Si hiciéramos una encuesta
entre los conocedores de la carrera de M Clan sobre cuál de sus discos podría
ser objeto de un estudio literario me atrevo a afirmar que alguno de sus dos
primeros elepés, el celebérrimo “Usar y tirar” o incluso el “Unplugged” que
incluía la tan recurrida ‘Carolina’ se hubieran llevado la palma. Esta obra
excelentemente hilvanada de Chema Domínguez nos muestra cuan equivocados
estaríamos todos, y me incluyo porque yo hubiera hecho lo mismo. No le cuesta
al autor demostrarnos el porqué debemos considerar “Memorias de un
espantapájaros” (Warner, 2008) el disco esencial de la carrera de un grupo
imprescindible para entender lo que se ha cocido en el rock nacional en
castellano en los últimos veinticinco años.
No faltan, claro está,
las declaraciones de gente como Fito Cabrales, Miguel Ríos o Lichis, entre
muchos otros compañeros de profesión para dar color a un discurso amable,
resultón y ciertamente adictivo. Quizá se peque en estas de algo de repetición
que no lastra en absoluto el buen resultado final. No se olvida tampoco el
autor de dar algún palito a alguno de los medios que en su opinión no
entendieron el disco y lo criticaron abiertamente, aunque esto se convierte
también en uno de los grandes puntos a destacar de la obra. Porque Domínguez no
se limita a describir, sino que opina, convirtiendo su tratado sobre las
canciones de M Clan en una gran crítica, lo que, ante la proliferación de
escritos neutros que suelen adornar algunas publicaciones, es de agradecer.
Está claro que le gusta el disco, pero lo mejor es que nos dice por qué. Se
puede estar de acuerdo o no, pero él tiene sus argumentos y los refuerza con
datos y declaraciones, entre las que adquieren especialmente relevancia las del
núcleo duro entonces de M Clan y hoy únicos miembros: Carlos Tarque y Ricardo
Ruipérez, junto a las de ese componente esencial en la sombra que es Carlos
Raya.
No negaré que me hubiera
gustado encontrarme con algunas opiniones justificadas en contra que
permitieran huir al libro de cierto carácter hagiográfico, pero es que tampoco
puedo imaginarme a alguien a quien no le guste una obra como “Memorias de un
espantapájaros” y que encime se acerque al libro de Domínguez para fustigarse.
A partir de ahí, el texto es tremendamente disfrutable desde su justificación
histórica hasta una interesantísima guía de escucha de un disco que muchos no
supieron valorar en su momento. Y además no desentona en una colección que
tiene visos de convertirse en histórica. Así que toca congratularse por vivir
una época en nuestro periodismo musical en el que se publican obras así.
Publicado en www.efeeme.com
Sonando: Roto por dentro de M-Clan
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