Y para acabar con el tema de la productividad en agosto
vamos con los libros. Esos compañeros indispensables sin los cuales el mes de
vacaciones no sería igual. Tengo la suerte de haber podido leer mucho y bueno
pero, sobre todo, entretenido. Que de eso se trata. Ahí va la lista.
Bruce – Peter Ames
Carlin (536 páginas). Empezó la cosa con biografía rock, por supuesto. Más
que divertido el libro de Carlin. No se asusten porque sea una biografía
autorizada. La cosa va de repasar la carrera del boss y el hecho de que se
concentre en sus primeros años es de agradecer.
Un poco de pasión y
otros cuentos de fútbol – Ana María Moix (34 páginas). Casi un folletín
pero espléndido. Leer sobre fútbol a alguien que escribe tan bien como Ana María
Moix es un placer casi incomparable.
Relatos de lo
inesperado – Road Dahl (320 páginas). 16 relatos cortos, algunos de los
cuales fueron llevados a la pequeña pantalla por Hitchcock. Mi sorpresa
literaria del verano, sin duda.
El sueño de mi desvelo
– Antoni Daimiel (166 páginas). Al final lo disfruté. Daimiel hablando de la
NBA, aunque reconozco que esperaba mucho más.
Atrapados – Harlan Coben
(400 páginas). Infalible el señor Coben. Una vez más una historia que, como su
propio título, te atrapa hasta el final. Fan eterno de este hombre.
En total 1456 páginas, que no están nada mal, aunque esto más
allá que de una competición se trata de disfrutarlos y yo lo he logrado. Así
que podemos decir que los cinco han cumplido su misión.
Sonando: All Night Long de The Resentments
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