Cash
y Dylan. Dylan y Cash. Dos monstruos de la música norteamericana con
mucho en común y una admiración mutua que rozaba la idolatría. Hay quien
asegura que su encuentro en el Johnny Cash Show del 1 de mayo de 1969 en el Ryman
Auditorium de Nashville es uno de los momentos televisivos cumbres de la
historia de la música de raíces. Cantaron juntos ese «Girl From The North
Country» que abría también en forma de dúo entre ambos el Nashville Skyline de Dylan. La verdad es que la magia parece
hacerse visible entre ellos y aunque Johnny aseguró que se había limitado a
tocar unos cuantos acordes en Sol, el encuentro es memorable.
Pero lo de Johnny y Bob venía de lejos. No en vano
Cash siempre ha asegurado que The
Freewheelin’ , el álbum de Dylan de 1963 le dejó prendado desde la primera
vez que lo oyó e incluso llegó a declarar que sería uno de los cinco discos que
se llevaría a una isla desierta. Es pasión le llevó a iniciar una
correspondencia cruzada con Dylan que culminó cuando en 1964 se conocieron en
el Newport Festival. Pasaron juntos todo el festival y una noche, mientras
compartían habitación, alcohol y otras sustancias junto a June Carter, Ramblin
Jack Elliott o Joan Baez, Cash decidió entregarle a Dylan su guitarra Martin
como muestra de su admiración. Su amistad quedaba sellada para siempre con ese
presente.
Quizá por eso, cuando en 1964 Dylan empezó a ser
criticado por abandonar su teórico papel de redentor de la humanidad y la
política empezó a escasear en sus canciones, Johnny fue de los primeros en
salir en su defensa y en una enérgica carta al director en la revista Broadside
llegó a asegurar que lo que debían hacer los críticos era “callarse y dejarle cantar”.
Su correspondencia siguió adelante y sus homenajes
al otro en público empezaron a hacerse realidad. Cash fue el primero en versionar
a su amigo con una versión country de «It Ain’t Me Babe» tema que escogería
para el homenaje al 30 aniversario de Dylan en la música en 1992. El bardo, por
su parte, no dudó en hacer pruebas con canciones como «Big River», «Folsom
Prison Blues» o «Baltasar» en las míticas sesiones de grabación de 1967 que acabarían
convirtiéndose en The Basement Tapes.
Por no hablar de la interpretación conjunta de «I Still Miss Someone» en el
documental Eat The Document.
Por eso no es de extrañar que cuando Dylan, que se
encontraba grabando su Nashville Skyline
en Nashville entre el 13 y el 14 de febrero de 1969, se enteró de que su amigo
tenía reservado el estudio de al lado decidiera invitar a su compinche a hacer
unos temas juntos de los que salieron 23 temas que hoy se conocen como las Dylan-Cash Sessions. De allí salió la
versión de «Girl from The North Country» que se acabaría incluyendo en el disco
de Dylan, pero también versiones de Arthur Crudup, «That’s Alright Mama», Jack Clement
(«Guess Things Happen That Way»), Jimmie Rodgers («Blue Yodel») o Carl Perkins
(«Matchbox»). Y por supuesto también tuvieron tiempo para sus propios temas:
«One Too Mornings», «I Still Miss Someone», «I Walk The Line» o «Big River».
Las sesiones permanecen inéditas aunque se han realizado un montón de ediciones
piratas que las recogen tanto al completo como parcialmente. Así que no hay
excusas para no hacerse con ellas.
La admiración mutua continuó haciéndose palpable
hasta la muerte de Cash, momento en que Dylan no dudó en escribir un texto para
Rolling Stone bajo el título de Cash es el Rey. Con eso está todo dicho.
Sonando:
I Walk The Line de Bob Dylan &
Johnny Cash
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