Siempre pienso cuando una
banda foránea se encuentra como teloneros a un grupo como The Excitements, cosa
que le sucedió ayer a Royal Southern Brotherhood, en la famosa anécdota de
Jerry Lee Lewis quemando su piano y diciéndole a Chuck Berry al salir del
escenario “supera eso, negro”. Ayer ese
torbellino que lidera a la banda de soul catalana llamada Koko Jean Davis podía
haber hecho lo propio con Cyril Neville y compañía. Me los imagino pensando “¿quién coño ha tenido la ocurrencia de
poner a estos delante nuestro?”. Aunque viendo su show posterior no creo
que deban preocuparse mucho.
Royal Southern
Brotherhood aparecieron en escena algo pasadas las 22:30 h. (sinceramente un
poco tarde) pero lo hicieron convencidos de su puesta en escena y, sobre todo, de
la mejoría que ofrecen en las tablasrespecto a sus discos. Porque sí. Como
esperaba, la banda es carne de escenario y no de ese sonido limpio y pulcro que
se empeñan en conseguir en sus hasta ahora tres elepés. Neville está en una
forma espléndida. Ataviado con un conjunto que solo puede quedarle bien a él,
con sus amuletos indios al cuello y un pequeño set percusivo delante del
micrófono adoptó su papel de frontman
desde el principio, aunque cediendo el protagonismo vocal en ocasiones a sus
dos guitarristas. De ellos Bart Walker demostró que aún está bastantes peldaños
por encima de un Tyronne Vaughan que, a pesar del parecido físico con su padre
Jimmie, parece acusar el peso de su apellido. Sin olvidar, tampoco, el
espléndido trabajo al bajo de un espectacular Charlie Wooton. Solo fallaron
algunos tics de jam band.
Y es que, efectivamente,
lo que vivimos ayer en el BARTS fue un espectáculo propio de una jam band
clásica, al estilo de Allman Brothers , Phish o Widespread Panic. Con lo bueno
y lo malo que eso tiene. Ya saben, entre lo primero libertad instrumental,
músicos de alto voltaje, camaradería en escena, protagonismo compartido y altas
dosis de improvisación. Entre lo segundo, algunos temas demasiado largos y,
sobre todo, solos innecesarios de bajo y batería que tenían toda la pinta de
estar destinados a dotar de aire a un incansable Cyril Neville. Nada que
desgastara la impresión de haber asistido a un muy buen concierto que deja un
sabor de boca excelente.
Sonando: Fired
Up! de Royal Southern Brotherhood
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