No les está yendo nada mal
la cosa a los Felice Brothers fuera de su grupo. Si Simone ha conseguido
labrarse una más que digna carrera en solitario tras su marcha del grupo
“familiar”, ahora es Ian el que, sin abandonar la banda, lo intenta bajo su
nombre con un resultado notable. Vaya por delante que el disco no es la alegría
de la huerta, pero es que tampoco lo pretende. Porque estamos ante un álbum de
texturas, sedoso, de folk pausado destinado a que las letras adquieran cierto
protagonismo. Belleza a raudales en “In the final reckoning”, triste hasta
compungir, “Sings fo spring” o esa maravilla que es “Will I ever reach Laredo”,
preciosa se mire por donde se mire. No gustará el disco, eso sí, a aquel que se
enfrente a él esperando encontrar algo de la panda de hermanos, porque brillan
por su ausencia los cambios de ritmo y quizá ese es uno de los peros que puede
ponerse a un trabajo que, eso sí, disfrutarán al máximo los seguidores de su
hermano Simone quien, por cierto, lo produce con una solvencia más que
contrastada.
Sonando: Will I ever reach Laredo de Ian Felice
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