En este caso,
evidentemente y por un tema de volumen, se agolpan los discos que echo de menos
en mi lista y que probablemente merecerían estar como algunos de los que
aparecen, pero vamos primero con los que he descartado conscientemente.
El disco de David Bowie
desde el primer momento que lo escuché no me dijo nada. Pero nada. El de Nick
Cave me parece aburridísimo, de principio a fin. Lo mismo me sucede con His
Golden Messenger, una banda que considero hinchada hasta la saciedad. Un
auténtico hype a la que no encuentro nada especial. Wilco flojo, David Crosby
ni fu ni fa, Scott & Charlene’s Wedding sin conexión conmigo, Teenage
Fanclub frío, Kiwanuka excesivo y clon, Lucinda Williams densa…
En cambio me apena haber
parado en 25 y haber dejado fuera a Richmond Fontaine, Parker Millsap (este era
top ten fijo), Carrie Rodríguez, Robbie Fulks, Loretta Lynn, Iggy Pop, Walter
Salas- Humara, Drones, Tiger Army, Lydia Loveless, Leonard Cohen, Ebbot Lundberg, Cantina, Del
McCoury, Bryan Estepa, Fernando, Javier Escovedo, Radio Days, The Jayhawks, Jeff
German, John Doe, Sun God Replica, Mudcrutch, Ian Siegal, William Bell, Kevin Morby,
Peter Bruntnell, Clayton Denwood, Datura4…
Y, claro está, faltan los
“tardones”. Álbumes que por haber llegado tarde a mis oídos no entraron en la
lista, no siempre por cuestiones de haber sido publicados también en la segunda
parte del año sino porque nos e puede con todo. Buen ejemplo de ello son el rock indie de Car
Seat Headrest, el garage-pop de The Mergers, el rock con efluvios sixties de
Cotton Mather, el rock americano de guitarras de Sadler Vaden o el indie folk de los inabarcables Wave Pictures. Seguramente
Dr. Dog también hubieran entrado porque su disco es notable aunque cada vez
conecto menos con ellos. Pero ya se sabe, todos no cabían, así que son todos
los que están pero…
Sonando: The
Book of Too Late Changes de Cotton Mather
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