Llaves negras en estado de gracia

Delicatessen. No se me ocurre otra palabra para describir el nuevo disco de los Black Keys. Lo reconozco. Soy de los que pensaban que con Attack and Release, Dan Auerbach y Patrick Carney habían llegado a su cima creativa. Pensaba que nunca podrían igualar un disco tan grande. Era demasiado bueno. Luego Auerbach se saca de la manga un disco en solitario más que notable para hace unos meses publicar Blacroc, una especie de experimento en el que ponían música a diversos artistas de hip hop. Para mí, sólo aceptable.

Carney asegura que en este disco, él y Auerbach se han dejado ir. No se han puesto restricciones y que eso hace que sea el disco que más se acerca a lo que ellos entienden como sonido Black Keys. Pues qué bien. Porque en este disco hay mucho groove, mucho blues, mucho soul, mucho garaje…y me gusta, me gusta, me gusta….Los Keys han evolucionado de un blues oscuro y pantanoso en sus primeros discos a algo con mucha más luz pero sin perder la esencia, claro está. Aquí suenan ecos de Howlin Wolf o Screamin Jay Hawkins, de Flat Duo Jets o T-Model Ford, pero también de Isaac Hayes, de Al Green o de Marvin Gaye. Eso sí, recuerden, son blancos. Y eso lo hace todo más grande porque demuestra que es posible hacer música grande sin importar el color de la piel. Tanto en un sentido como en el otro. 15 temazos y punto.

Brothers, así se llama este nuevo disco de nuestras llaves negras. Está grabado en los Muscle Shoals Sound Studios y suena increíble. Se publica el 18 de mayo a cargo de Nonesuch y piensan presentarlo con un concierto en el Central Park de Nueva York el 27 de julio. Quién pudiera…

Sonando: Next Girl de The Black Keys