Hace unos días hablaba del excelente libro de Xavier Valiño dedicado a la censura en tiempos franquistas, por cierto, con apartados dedicados a la radio. Cuando eso parecía superado, los hechos parecen indicarnos lo contrario. Carne Cruda, uno de los programas con más personalidad de la parrilla, dirigido y presentado por Javier Gallego, recibía hace unos días las noticias de un final inminente. Sin ni siquiera dejar que se despidiera de los oyentes, porque todo sucedió en pleno mes de agosto cuando el programa era grabado. Como firme defensor de la radio y de la libertad de expresión me veo obligado a denunciar este tipo de cosas, muestro mi total apoyo a Javier y doy publicidad a la carta en la que él mismo transmite su opinión. Todos crudos.
Queridérrimos oyentes,
Lamento
muchísimo tener que comunicaros que la nueva dirección de Radio 3 y de
RNE me acaba de despedir y ha levantado el programa "Carne Cruda" de su
parrilla de emisión. Se cumplen desgraciadamente los temores que muchos
me habíais manifestado y que yo había desestimado pues creí en la
palabra del recién nombrado director de la emisora, Tomás Fernando
Flores, que aseguró hace un mes que el programa continuaría la próxima
temporada. A la manera del presidente del Gobierno, el nuevo responsable
de Radio 3 responde lamentablemente al dicho "Donde dijo digo, digo
Diego" aunque en su caso sería más apropiado decir "Donde dije digo,
digo Tomás Fernando". Así, cuando fue nombrado director se comprometió
conmigo a mantenerme en antena y a solo dos días de terminar el curso (y
con todas las programaciones de radio cerradas, por cierto), me echa
sin darme ni siquiera la oportunidad de despedirme en antena de
vosotros, pues los programas de final del verano son grabados. Por eso
lo hago desde aquí. Me pueden quitar el micrófono pero no la palabra. Y
mucho menos, quienes no cumplen la suya.
La nueva
dirección de la emisora, formada por Tomás Fernando y su segundo, Benito
Pinilla, ha alegado motivos económicos para justificar mi cese y la
retirada del programa. Por esa misma razón, hace un mes acepté una
rebaja del 20% de mi sueldo y de la retribución del resto de
colaboradores del programa, condición que hemos tenido que asumir todos
los trabajadores externos de la casa para continuar en antena. Se supone
que así cuadrábamos el exiguo presupuesto de la emisora. Pero ahora el
equipo directivo dice haber encontrado inesperadamente un nuevo agujero
presupuestario mayor del que creía y culpa a la anterior dirección de no
haberle dejado las cuentas a su disposición. Solo le faltó a Tomás
Fernando decirme que la culpa es de la "herencia recibida", por utilizar
la terminología oficial del partido. La culpa es de la herencia y el
culpable es Carne Cruda, por lo visto, pues es el único programa diario
que va a ser suprimido de la parrilla, a pesar de haber doblado la
"audiencia recibida" y de ser el espacio más seguido en Facebook de todo
Radio Nacional. Pero no nos echaremos flores nosotros. Para echarnos ya
esta Flores. Sí, nos ha echado Flores. Pero llenas de espinas.
Dice que nos echa porque el programa sale muy caro. No tengo ningún
problema en publicar mi sueldo de autónomo, sin pagas extras ni derecho a
vacaciones. Cobro alrededor de 1.400 euros mensuales limpios después de
pagar Seguridad Social, IRPF, el impuesto de sociedades y el resto de
gastos de la empresa que tuve que constituir por exigencia de Radio
Nacional, que trata así de evitar una relación directa con la persona
física. Muchos de los colaboradores contribuyen desinteresadamente al
programa y tres cobran una cantidad simbólica de 50 euros por
colaboración después de haber trabajado gratis las dos primeras
temporadas. El resto del equipo son contratados de RNE cuyos contratos
siguen vigentes. Además, tras la noticia del despido, yo he ofrecido a
Tomás Fernando Flores la posibilidad de negociar, lo que a él no parece
habérsele ocurrido como solución. Me ha prometido consultarlo y
llamarme. No lo ha hecho. No he vuelto a tener noticias suyas. Ni las
puedo esperar de quien ya ha demostrado que no cumple lo que promete.
Por todas estas razones y por la forma poco verosímil en que me
justificó su decisión, no pude creer a Tomás Fernando cuando se apresuró
a decirme al cesarme que no era por motivos políticos, aunque yo ni
siquiera los había sugerido. 'Excusatio non petita, acusatio manifesta'
que decían los latinos, es decir, dime de qué te excusas y te diré de
qué te acuso. Yo acuso a la nueva dirección de Radio 3 de haberme
engañado dos veces: cuando me dijo que seguiría y cuando me dice que no
hay motivos ideológicos para que no continúe. Fui un ingenuo al creerle
la primera vez. No seré tan idiota de creerle una segunda.
Su discurso y maneras se parecen tanto a las del actual Gobierno que
cualquiera diría que el Gobierno está detrás. No voy a ser tan mal
pensado. No está detrás. Está delante porque ni siquiera se molesta en
ocultarlo. No han ocultado que les estorbaban periodistas que pueden
ponerles en tela de juicio, como Ana Pastor, Toni Garrido o Juan Ramón
Lucas, a los que han despedido cuando mas éxito tenían sus respectivos
programas. Para ellos, mi respeto y admiración porque han caído por una
causa digna y que los periodistas debemos dignificar: hacer periodismo.
Lo dije cuando el Gobierno decidió tomar el control de la radio
televisión pública gracias a su mayoria absoluta: veenceréis pero no convenceréis,
como afirmó Unamuno. Hoy pienso que me equivoqué: ni vencen ni
convencen. Convence el que tiene razones y ellos han demostrado que solo
saben responder a los argumentos del contrario con la fuerza. Y no
vencen porque cada decisión que toman les hace perder el escaso crédito
que tienen entre gran parte de la ciudadanía, incluidos algunos de sus
votantes.
Yo sí que siento que he ganado muchísimo en
estos tres años fabulosos de radio. He ganado a la audiencia más viva,
inquieta, exigente, combativa y bulliciosa que un programa puede desear,
incluidos algunos críticos feroces que siempre conviene tener para la
sana confrontación de opiniones. He ganado la posibilidad de hacer radio
en libertad y el privilegio de compartirlo con un equipo esforzado y
talentoso que se ha dejado la piel en las ondas. Ha sido un placer
inconmensurable y un privilegio compartir con ellos y con vosotros
tantas experiencias radiofónicas y periodísticas estimulantes y
emotivas, tantas horas de discusión, ideas, lucha, indignación y
pensamiento crítico. Ha sido una satisfacción aprender de los muchos
errores y tener la oportunidad de enmendarlos y tratar de mejorarnos a
cada paso. Os doy mi palabra de que lo hemos hecho lo mejor que hemos
sabido. A los que dirán que tengo lo que me merezco, solo puedo darles
la razón. De hecho, este programa y su audiencia es mucho mas de lo que
esperaba como recompensa. Por eso sigo contento en este momento triste.
Puede que me hayan quitado el programa y el trabajo pero ya no me pueden
quitar lo radiado.
Sé que solo soy uno de tantos que
pierde su empleo en estos días amargos. Sé que solo soy uno de tantos
periodistas que pierde su trabajo en este país precario. Y sé que Radio 3
seguirá siendo una grandísima emisora sin el programa pues cuenta con
una plantilla con mucho talento que hace un enorme trabajo con muy pocos
medios. Lo que quiero decir es que yo soy uno más. Pero aparte de mi
pena personal y de la que sentiréis muchos por la pérdida de Carne
Cruda, creo que hay algo más importante que todos tenemos que defender.
Parafraseando mi adorada película "Amanece que no es poco", todos somos
contingentes pero la radiotelevisión pública es necesaria. Es necesario
un medio de comunicación público, independiente y crítico que sirva a
los ciudadanos para controlar a este Poder. Y es más necesario que nunca
cuando el Poder trata de gobernar a golpe de decreto y tijeretazo, sin
control por parte del ciudadano y tratando de controlar hasta los
pensamientos que éste tiene. Hay compañeros en Radio Nacional que tratan
de salvaguardar su dignidad profesional y un periodismo decente en
estos tiempos oscuros de purgas, censuras y consignas informativas que
ya se están imponiendo en Radio Nacional. Les deseo suerte, fuerza y,
sobre todo, valor. Valor es lo que más necesitamos en estos tiempos.
Yo creo haber luchado por la radio pública desde dentro. Ahora me toca
hacerlo desde fuera. Cuento con vosotros. Que la radio nos acompañe.
Sonando: Kill the DJ de Green Day
2 comentarios:
Eso pasa por ser un ente público.
La radio debería ser un espacio de libertad...TODOS CRUDOS!!!
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