Hace tiempo que defiendo
la especialización en esto de la crítica musical. De hecho, Ignacio Julià aboga
por algo similar para que los escribas puedan/podamos sobrevivir desde su
recomendable artículo “El futuro ya está aquí”, disponible en el último número
de los excelentes Cuadernos Efe Eme que nuestros compañeros editan
regularmente. Vamos, que no me creo eso de que cualquiera puede escribir
cualquier cosa. Poder puede, claro, pero no sé si resulta convincente e incluso
útil. Es evidente que no hay trabas para que uno pueda explicar a los demás si
le gusta un determinado disco o si está interesado por un artista en especial,
pero creo firmemente en que para ejercer de crítico musical hay que tener
conocimiento de causa. Vamos, que hay que ir a muchos conciertos y escuchar
muchos discos de un género, porque al final la comparación y la valoración
objetiva también forman parte, como el subjetivismo, de la crítica musical.
Todo este rollo no tiene el objetivo de enemistarme con algunos compañeros que
se sentirán sin duda atacados por mis palabras (ya lo siento, pero es lo que
pienso) sino el descartar la labor de gente como Manuel López Poy. De hecho, él
me sirve de perfecto ejemplo para lo que digo. Porque el tipo es capaz de
escribir sobre Pink Floyd o Bob Dylan de manera más que correcta, profesional,
pero es cuando aborda su gran pasión, el blues, cuando consigue la matrícula de
honor.
“Todo Blues” es el último
mamotreto (palabras del propio autor) perpetrado por Manuel López Poy. Y quizá
para entender su importancia y su valor sea suficiente con contestar algunas
preguntas. ¿Aporta algo a aquellos que tenemos “Blues. La música del Delta del
Mississippi” de Ted Gioia por una biblia del género? Sí, lo hace. Básicamente
porque aquel se centra en un subgénero muy concreto dentro del blues, lo que
hace que la visión de Poy sea mucho más amplia y contemporánea. Por ello
podemos afirmar sin dudarlo que son dos textos complementarios ¿Algo a destacar
especialmente de este volumen? Pues me ha encantado el tratamiento que se le da
al blues femenino, a menudo olvidado en este tipo de libros. Capítulos como
“Pioneras del feminismo abolicionista” o “Las chicas también triunfan en
Chicago” son excelentes muestras de la importancia de las féminas en la música
del diablo ¿Algo que no encontremos en otros libros del estilo? Rotundamente
sí. Más que destacable es que la mitad de sus cuatrocientas páginas esté
dedicado al blues de fuera de Estados Unidos e Inglaterra. Evidentemente hay
tiempo para el blues en Europa, en África y en Sudamérica, pero destacan por su
propio peso el medio centenar de páginas dedicado al blues de nuestro país. Así
que por si no ha quedado claro me reitero en lo apuntado por estas respuestas:
estamos ante un volumen absolutamente imprescindible. No hay más.
Publicado en Mondosonoro
Sonando: Pequeña Irene de Mendizábal
2 comentarios:
Parece que ahora también repartes carnets de crítico musical.
Chico, háztelo mirar porque según tus propias premisas no pasas de juntaletras con ínfulas.
Adiós don nadie
de que vas orlando un respeto a lo que piense la gente
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