Va de batallitas. Cuando servidor decidió escribir su primera novela, pensé que era una buena idea basarme en un personaje real y, a partir de ahí, meterme en su cabeza para transmitir su forma de pensar. Lo hice con ventaja, ya que se trataba de un personaje vivo del que me habían llegado formas de pensar, actitudes o acciones que ayudaban a construir el personaje. No era una idea original. Ni fui el primero ni iba a ser el último. Noemí Sabugal, de hecho, hace lo propio con la gran Willie Mae “Big Mama” Thornton. Ella, además, corre con el inconveniente de hacerlo con un personaje desaparecido del que no se conservan muchas entrevistas ni declaraciones, cosa que, por supuesto, dificulta el proceso.
Pero es que lo borda, oigan. De principio a fin. Con su prosa ágil y adictiva, y una estructuración del texto más que original, separando a veces lo que la cantante piensa, dice o escribe, la escritora nos traslada casi físicamente (palabra) a la Europa de 1965, por la que Thornton realiza una gira junto a músicos como John Lee Hooker, Walter Horton, JB Lenoir y Buddy Guy. Disfrutamos de su relación con los músicos y de cómo enfoca la cantante las actuaciones, pero también de sus reflexiones sobre la vida, el racismo o la bebida. De hecho, me atrevería a decir que esta no es una novela sobre música, sino sobre personas. Un texto perfectamente trazado y bien hilvanado. Sin ánimo de destriparles nada, solo el párrafo en que Big Mama reflexiona sobre el no poder vivir en las estrechitas casas de Amsterdam por su volumen vale su precio en oro.
Publicado en Mondosonoro
Sonando: Mystic River de Wanderers
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