miércoles, junio 23, 2010

Que viene Bob (y dos)

Seguimos. Mi tercera experiencia con Dylan sale de nuestras fronteras. El 30 de junio de 1993 me voy a Toulouse y lo veo empezar con una preciosa versión de «Hard Times». Al día siguiente Barcelona, la primera de las veces que lo veré en el Poble Espanyol, su lugar favorito para actuar en la ciudad condal. El bolo se engloba dentro del GREC y en él recuerdo una descarnada versión del «Series of dreams», desechada de Oh Mercy, y una rockabilly «Watching The River Flow». Van cuatro.

La quinta es en La Riviera, en Madrid, el 19 de julio de 1995. Allí estrecho la mano a Andrés Calamaro y veo a Dylan en el recinto más pequeño que lo he visto nunca. «Obviously 5 Believers» se sale. La sexta me devuelve al Poble Espanyol. Es un 24 de julio de 1995 y mientras suena «Shooting Star» el hijo de Jeff Krammer, manager de Dylan aparece bailando en un lado del escenario despertando las risas de los presentes.

Séptima. Escalarre, en el Pallars Sobirà. El primer Festival que recuerdo conocer en este país. Dylan de blanco y Michael Stipe de REM a cinco metros de mí viendo el bolo en el que se presentaban los temas de Time out Of Mind.

La octava es el concierto que Rakel y yo debimos ver juntos y no lo hicimos. Entonces sólo éramos compañeros de curro. Palau d’Esports de Barcelona. 22 de abril de 1999. Dylan asegurando no haber visto ninguna corrida de toros y Andrés Calamaro de telonero presentando Honestida Brutal. Pues eso, Honesto y Brutal. En este concierto decidí que un día haría una versión de «To Be Alone With You». Lo cumplí en el tributo que hice a Dylan hace ya un par de años con los Chinaski.

Sonando: Watching The River flow de Bob Dylan

1 comentario:

Joserra dijo...

Edu es una alegría volver a disfrutar del Abuelo...
Por cierto yo también estuve en Escalarre y fue gracioso ver que los puestos de bebida se llamaban Hendrix, Janis, Jim Morrison, etc...
Y mirar a Dylan pensando..."yo el siguiente"...para nada ...aquí le tenemos!
Fue un concierto country, soleado, especial, precioso, corto pero bueno... a destacar Forever Young de llorar.
Un abrazo