lunes, abril 10, 2017

Recuperando a Izzy Stradlin

No son poco los que opinan que Jeffrey Dean Isbell era el miembro más importante de Guns n’Roses. De los originales. De los que llegaron a comerse el mundo con su apetito para la destrucción. Ni Slash ni Axl Rose. Aunque quizá, para dejar las cosas claras, sea mejor empezar a llamarlo por el nombre con el que se convirtió en un personaje básico del rock and roll de los noventa, Izzy Stradlin. Guitarrista aventajado desde muy temprana edad, Stradlin creció imitando los riffs de guitarra que oía en discos de Alice Cooper, Aerosmith o Led Zeppelin. Fue en el instituto de Lafayette donde conocería a Axl Rose, aunque no sería hasta su reencuentro posterior en Los Ángeles que decidirían crear un grupo juntos. Shire y Hollywood Rose fueron las semillas de lo que acabaría siendo Guns n’Roses.

Espléndido compositor, Izzy fue capaz de aportar al grupo canciones como “Don’t cry”, “You could be mine”, “Dust n’Bones” o “Mr Brownstone” firmándolas en solitario, aunque también coescribió grandes éxitos como la mismísima «Sweet Child O’Mine». Convertidos en una máquina de hacer dinero y una de las bandas más grandes del mundo, Guns n’Roses llevaban al extremo el rock and roll way of life, sumidos en una espiral continuas de drogas y alcohol que Izzy fue capaz de dejar a finales de 1991. Por ello empezó a viajar de forma separada al resto de sus compañeros y a alejarse progresivamente de ellos hasta que tras un concierto en Mannheim, el 26 de agosto de 1991 dejó la banda, aunque volvería puntualmente en 1993 para sustituir al lesionado Gilby Clark.

El primer semestre de 1992, Izzy Stradlin entra en los estudios Total Access, de Redondo Beach (California) para grabar las once canciones que van a formar parte de su homónimo primer disco en solitario. Temas que había compuesto en su casa de Indiana tras abandonar a Guns n’Roses. Lo hace acompañado de una banda espléndida: Jimmy Ashhrust, amigo personal, y ex componente de Broken Holmes se iba a encargar del bajo, Charlie Quintana ex Cruzados y miembro de la banda de Bob Dylan aquel mismo año haría lo propio con la batería, y la guinda la pondría uno de los ídolos de Izzy, el mítico Rick Richards, guitarrista de los imprescindibles Georgia Satellites. Juntos darían forma a los Ju Ju Hounds, complementados por dos nombres de postín como Ian McLagan a los teclados y Ronnie Wood a la guitarra. Espléndido de principio a fin, el álbum combina temas compuestos entre todos con versiones del jamaicano Frederick “Toots” Hibbert o el mismo Ronnie que cantará también en la versión de su propia “Take a Look at that Guy”. Facturando excelentes baladas como “Stone” y temas cargados de riffs poderosos como la inicial “Somebody Knockin”. Consiguiendo un sonido compacto y un disco coherente que no baja el nivel en ningún momento y gracias al cual iban a realizar una amplia gira por pequeños clubes durante los siguientes 24 meses.

 Fue solo un paso. Un pequeño gran paso. Porque Izzy Stradlin demostró que el mundo de la música no había acabado para él con su salida de los Guns n’Roses y, sobre todo, porque puso su nombre definitivamente en el mapa, antes diluido detrás de la omnipresencia de Axl y Slash. Y ¡qué narices! fue uno de los mejores discos de rock and roll de los noventa, le pese a quien le pese.

Operación Rescate publicada en www.efeeme.com

Sonando: Somebody Knockin' de Izzy Stardlin and the Ju Ju Hounds

1 comentario:

Gonzalo Aróstegui Lasarte dijo...

Un discazo que lo sigue siendo, así es.