Cuando un amigo recibe un premio tienes que estar, a la
fuerza, contento y orgulloso de ello. Incluso de manera poco altruista. Es esa
sensación de “míralo, es el mejor y es
colega mío”. La naturaleza humana hace que también tengamos ese punto de
egoísmo en esas situaciones, pero es ésta una codicia positiva porque el transfondo
es el que es. Además, si encima el premio es merecido, ya es el colmo. Porque
al “míralo, es el mejor y es colega mío”
se le suma el “y tu también lo sabes”.
Esas sensaciones son las que tuve el sábado cuando conocí el fallo del premio
de novela negra de Valencia. Carlos Zanón, mi amigo Zanón, se llevaba el galardón.
Un premio además que otorgaban los lectores. Más de 3000 votos convirtieron a No Llames A Casa en la victoriosa.
Poeta, novelista, guionista, articulista y crítico literario.
Esos son los epítetos que los diarios otorgan a Carlos cuando se hace público
el resultado del certamen. Y yo no puedo sino pensar en que se han dejado uno:
músico. O quizá dos, porque melómano tampoco le iría nada mal. Porque sí, Zanón
tuvo un grupo hace ya bastante tiempo y a punto estuvimos de hacerlo cantar
hace menos de un mes en una lectura de sus poemas. Además anda metido en hacer
un disco con un tal Chinaski ¿les suena? (mi egocentrismo ya se está aprovechando
de nuevo de su premio para hablar de mí). Pero es que además, él es un
enamorado de la música. Por algo se encargó de coordinar ese Berlín, Capital Alaska, libro de relatos
basados en las canciones del Berlín de Lou Reed. También escribió la primera biografía existente del gran Willy DeVille. Y por algo también me envía mensajes
para decirme que flipa cuando le recomiendo los últimos discos de Bill Fay o
Avett Brothers. Y encima, uno de sus favoritos es alguien tan poco conocido en
Europa como el australiano Paul Kelly, al que conoció gracias a un artículo de Álex
Fernández de Castro en el número 75 de Ruta 66. Así que creo que mi afirmación
está más que justificada, por lo que toca brindar por Carlos y por su premio
mientras suena alguna canción. «From Little Things Big Things Grow» no es mala elección, de Paul Kelly, claro.
Sonando: From Little Things Big Things Grow de
Paul Kelly
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