Últimamente soy bastante
adicto a las novelas distópicas, esas que dibujan sociedades imaginarias, ya
sean paralelas, futuras o incluso pasadas a la nuestra. Siempre me ha fascinado
la capacidad de pensar en cosas totalmente diferentes a lo que vivimos en
nuestro día a día. Pero reconozco que un libro de relatos cortos de ese tipo me
llamaba especialmente la atención. No es fácil conseguir que el lector se
traslade hacia horizontes desconocidos, que entienda realidades alejadas a lo
cotidiano, con apenas dos o tres páginas como medio. Y José Sanz lo hace. Por eso
no me parece nada desencaminada la comparación que se ha hecho en las notas de
promoción de este volumen con la serie Black
Mirror, de la que, por supuesto, me declaro ferviente admirador.
Tiene además Sanz otro
mérito añadido al citado: la absoluta libertad creativa. Le da igual introducir
en sus textos a personajes tan poco literarios como pueden ser La Veneno o el
mismísimo Chiquito de la Calzada con tal de enganchar al lector. Y eso es otro
de sus logros. El segundo.
El tercero y definitivo
es que cuando acabas de leer las apenas 230 páginas de este Sábados Piloto estás deseando
recomendarle a alguien que haga lo propio para así poder comentarlo y eso,
amigos lectores, es algo que a día de hoy, por desgracia, no sucede muy a
menudo. Chapeau para Sanz.
Publicado en Mondosonoro
Sonando: Estatua de Sal de BB sin Sed
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