En abril de 2018 empecé a
escribir para Ruta 66, de manera periódica, algunos textos sobre artistas más o
menos noveles del rock de raíces norteamericano. Al final, la cosa se ha
extendido también a artistas desconocidos por estos lares, pero el espíritu es
el mismo. La sección se titula Hay un nuevo forastero en la ciudad y sigo
recuperando algunos de esos textos por aquí.
“Justo cuando parece que
la música country ha sido secuestrada para siempre y reemplazada por un nuevo
género, una cohorte de artistas hierve a fuego lento justo debajo de la
superficie. Listos para reclamar la propiedad de la verdadera música country y
Adam Fisher es uno de ellos”. Así habla la propia página web de Adam Fisher de
él. Nacido en Jacksonville, Carolina del Norte, en una familia muy musical, el
propio cantante reconoce que sus padres le decían que su amor por el country lo
haría famoso o lo enviaría a la cárcel. Porque el joven Disher adoraba todo lo
relacionado con outlaws como Waylon Jennings o David Allan Coe. No solo su
música, sino también su manera de vivir.
Unos años después, y ya
trasladado a Nashville donde traba amistad con músicos del calibre de Brent
Cobb, Fisher está abriendo conciertos para gente tan dispar como Shooter
Jennings, vástago de su ídolo, el propio Coe, o el nuevo fenómeno del rock
sureño, Blackberry Smoke. En activo desde los 13 años (ahora mismo tiene 29),
Fisher aparecía en Cotton Town (2009), su primer single editado, con un leve
tupe y una barba perfectamente afeitada. Todo lo contrario que en la
actualidad, en la que su imagen responde a la perfección con la de los viejos
outlaws que tanto admira.
Su último trabajo es The Sessions at Aura Lea que supura en
todas sus canciones ese beneplácito que el mismísimo Merle Haggard dio a su
música en 2012, cuando vio al músico en una prueba de sonido. “Mi música es
country sin disculpas”, dice, y lo cierto es que es una definición magnífica.
Puro y genuino country. Del que bebe en los grandes. En todos esos nombres
citados. Con auténticos himnos como «Slow Waltz (Honky Tonk Blues)». Un álbum
cocinado a fuego lento. Muy lento. Algunas de sus canciones tienen hasta 10
años de existencia. Poco a poco, Fisher ha ido conjuntándolas, dándoles forma
para que encajaran entre sí en un todo. Considerando estas sesiones de Aura Lee
su gran (y quizá única) oportunidad.
Seguro que el resultado hubiera gustado al viejo Mighty Hag.
Publicado en Ruta 66
(mayo 2018)
Sonando: Slow
Waltz (Honky Tonk Blues) de Adam Fisher
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