lunes, junio 05, 2017

Imelda May, con balas de fogueo



No seré yo quien diga que no está bien que los músicos evolucionen, faltaría más. Un artista debe decidir qué pasos dar en su carrera y hacia donde dirige la misma, pero creo que, en esta ocasión, Imelda May se ha equivocado. Ha sido valiente, y eso hay que reconocérselo. Ha roto con todo lo que había hecho en el pasado pero el paso ha sido demasiado irregular para saber las consecuencias de ese cambio. La bellísima Imelda, con cambio de look incluido desde hace meses, ha optado por un trabajo delicado, cargado de medios tiempos y baladas de corte jazzy que, a pesar de estar muy bien interpretadas, dejan a uno la sensación de frialdad absoluta.

Y es que ni la producción del siempre infalible T Bone Burnett salva esta vez el álbum del descalabro. Y no, no estoy pidiendo que la irlandesa se quede para siempre anclada en ese rockabilly que, por otro lado, le sentaba tan bien. Pero un cambio de este estilo requiere mayor reflexión a la hora de seleccionar unas canciones que colaboran a la sensación de monotonía, y un proceso probablemente más largo y pensado del que se ha llevado a cabo aquí. Cierto que tiene el reclamo de las colaboraciones de Jools Holand en “When It’s my time” o csobre todo Jeff Beck en “Black Tears”. Que su divorcio ha marcado, y mucho, este trabajo, inclinándolo hacia la oscuridad. Y que a pesar de todo eso contiene algún buen momento como “Should’ve been you” o la fronteriza “How bad can a good girl be”. E incluso que podemos reconocer a la anterior Imelda en “Game changer”, pero es demasiado poco.  El riesgo, en dosis más pequeñas le hubiera sentado mejor. Aprobado raspado.

Publicado en Mondosonoro

Sonando: How bad can a good girl be de Imelda May

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