martes, septiembre 06, 2011

El hombre que mató a Íñigo Coppel

Recojo reseña que el gran Fernando Navarro hacía de este disco en El País:

Con su aprecio por el legado sonoro norteamericano y su estilo sencillo y eficiente, el cantante de Getxo publica su segundo álbum en solitario, donde se aprecia una destacada madurez lírica y sonora, entre el folk de autor y el rock clásico. En la línea de Quique González o José Ignacio Lapido, Coppel se erige como una voz a tener en cuenta en el disfrute de composiciones cantadas en castellano que conmueven por su sinceridad y espíritu. Se reconoce al hombre que las escribe. Desde los efusivos Madrid para cuerdos y bienhechores o Fuera de mí a los tiempos lentos Esto es lo que parece o Elvis, en todas las canciones, se disfruta de un músico con cosas que decir, algo que no siempre se encuentra.

No se me ocurre mejor manera de empezar este post que con palabras del amigo Fernando. Ojo con él que es una de las plumas más a tener en cuenta en el periodismo musical futuro, y por qué no decirlo, presente de este país.

Su crítica es acertada. El último trabajo del ex miembro de los Zodiacs acaba de caer en mis manos. Por cierto, otro más de Getxo. Como Smile, The Fakeband o Sweet Oblivion. Últimamente lo que más me interesa de la música de este país sale de ahí. Vamos con el disco en el que intervienen, por cierto, varios componentes de Los Madison.

«Madrid Para Cuerdos Y Bienhechores». Clásico tema de presentación. Cañero. Buena letras. Resultón. Buena presentación.

«Fuera De Mí». Retazos de los Zodiacs. Rock clásico que podía surgir perfectamente del Personal de Quique González.

«Esto Es Lo Que Parece». Rock acústico a lo Springsteen en Nebraska. La voz se sitúa en parámetros y giros que nos remiten a los Tahures Zurdos y a Aurora Beltrán. Otra buena letra y ya van tres. Empieza a llamarnos mucho la atención su capacidad como letrista.

«Anoche hablé con Jesús». Nos suenan esos acordes. Ese riff inicial. Es el «Personal Jesus» de Depeche vía Johnny Cash. La melodía no tiene más que ver y se construye como un blues clásico. Letra imaginativa en la línea del «Dios No Está Aquí» de los Chinaski.

«Canción para Woody Allen».Homenaje a los personajes de Allen vía «Song To Woody» de Dylan. Así el hey,hey Woody Guthrie I wrote you a song se convierte en un hey Woody, Woody Allen, te he escrito una canción. Aparece Dylan para no irse del disco.

«Nostradamus no me jodas». Inicio como «Take It Easy» de Jackson Browne para la canción más floja del disco. Sigue cantando como Dylan pero nos sobran según que expresiones en la letra. Parece más un tema de El Sobrino del Diablo. Lo bueno es que se va a recuperar con lo mejor del disco.

«Mi perdición». Vuelve a mirar al blues y a Dylan. Ramalazos de canción de bar. No desentonaría en los discos de LePunk. Simpático y sarcástico.

«Blues hablado sobre el mayor fan de Bob Dylan del mundo». A estas alturas ya sabíamos que lo era pero encima sabe reírse de ello. Un ataque a degüello a los dylanitas vistiéndose como uno sobre la música del «Talkin’ World War III blues». Referencias al Papa, al anuncio de Victoria Secret y hasta al Príncipe de Asturias.

«Tal y como ella cree». Se imaginan a Bunbury cantando a ritmo de tango con un deje más dulcer hacia el final. Pues aquí lo tienen. Preciosa letra y Gardel en la mente.

«Elvis». Homenaje al rey en su juventud, antes de ser famoso, pidiéndole que no intente hacerse una estrella porque no lo va a conseguir. Otro tributo a Dylan enmascarado.

Un buen disco en lengua castellana. Muy bueno. Producido por José Nortes. Merece la pena acercarse a él y seguir los pasos de Coppel porque apunta muy buenas maneras. Aviso.

Sonando: Elvis de Íñigo Coppel

No hay comentarios: