La pregunta era constante.
Iban cayendo los mitos pero los tres padres del rock and roll seguían ahí ¿Cómo
se explicaba eso con la edad y sobre todo la vida que atesoraban? Jerry Lee Lewis,
Little Richard y Chuck Berry parecían inmortales (y en cierto modo lo son). Pero
el último este fin de semana nos ha sacado de esa ilusión de que no iba a morir
nunca. Ese cabronazo contrastado que era Charles Edward Anderson Berry fallecía
en su casa de Missouri y con él se moría, al menos, un cachito del rock and
roll.
Hace solo unos días
hablaba con mi buen amigo Agustí Burriel sobre Berry. Había salido en la
conversación a colación de la revisión que hacen en directo Cactus Blossoms de
su «Brown Eyed Handsome Man». No pude evitar preguntarle algo de lo que me
gusta charlar con los amantes del rock and roll clásico ¿Qué opinas de eso de
que el verdadero rey del rock and roll no era Elvis sino Chuck? Con una
sonrisa, Agustí lo tuvo claro. “Mira, el rey del rock and roll es y será Elvis,
eso es indiscutible. Pero es que Chuck es el rock and roll”. No se puede
explicar mejor. Tacaño, malcarado, maleducado….Todo eso y mucho más era Chuck.
Un tipo con el que merecía la pena no cruzarse nunca. Porque era capaz de ser
de lo más desagradable. Pero afortunadamente muchos supimos separar a la
persona del artista. Darnos cuenta de que la música del siglo XX nunca hubiera
sido igual si Chuck no hubiera existido. Esencial a todas luces. Brillante, no
solo en lo musical, sino también en lo lírico. No son pocos los que defienden a
Berry como el gran letrista del rock and roll junto a Dylan. Y no es
descabellado. Su escritura es diferente, claro. Menos críptica, pero desde su
estilo igual de brillante. Pocos son capaces de recibir elogios unánimes de
gente como el propio Dylan, The Beatles, The Rolling Stones, Bruce Springsteen,
AC/DC y un sinfín de nombres. Quizá, para eso, has de ser un genio. Como Chuck. Por eso es imposible plantearse si
el rock and roll se muere definitivamente con él. Aunque creo que la respuesta
debe ser rotundamente negativa. Porque él edificó algo firme, con unos buenos
cimientos. Algo tan intenso, impactante y rotundo que hace imposible pensar que
la llama se pueda apagar. Porque gracias a esos riffs, a esa actitud, y a esas
letras, Chuck ha garantizado que vengan otros detrás. No como él. Porque eso es
imposible, pero sí admiradores y alumnos que honoren su legado. Larga vida al
rock and roll. Larga vida a Chuck Berry.
Sonando: Dear dad de Chuck Berry
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