Calificar a Jonathan Tyler
como Americana y quedarse tan pancho no me parece de recibo. Porque si bien es
cierto que su música parte del blues y las raíces como elementos esenciales
sobre los que cimentar las canciones, en esta se perciben muchas más cosas y
algunas de ellas no muestran ni rastro de country, folk o similares. Parecía
que se iba a comer el mundo cuando fichó por Atlantic pero acabó despedido, a
lo que se sumó sus problemas con el alcohol y una denuncia por la propiedad del
nombre de su banda de acompañamiento, The Northern Lights, que acabó perdiendo
en los juzgados. Eso ha provocado que pasaran casi cinco años desde su anterior
trabajo y, sobre todo, que para que este Holy
Smokes haya optado por la autoedición. Lo mejor de todo es que ha
conseguido con él su mejor disco. Colaboraciones de lujo (Nikki Lane, Ray
Willie Hubbard…) y canciones como templos: «To love is to fly», «Honey Pie»
(¿de verdad no es una toma perdida de Sticky
Fingers?), «Going Down to the City»…Todo ello unido a la sensación de que,
ahora sí, es un artista en un evidente dulce momento. Que lo aproveche.
Reseña publicada en Ruta 66 de octubre de 2015.
Sonando: Honey Pie de Jonathan Tyler
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