Que viene Bob (y uno)

Ya está aquí. Ha llegado. Mr. Bob Dylan, el más grande, está en España. Haciendo recuento porque nunca lo había hecho, aunque no lo podáis creer, descubro que esta va a ser mi decimotercera vez. Pensaba que era una menos, pero no. Sólo he tenido que pensarlo y las he recordado todas. Muchas fechas. Muchas cosas.

La primera vez que vi a Dylan fue en el Palau d’Esports el 16 de junio de 1989. Yo tenía 14 años. Unos amigos de mis padres amantes del rock (mis padres no lo eran) me pidieron el favor de que fuera a comprarles unas entradas para el concierto de U2 en Barcelona. Servidor se chupó una cola de aúpa y les consiguió las entradas y ellos me propusieron un “change”. La pregunta "¿qué quieres por habernos hecho el favor?" retumbaba en mi cabeza. Primero me pedí una edición en vinilo del propio Rattle & Hum pero luego cambié de idea. Había oído que un tal Bob Dylan venía a Barcelona dentro de poco y ningún amante del rock debía perdérselo. O eso era lo que decía La Vanguardia. Así que solté un “que me acompañéis al concierto de Bob Dylan”. Debieron alucinar pero uno de ellos lo hizo. Y allí estaba yo, después de que me pagaran una entrada de 3000 pesetas alucinando con aquel hombrecillo vestido de negro que tocaba una guitarra mientras cantaba con una voz tremendamente embrujadora que muchos decían que era fea. Mi conversión era un hecho. Esto me hace pensar que hace 21 años que soy fan de Bob Dylan. Casi nada.

El segundo fue lejos. Festival Leyendas de la Guitarra en Sevilla, la tierra de mi madre. 17 de octubre de 1991. Aprovecho la escapada para ver a la family y con casi 17 años me planto en el macro Festival del momento para ver a un Bob Dylan que la prensa se carga pero que a mí me vuelve a fascinar. Hace una versión de «Across the borderline» de John Hiatt que casi nadie conoce. El colmo es que para el final del bolo se sube Keith Richards y se marcan un «Shake, Ratlle & Roll» que yo sólo había oído en la voz de mi querido Elvis. Por culpa de ese concierto indago para saber de donde viene esa canción y descubro un universo nuevo. Otra cosa que me hace conocer ese concierto es un tal Roger McGuinn que acompaña también a los presentes. The Byrds pasaron a formar parte de mi imaginario personal. Ese mismo año o al siguiente, no lo recuerdo bien, José Ramón Pardo dedica 24 horas en M80 a Bob Dylan. Cada media hora un disco comentado. Las grabo ¡enteras! en cintas de cassette. La conversión está completada.

Sonando: «Across The Borderline» de John Hiatt en la voz de Bob Dylan