Me recuerda y mucho a JP
Harris. Y no solo por lo físico, algo evidente al ver a un tipo joven tras esa
enorme barba a lo hípster, look que también desarrolla el bueno de Edward David
Anderson. También en su música. Porque son artistas que aunque englobados en el
Americana se han alejado conscientemente de los parámetros del género. Huyen de
conexiones con el rock de guitarras, aunque en ocasiones aparecen, y buscan
reflejarse en el espejo de lo tradicional. Algunos no han tardado en comparar a
Jinks con Justin Townes Earle o Ryan Bingham pero creo que se equivocan. El de
Fort Worth está más cerca que ellos de Hank Williams o Ernest Tubb.
Su último disco publicado
el año pasado responde al título de The
Adobe Sessions y está cargado de buenas canciones en las que, por cierto,
Jinks se moja y mucho. Por ejemplo atacando a la religión en «Cast No Stones» o
reflexionando sobre lo que nos depara la vida en «Birds». Tiempo hay, como
apuntaba, para dejar salir algún retazo de rock and roll en «Loud and Heavy»
pero ese no es el eje de su sonido. Jinks, además, se muestra como un excelente
narrador de historias, a la vieja usanza. Siendo capaz de sacudir al oyente
como hace en «David», quizá la mejor canción del álbum. Aunque la cruda «Dirt»
o la final y sencilla «Rock and Roll» no le van a la zaga.
El disco es sólido,
maduro más allá de la juventud de su autor y, sobre todo, una buena razón para
ponerlo a la cabeza de esos revitalizadores ya citados del género y a los que
podríamos unir nombres como los de Sturgill Simpson, Sam Outlaw o Daniel
Romano. Ya solo falta que, como ellos, se deje caer por aquí.
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