Hablando de Dylan...

Mientras Chinas prohíbe a papá Bob la entrada en el país con lo cual ha tenido que cancelar los conciertos que tenía previsto hacer allí, el hijísimo Jakob se saca de la manga un disco de los que quitan el hipo. Hace un par de blogs me atrevía a hacer una arriesgada afirmación sobre papá y su capacidad para hacer temas porpios. Reconozco que buscaba más la polémica que otra cosa. Llámenme perverso. Uno es así. Los discos de Bobby me siguen interesando como al que más. Sigo estando orgulloso de tenerlos todos en tres formatos (casette, vinilo y CD) ¿loco yo? Tampoco puedo evitar enseñar mi colección de libros sobre el poeta ni mi versión del Crónicas leído por Sean Penn en ¡cuatro cintas de casette! a todo el que se atreve a pasar por mi guarida. Uno es dylanita hasta la medula oigan ¿Qué se le va a hacer? Creo que la primera entrada del concierto de Barcelona la compré yo de plomo que me puse con la gente de Ticketmaster. Por eso me indignan algunas cosas que hace el de Duluth pero es lo que hay.

Eso sí, ahora voy a soltar otra afirmación de esas que hacen época. Me gusta más el último disco de Jakob que el de Bob ¿Es grave doctor? Y eso que el Together Through Life apuntaba maneras con mi ídolo David Hidalgo por ahí y un bandón de aupa. De hecho me gusta mucho. Pero empiezo a estar cansado de refritos y canciones que Dylan se apunta como propias y no lo son. No lo puedo evitar. De ahí mi afirmación del otro día. Con lo fácil que hubiera sido y lo que todos hubiéramos aplaudido si Dylan dice que va a sacar un par de discos de versiones y pone en chiquitito nombres como los de Muddy Waters, Willie Dixon, Howlin Wolf, etc, etc. Todos hubiéramos seguido diciendo que era un genio, pero prefirió no hacerlo y a mí me cabrea. Aunque no volveré sobre el tema que me estoy poniendo pesado.

El objetivo del post de hoy es hablar del discazo de Jakob. Quien no lo quiera ver tiene un problema pero este tipo se ha sacado un álbum de la manga de los que hacen época. Producido por T-Bone Burnett y con la espectacular guitarra de Marc Ribot dominando todo el disco. Sí, sí, Marc Ribot, el compañero inseparable de Tom Waits. Recordemos que Burnett ya fue el productor del Bringing Down The Horse de los Wallflowers, un disco que si no fuera porque estaba firmado por el hijo de Bob Dylan hoy se miraría como uno de los mejores discos de rock americano de los 90. Pero el nombre pesaba y pesa. Por eso este disco también será analizado con lupa. Neko Case y Kelly Hogan bordan sus intervenciones y Dylan está compositivamente mucho más inspirado que en su disco anterior. Aunque eso no ha evitado que la crítica haya empezado a decir que la estrella real de este disco es Burnett. Pues vale, yo lo disfrutaré igualmente. Y si me permitís un consejo, probadlo vosotros también.

Sonando: Lend a hand de Jakob Dylan