Nacido en el lago Charles, en Lousiana, Mark Richard está considerado por muchos uno de los grandes escritores de la Norteamérica actual. Guionista de cine y televisión, poeta, novelista y, sobre todo, escritor de cuentos (ahí se ha llevado los máximos réditos de su carrera), en 2011 Richard se decidía a publicar una especie de autobiografía que sorprendía a todo aquel que no conocía su historia. Eso es “Casa de Oración Nº2”, ahora traducida por la siempre infalible Dirty Works.
Reúne esta obra todas las características que habitualmente protagonizan los lanzamientos de la editorial dirigida por Javier Lucini y Nacho Reig. Es americana, muy americana, pero busca en los bajos fondos del ser humano, en lo grotesco a veces, para remover los sentimientos del lector. Son unas memorias, pero por la particularidad de lo vivido por Richard a veces traspasan la línea de la novela. Narrada en diferentes tiempos verbales, con una utilización a veces sorprendente del presente en segunda persona del singular, nos transporta a esa infancia marcada por una lesión de caderas que en teoría debía haber llevado a su autor a acabar en una silla de ruedas a los treinta años, para que viajemos por hospitales cargados de niños tullidos que serán cambiados progresivamente por emisoras de radio o redacciones de revistas de diverso pelaje. Turbio y entrañable a la vez, cuesta hacerse a la idea de lo que debió pasar Richard y ahí está buena parte de su encanto. Porque tenerlo, lo tiene.
Publicado en Mondosonoro
Sonando: Rosa de Foc de BB Sin Sed
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