir la Orden de Canadá, la condecoración más
importante del país. Y es que, si nos limitáramos a resumir sus premios, no
acabaríamos. Pero es que además e sun músico espléndido.
Nada menos que 15
canciones nuevas reúne Richard en este disco cuyo título apunta, evidentemente,
al típico plato de Lousiana. Todo cabe en un trabajo magnífico porque, claro,
hay zydeco y cajun, pero también rock, blues y hasta ciertas dosis de hip hop.
Con unas letras de muchos quilates porque, como ya he apuntado en otras ocasiones,
Zach es un magnífico letrista que no rehúye temas espinosos, como por ejemplo
sucede en «Au Bal Du Bataclan», evidentemente dedicada a los atentados
terroristas de la ciudad parisina. Un álbum precioso de principio a fin, con
momentos para la expansión y también para el recogimiento. Incluso se atreve
con el castellano en el deslavazado estribillo de «La Ballade de l’Exclus». Quizá
no tenga valor que un fan de Zachary Richard diga que el disco es espléndido, pero
eso no va a evitar que lo haga.
Sonando: Catherine,
Catherine de Zachary Richard
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