El tiempo está de mi parte

Una de las preguntas que más suelen hacerme es como tengo tiempo de oír tanta música. Les contaré un secreto, primero porque en el trabajo puedo tener de vez en cuando unos cascos puestos y pincharme algún disco. Sin esconderme, es decir, que tengo permiso para hacerlo mientras sigo currando. Y ahora les contaré otro secreto. Ganas y prioridades. Como todo en la vida. Yo priorizo oír música a ver televisión, por ejemplo. Cada día suelo escuchar como mínimo cuatro o cinco discos. Eso los días que menos. Es fácil de entender. Me levanto y mientras enfilo el camino del autobús y lo cojo suelo oír uno y a veces empiezo otro. Durante la mañana, si no tengo muchas llamadas, cae uno o dos más. Me sabe mal estar todo el día con los cascos puestos y por eso no oigo más. Por la tarde, otro seguro y uno más volviendo de trabajar. De acuerdo, los discos que escucho en el trabajo no me sirven para ser analizados porque no estoy concentrado en ellos peor sí me sirven para descartar o para encontrar detalles. De golpe, estás metido en una hoja Excel y piensas “joder, qué guapo este riff de guitarra” y ya sabes que has de volver a ese disco en breve para prestarle la atención que se merece. O lo contrario, discos que pasan por tus orejas y no te llegan al oído, si me permiten la licencia. Esos también e ganan otra escucha pero para decidir si pasan directamente a la lista de olvidados definitivos. El tiempo, como todo, es relativo aunque existe, claro. Y más para un estresado de nacimiento como yo. Esa es la respuesta a que casi cada día pueda haber en este blog alguna entrada relativa a algún disco. No hay más.

Sonando: Time is on my side de Irma Thomas